COSSETTINI, Leticia (San Jorge, Santa Fe, Argentina, 19/05/1904 – Rosario, Santa Fe, Argentina, 11/12/2004).
Maestra, escritora, artista, practicante y promotora de la Escuela Nueva.
Hija de un matrimonio de migrantes del norte de Italia, Alpina Bodello (1865-1958) y Antonio Cossettini (Aviano, Udine, 1864-1957). Su padre fue maestro, fundador de escuelas rurales abiertas a la comunidad en la provincia de Santa Fe y de bibliotecas públicas y sociedades rurales. Mantuvo contacto con Enrique Ferri y Edmundo D’Amicis, dos intelectuales vinculados al socialismo. Promovió el teatro como medio de educación y fundó el Centro Filodramático Italiano. El matrimonio se instaló en la localidad rural de San Jorge. Leticia fue la menor de ocho hermanos: Amalia Marta (1890-1975), María Celeste Ada (1891-1985), Blanca Magdalena (1896-1980), Olga (1898-1987), José Alcides Miguel (1900-?), Gastone Mateo Angel (1901-?) y Leo (1903-?). Aparentemente, Olga, Blanca y Leticia fueron las únicas que continuaron los pasos de su padre formándose como educadoras. Blanca se dedicó a la enseñanza de las artes plásticas en Rafaela, Santa Fe.
Junto con Olga, Leticia impulsó una pedagogía centrada en el arte, la naturaleza y la interacción con la comunidad. Su propuesta pedagógica fue planteada como una alternativa al modelo normalista y positivista de una educación que priorizaba los contenidos intelectuales sobre los artísticos y se fundaba en un sistema de premios y castigos. Esa propuesta logró desarrollarse en la educación formal entre 1930 y 1935 en una escuela de Rafaela y entre 1935 y 1950 en una de las afueras de Rosario.
Si bien no se le conoce participación política partidaria y ella misma tendió a subordinar su intervención a la de su hermana mayor, formó parte de la comisión directiva de la sede santafesina de una institución clave del frente antifascista, el Colegio Libre de Estudios Superiores (CLES). Asimismo, la fundamentación de sus experiencias pedagógicas tiene una marcada impronta democrática desde la que se vinculó a pedagogos y artistas socialistas. En el centro se encuentra el compromiso de ofrecer una formación estética y un acceso a la alta cultura a hijos de trabajadores que permanecían muy distantes de todo ello y tendían a creer que no era algo a lo que podían acceder.
Se recibe en 1921 en la Escuela Normal “Domingo de Oro”, de Rafaela. En 1930 se incorpora a esa escuela como maestra, el mismo año en que su hermana Olga es nombrada regente del Departamento de Aplicaciones. Allí participa, entre ese año y 1935, de la experiencia de una “Escuela Serena”, según la expresión adoptada por el pedagogo italiano Giuseppe Lombardo Radice (1879-1938) para caracterizar a una currícula atenta a los tiempos de los alumnos. A través del contacto epistolar, Lombardo Radice alentó a Olga a reclamar junto con la directora, la maestra Amanda Arias (1894-1957), autonomía didáctica de parte del Consejo Escolar de Santa Fe para desarrollar el proyecto pedagógico. En la Escuela Serena de Olga, Arias y Leticia, entre otras cosas, se reemplazaron las campanas y los timbres por música y se apostó por una educación estética integral: el dibujo, la danza, la escritura, la huerta y la música fueron herramientas principales para la enseñanza de las asignaturas tradicionales.
Como las otras maestras, registró en cuadernos las situaciones cotidianas de sus clases, el modo en que se desarrollaban los temas y las producciones realizadas por los niños y las maestras. Cuando en 1935 la experiencia fue interrumpida por una disposición gubernamental, su hermana mayor se encargó de ordenar y editar las anotaciones de las distintas maestras y los publicó como La escuela serena. Apuntes de una maestra y Sobre un ensayo de Escuela Serena. En los años posteriores, también Leticia se transformaría en una pedagoga que no sólo registraba sus experiencias de Escuela Nueva, sino que además las publicaba en editoriales de distribución masiva como Eudeba.
Algunos rasgos escolanovistas venían siendo desarrollados en la Escuela Normal n° 2, creada en 1910 en Rosario bajo la dirección de primero Martín Herrera –con la asistencia de Francisco Podestá hasta su fallecimiento en 1912– y en la década del veinte la socialista Dolores Dabat. Ambos habían egresado de la Escuela Normal de Paraná, paradigma del normalismo positivista, pero tomaban distancia de esa matriz. Otro antecedente con el que contaron las hermanas Cossettini lo ofrecía el grupo de egresadas de la Escuela Normal n° 2 que entre 1916 y 1931 organizó en una plaza cercana al Hipódromo de Rosario la Escuela al Aire Libre “Francisco Podestá”, de nivel primario. Entre ellas se encontraban Haydee Maciel, Orfilia Petit, Juana Saliva, Laurentina Solari, María Rilow, Catalina Mathias, Ana Duclos, María Casoli, Sofía Herrera, Angela Lemmi, Darwinia Podésta, Julia Cantarella, Elena y Aurelia Morello. A esta última junto con los maestros Delia Etcheverry y Ricardo Pose, quien también desarrollaba el teatro de títeres en la escuela, Leticia le dedicó su escrito sobre el “Coro de niños-pájaros”. Éste apareció en su segundo libro, Del juego al arte infantil, cuya primera edición fue en 1962 en Eudeba, dentro de la colección “La escuela en el tiempo. Cuadernos de primaria” que dirigía el escolanovista exiliado en la Argentina Lorenzo Luzuriaga.
El mismo año 1935 en que se cancela la experiencia de la Escuela Serena de Rafaela, se traslada junto con Olga a Rosario para trabajar en la Escuela n° 69 “Dr. Gabriel de Carrasco”, del barrio rural de Alberdi. Tiene treinta años y se desempeña como maestra de 5° y 6° grado mientras que su hermana es nombrada directora. Entre 1935 y 1944, el Director General de Escuelas de la provincia, Dr. Pío Pandolfo, pone en vigencia un decreto que reconoce el carácter experimental de la escuela. Ello les permite desarrollar una currícula ligada a las disciplinas artísticas y desarrollada al aire libre.
Su proyecto más audaz fue la creación de un Coro de “Niños Pájaros”. La interpretación del canto de las especies de pájaros que realizaban sus alumnos fue elogiada por Gabriela Mistral y el poeta español Juan Ramón Jiménez (1881-1958). Para organizar su Teatro de Títeres se inspiró en la función que ofreció en la Escuela Carrasco el titiritero Javier Villafañe, con quien mantendría una estrecha amistad. Y fue mentora y organizadora de una serie de conciertos abiertos a la comunidad en los que los niños interpretaban las obras clásicas de Mozart, Schubert y otros. Esas experiencias son reconstruidas, a partir de sus registros de época, en varios libros. En la búsqueda por legitimar su propuesta pedagógica frente a la extendida pedagogía normalista, las hermanas publicaron once libros.
Si bien solo dos fueron firmados por Leticia, Teatro de niños (1947) y Del juego al arte infantil (1962), en algunos de los otros nueve se compilan textos de su autoría o sus registros ocupan un lugar central. Además, mientras que en su primer libro construía su condición de autora y pedagoga, en este segundo tiende a colocarse como colaboradora del proyecto mentado por su hermana. En la introducción dedica el trabajo a Olga y destaca su papel fundamental como directora de la escuela.
En abril de 1945, cuando aún se encontraba preparando su primer libro, recