FLORES, María Teresa (Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 4/01/1890 – Maipú, Santiago, Región Metropolitana, Chile, 1952).
Militante del Partido Obrero Socialista (luego Partido Comunista de Chile), fundadora del Centro Feminista Anticlerical “Belén de Sárraga” en Iquique, impulsora de los consejos femeninos de la Federación Obrera de Chile (FOCH); primera mujer que ocupara un cargo en la Junta Ejecutiva Federal de la FOCH. Gran oradora y organizadora obrera.
Aún no se ha elaborado una biografía acabada de María Teresa Flores, como sucde con tantas otras militantes. No dejó muchos artículos de prensa, pero disponemos de testimonios de su militancia en las huestes obreras, tanto en el norte chileno como en las ciudades de Santiago, Valparaíso y Punta Arenas.
Nació en Iquique un 4 de enero de 1890 a las 8 de la mañana en la residencia de la calle Vivar # 235. Su madre, María Flores y López, de 27 años, costurera, y que “no sabe firmar”, la inscribió al registro civil un 15 de febrero, asistiendo sólo ella, ya que el padre no se hizo presente. Nada se sabe de su infancia ni de su educación. En 1909, en plena juventud, conoció a Luis Emilio Recabarren (1876-1924) cuando éste se instaló en Iquique.
Una carta aparecida con posterioridad en el periódico El Despertar de los Trabajadores dedicada por Recabarren «A María Teresa” en momentos en que se encontraba cumpliendo su pena en la cárcel de Los Andes así parece confirmarlo: “Vengo, por el mundo, errante sin encontrar una mano amiga que me acompañe en la soledad de vida”, precisando: “yo necesito una compañera que comparta conmigo los pensamientos y los sentimientos” (El Despertar de los Trabajadores, Iquique, 30 de abril de 1912; Julio Pinto, p. 111).
Sin embargo, en la gira de propaganda al sur del país, realizada por este luchador a la salida de su prisión, aún era acompañado por su esposa Guadalupe del Canto, cuestión que hace señalar al historiador Julio Pinto que dicho matrimonio se mantenía al menos formalmente vigente. Años después, en 1914, cuando ya se había concretado la salida de Recabarren del Partido Demócrata (PD), su ex compañero Eduardo Gentoso le reprochaba haber dejado abandonados en Santiago a su legítima esposa e hijo por “hacer vida marital en el norte con una mujer, que según afirman personas que la conocen, es dudosa de moralidad” (El Proletario, Tocopilla, 28 de julio de 1914, citado por Julio Pinto, p. 112).
Lo cierto es que ya para 1911 — tras la refundación de la agrupación demócrata en Iquique por Luis E. Recabarren y la edición del periódico El Grito Popular— , vemos a Teresa Flores apoyando sus actividades de propaganda, trabajando denodadamente al lado del luchador. Así Elías Lafertte Gaviño (1886-1961), que compartió vivienda con la pareja desde comienzos de 1912, señalaría en sus memorias que Teresa Flores era por entonces “la
verdadera mujer de un líder proletario, que no solo lo acompaña como tal, sino también en las actividades políticas”. Además, destacaba el futuro parlamentario comunista, que Luis Emilio había estado casado en el sur pero se había divorciado de su esposa (Vida de un
comunista, pp. 82-83).
En los hechos, la pareja estaba constituida, aunando sus esfuerzos tanto en la vida privada como pública. La unión se tradujo en matrimonio en 1914. Como señala el historiador Julio Pinto, “las largas ausencias de Recabarren (Tocopilla, Buenos Aires, Europa), por no mencionar sus reiteradas permanencias en la cárcel, deben haber hecho mella en una relación de índole más convencional”, que en el fondo era la que se presentaba con su esposa Guadalupe del Canto. Con Teresa Flores la situación era distinta, pues ésta aparecía “desde un principio vinculada a la militancia, participando en organizaciones y conferencias y constituyéndose en un muy bienvenido puente hacia ese mundo femenino que Recabarren se mostraba tan empecinado en conquistar para la causa” (Julio Pinto, p. 112).
Hacia 1911, con apenas 21 años, Teresa Flores hacía sus primeras incursiones como conferencista. Así, en el marco de las “Conferencias populares” organizadas por el periódico obrero Grito Popular se presentaba en la Oficina San Lorenzo. En una sala repleta de público trabajador, luego de hablar Recabarren explicando el programa de la democracia-socialista, fue presentada al auditorio:
“había entre todo verdadero interés por oír la conferencia de una joven que por primera vez se iniciaba a la vida de la propaganda. Su conferencia sobre el tema, ‘El deber de las mujeres en la democracia socialista’ fue leída muy correctamente produciendo verdadero agrado i entusiasmo. Al terminar su conferencia la compañera María Teresa Flores fue muy aplaudida por el auditorio. Toda la concurrencia se mostró agradablemente agradecida de esta jornada educativa y quedó esperando que conferencias de esta clase se repitan a menudo”.
El Grito Popular, Iquique, 3 de mayo de 1911.
En otra conferencia brindada semanas después en la Oficina Argentina, Teresa Flores
“descorrió el denso velo que oculta a la mayoría de las mujeres esclavas que habitan en la Pampa de Tarapacá; señaló el camino que las puede conducir a una vida más feliz i desahogada, ayudando a su esclavo compañero a luchar juntos en esta azarosa vida de sacrificios y dándole valor con sus palabras para no desmayar hasta alcanzar juntos el justo premio a sus desvelos esperando la redención social del proletariado”. En palabras sencillas pero llenas de contenido señaló a las mujeres: ‘si somos como hasta hoy lo somos, doblemente esclavas, también lo serán nuestros hijos’.
El Grito Popular, Iquique, 3 de mayo de 1911.
“Hermosas frases que revelan hasta donde llega el espíritu de energía y voluntad de que está animada nuestra compañera para arrancar a sus hermanas de miseria de la inercia con que soportan el yugo de la bárbara esclavitud” diría José Zuzulich, socialista de aquella oficina.
“Deseamos a la compañera María Teresa Flores feliz victoria en su propaganda y que pronto encuentre cooperadora que la ayuden en la ingrata tarea en que se inicia”.
Hacia 1912 participa en la fundación del Partido Obrero Socialista (POS), siendo la única mujer, junto a la joven Rebeca Barnes (14 años) que ya se destacaba como oradora en las huestes obreras iquiqueñas. Colaboró además en el periódico El Despertar de los Trabajadores y se convirtió en pilar fundamental para la organización del Centro de Estudios Sociales “Arte y Revolución”, el que contaba además con un Cuadro Dramático.
Posteriormente, ante la llegada a Iquique en 1913 de la propagandista librepensadora española Belén de Sárraga (1874-1971), la figura de Teresa Flores cobró mayor importancia al convertirse en una de las fundadoras del Centro Anticlerical “Belén de Sárraga” en Iquique. Este espacio fue organizado por Teresa Flores a semejanza de su par antofagastino. Así, la propagandista socialista enviaba por entonces una carta pública al redactor de El Despertar de los Trabajadores:
“Permítame que desde las columnas de nuestro periódico haga saber a las lectoras de Iquique que en el vecino puerto de Antofagasta se ha organizado el viernes último un centro de mujeres libre-pensadoras, que tomó por nombre ‘Belén de Sárraga’, un recuerdo y homenaje a la valiente mujer que, por predicar la liberación de la conciencia, ha recibido el grosero y abyecto ataque del clero (…)
“Invito a mis amigas y compañeras de ideas a organizar aquí en Iquique un centro análogo al de Antofagasta (…)
(El Despertar de los Trabajadores, Iquique, 10 de abril de 1913).
“Me permito invitar a las mujeres de todas las edades que quieran adherirse a esta idea que concurran a nuestro local para firmar un acta de adhesión a esta obra, a fin de realizar una reunión en cuanto haya unas veinte o más firmas.
“Agradeciendo la cooperación que El Despertar nos preste, saluda a Ud.
“Teresa Flores”.
El llamado surgió efecto inmediato y el 17 de abril de 1913 nació el Centro Femenino Anticlerical y de Libre Pensamiento “Belén de Sárraga”. Su declaración de principios destacaba el anticlericalismo y la propagación del librepensamiento. Como objetivos doctrinarios tenían la liberación de la mujer de cualquier tipo de opresión, fuera esta principalmente religiosa o masculina, como asimismo inculcarle la toma de conciencia sobre su responsabilidad social. Poco después se formó una seccional en la Oficina Lagunas, llamado “Centro Femenino de Lagunas”, y luego en Negreiros apenas un mes después de su visita se fundaba el “Centro de Librepensadoras de la Pampa” (El Bonete, Iquique, 20 de abril 1913).
Ya para 1915 muchas mujeres participaban activamente en los centros feministas, quedando atrás aquellos tiempos en que se repetían los nombres de Teresa Flores o Rebeca Barnes. Nombres como los de Clarisa Riveros, Luisa de Salas, Carmen Roja, Ana Jiménez, Elvira Sanhueza, Teresa Véliz, Juana A. de Guzmán, Nieves P. de Alcalde, María Castro, Adela de Lafertte, Ilia Gaete, Aida Osorio (1898-1967), Pabla R. de Aceituno, Margarita Zamora y Luisa Zavala se destacaban no sólo en la tribuna, sino en las representaciones de los cuadros dramáticos. A esta lista habría que agregar a Margarita Sanhueza, afiliada al POS, fallecida como Rebeca Barnes a temprana edad (El Socialista, Valparaíso, 4 de septiembre de 1915).
A través de estos centros, Teresa se convirtió en una activa socialista-feminista, viajando a distintas ciudades del país junto a Recabarren, realizando importante labor en el ámbito de la liberación de la mujer. Prueba de ello, su llegada a Valparaíso hacia 1915 y la acción educativa y propagandística desplegada entre las mujeres de Valparaíso y Viña por esos años. El periódico El Socialista de Punta Arenas bajo el título de “La educación socialista en Valparaíso y Viña del Mar” destacaba que
“Patrocinado por los socialistas de estas dos ciudades se ha iniciado ya un curso de conferencias a cargo de los compañeros Luis E. Recabarren y Teresa Flores, destinado a explicar la doctrina socialista y sus medios de acción que serán presentados en unas 8 a 10 conferencias que serán realizados una vez por semana en Viña del Mar y dos veces por semana en Valparaíso en dos barrios diferentes”.
El Socialista, Punta Arenas, 20 de mayo de 1915.
Desde un comienzo fue muy intenso el trabajo de las mujeres socialistas organizando conferencias en las afueras de las fábricas, destacándose en la tribuna Teresa Flores, Ana Gutiérrez, Esther Villablanca y Tránsito Meneses de Castro. Por esta vía, hacia 1915 organizaron la Unión de Elaboradores de Tabacos de Ambos Sexos, con carácter de sociedad de resistencia, posteriormente un centro de estudios llamado “Amor por el Arte” y un grupo teatral.
Importante cometido comenzaría a realizar entonces la activista tabacalera Laura Urbina, quien no sólo se constituyó como una de las líderes de su organización, sino en una vibrante oradora, ya bien identificada en los informes policiales. Con el tiempo los socialistas lograron reunir buen núcleo de interesantes luchadoras en la zona, destacándose nombres como los de Julia Carvajal, Blanca Flores (hija de Carlos Flores Ugarte), Demófila Leiva (hija del luchador socialista Manuel Leiva), Ana Restelli (hija del militante Guillermo Restelli), Celinda Moreno y Arinda Moreno, Julia Mansilla, Victoria Sánchez, Celinda Valenzuela (Manuel Lagos Mieres, Feminismo Obrero en Chile, p. 187).
Teresa Flores se convirtió en una propagandista clave para captar a las mujeres del puerto, muchas de ellas reunidas por entonces en los centros El Despertar de Mujer (Valparaíso y Viña del Mar), apoyados por la Federación Obrera de la Región Chilena (FORCH). En estos espacios destacaban mujeres como: María Stuardo, Laura Urbina, Mercedes Olivares, Teresa Moya, Laura Bernal (irrespetuosa agitadora), Elisa Tobar, María Ramírez de Carreño, Marta Fuentes de Cisterna, Lucila Aravena de Vergara, Amalia Tapia de Ibarra, Margarita Arancibia de Arce, María R. Sotomayor, María P. Barrera, María Luisa Bruna, Beatriz Delgadillo, Celia Latorre de Berrios, Virginia Figueroa, Carmen Gutiérrez de Encina y Carmen Serrano González (1898-1981).
Hacia 1916 Teresa Flores llamó a las mujeres a adherirse a las manifestaciones del 1° de Mayo, señalando que estas últimas exigían, con justo derecho, la necesidad de participar de los beneficios que conquiste la acción proletaria. Sin embargo, advertía que “para reclamar este derecho es preciso también que la mujer participe en la lucha redentora”. Señalaba a continuación que “hay centenares de problemas que afectan íntimamente a la mujer obrera, en los cuales tienen un lindísimo campo donde dar impulsos y resoluciones a estos problemas, sólo falta para esto que sea ella misma la incitadora” (El Socialista, Valparaíso, 29 de abril de 1916).
Ese mismo año -entre mayo y agosto- la pareja fue invitada por la Federación Obrera de
Magallanes (FOM) a Punta Arenas. Nuevamente Teresa Flores destacó en la tribuna dando conferencias sobre la necesaria incorporación de la mujer en las luchas obreras y la necesidad de conformar sociedades de resistencia femeninas. Sus conferencias provocaron especial entusiasmo en los locales de la Escuela Nocturna Popular y de la Sociedad Cosmopolita, provocando la reacción posterior de la Liga de Damas Católicas.
En el local de la FOM, provocó grata admiración del público femenino, leyendo “un interesante trabajo señalando las importantes ventajas que reportará a la humanidad la perfección de la educación de la mujer, pues, cuando la mujer vé que necesita de una mejor condición debe conquistársela con sus esfuerzos propios” (El Socialista, Punta Arenas, 6 de julio de 1916).
En el marco de la velada del 5º Aniversario de la FOM, al realizarse los trabajos previos en el salón del teatro obrero de esta organización, Teresa Flores “incita a los proletarios a darle mayor importancia a su obra empezada y que ese hogar común que tienen sea un verdadero foco de ajitación y perfeccionamiento, pues solo así los trabajadores podrán algún día ser poderosos para conquistar la felicidad” (El Socialista, Punta Arenas, 20 de julio de 1916).
A la vez, las mujeres locales descollaban en la tribuna, insistiendo “la compañera Soto en la necesidad de que la mujer no sea indiferente a la organización obrera y espera que la Federación se preocupará de invitar a organizarse a las mujeres que trabajan”. En tanto que la federada Margarita Surach, “declamó hermosamente la poesía titulada ‘Quejas rojas’ que mereció una gran ovación” y después de entonarse “A la Unión” por el coro de la organización, Teresita Castro declamó una poesía titulada “A la prensa”.
En otra conferencia en la Federación de Artes Gráficas, Teresa Flores señaló que el único medio de emancipación de los y las trabajadoras era la organización y cultura que debía germinar desde sus propias asociaciones, destacando la edición, por parte de la FOM del folleto “La Mujer y su Educación” (El Socialista, 27 de julio de 1916).
Por último, en su conferencia de despedida desarrollada en el local de la FOM, “la compañera Teresa Flores”, junto con hacer un discurso para la ocasión, realizó “un llamado a desarrollar una acción formal en pro de una paz garantizada por el desarme de los pueblos” (El Socialista, Punta Arenas, 24 de agosto de 1916).
Al año siguiente la pareja se instaló en la ciudad de Buenos Aires, siendo éste un año seguramente rico en experiencias, aunque aún poco se sabe de esta estadía.
A su regreso, se convirtió en una de las principales impulsoras para la creación de los Consejos Federales Femeninos, aunque el primero de dichos consejos se fundó en 1917, por Isabel Díaz Albornoz (1876-1963), cuando Teresa se encontraba fuera del país.
La pareja se instaló en Antofagasta hasta 1921. En esta ciudad, Teresa participó en el Centro Femenino Socialista, impregnándose de un fuerte ambiente feminista y anticlerical de varias organizaciones y personalidades de Antofagasta, como Eloísa Zurita Arriagada (1875-1941) e Isolina Borquez. Entre las primeras acciones de las mujeres organizadas en el Norte estuvo la formación de comités de dueñas de casa, cuyas socias se tendían sobre las líneas de la vía férrea y los caminos de acceso a los yacimientos mineros, como forma de protesta cuando las empresas intentaban reanudar las faenas durante una huelga.
Desde 1921 la pareja se estableció en Santiago. ¿Participó en la Unión Femenina, y en la Liga de Arrendatarios de entonces, junto a sus pares anarquistas? Al menos con éstas sus relaciones no eran malas en Antofagasta, mientras que en Valparaíso había apoyado a los centros El Despertar de la Mujer, donde destacan varias militantes anarquistas como Laura Bernal o Teresa Moya.
En 1923, en la Quinta Convención Nacional de la Federación Obrera de Chile (FOCh), efectuada en Chillán, Teresa fue elegida como miembro de la Junta Ejecutiva Federal (JEF), erigiéndose como la primera mujer que ocupó un cargo de dirigente sindical a nivel nacional. En dicha Convención, entre los 49 delegados asistentes figuraban, además de Teresa, algunas otras mujeres: Eulogia Román, quien después se convertiría en una activa comunista en el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer en Chile (MEMCH); Margarita Morales y Adolfina Montenegro por Antofagasta; Isabel Díaz Albornoz por Santiago; María Grandón, Emelina Vega y Luisa Sanhueza por Concepción.
Según una entrevista que en 1973 realizó Andrew Barnard a J. de la C. Leyton, ya para ese entonces se manifestaba la “inminente ruptura” de Teresa con Recabarren, quien además se encontraba enfermo y agobiado por los problemas internos del Partido Comunista (PCCh). Todos estos factores habrían incidido en su fatal suicidio, y consiguientemente, en la renuncia que Teresa presentó a su cargo el 22 de septiembre de 1924 aduciendo razones de salud. Había permanecido en la Junta Ejecutiva Federal (JEF) de la FOCh durante nueve meses.
¿Qué sucedió con ella en tiempos posteriores? ¿Continuó militando en la FOCH? ¿Cuáles fueron sus relaciones con el impulsivo Partido Comunista de fines de los años 20’? Todo hace suponer que fueron muy distantes, por no decir hostiles. El grupo llamado “maximalista”, especialmente Castor Vilarín Marín (1895-1928), la atacó de forma constante.
Una de las últimas referencias a Teresa en la prensa comunista apareció en el periódico Justicia en 1926 en ocasión del 1º de mayo. Colabora con un artículo invitando a las mujeres a plegarse a la manifestación que debía ser de protesta (Justicia, Santiago, 1° de mayo de 1926).
Al parecer, por esos mismos días participó activamente en la Semana Femenina, organizada por las mujeres comunistas de Santiago entre el 1º y el 8 de abril, en un claro precedente de las
masivas conmemoraciones posteriores del Día de la Mujer. Aunque en principio no fue considerada en la orgánica, y sólo posteriormente, cuando ya se había elegido un comité organizador -compuesto por Humilde Figueroa, Isabel Díaz, Margarita Morales, María Guzmán y Esperanza Zamora -, aparece un aviso en Justicia, llamando la atención por no asistir a varias compañeras. Así, “las compañeras asistentes, por unanimidad acordaron protestar por la desidia de las compañeras que a pesar de haberse distinguido en la lucha, sin embargo no concurrieron a esta reunión tan importante, en consecuencia resuélvese citar a las compañeras: Amanda Moscoso, Ida Osorio, Carmen Serrano, Aída Silva, Eulojia Román, Teresa Flores, Virjinia Carvajal, Lucía Carvajal, Berta Carvajal, María Olivares, María de Hidalgo, Rosa Osorio, Celerina Rojas, Lucía Carvajal de Córdova, etc., para la reunión de hoy martes 7 PM en Río de Janeiro 465” (Justicia, Santiago, 30 de marzo de 1926).
Desconocemos si efectivamente fue relegada o expulsada de Chile durante la Dictadura de Ibáñez, pero lo cierto es que su figura desapareció del comunismo. Las publicaciones comunistas nunca dieron lugar a reseñas sobre su vida y su militancia, ni han recogido el menor testimonio que pudiera servir para reconstruir su paso por el mundo obrero.
Pero ¿qué había pasado con ella? Teresa reconstruyó su vida sentimental junto a otro militante comunista llamado Tomás Conelli Barrios (1887-1956), antiguo colaborador de Recabarren. Ello se desprende de una entrevista realizada en 1948 por la revista Ercilla a Fanny Simon, socióloga norteamericana “becada desde USA” para escribir la biografía de Recabarren y la historia del movimiento obrero chileno. Simon señaló que durante su investigación en Chile había “conversado con quienes le conocieron, como ser Teresa Flores, que fue su compañera, y vive actualmente en Maipú, casada con Tomás Corelli (sic), el hombre que fue el más íntimo amigo de Recabarren” (Ercilla, 21 de septiembre de 1948). Ambos vivieron en Maipú hasta la muerte de Teresa en 1952.
Se puede ver la única imagen fílmica que se conserva de Teresa Flores en los segundos finales del documental “Los funerales de Recabarren” filmado por Carlos Pelegrín en diciembre de 1924.
Cómo citar esta entrada: Lagos Mieres, Manuel Andrés (2020), “Flores, Teresa”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org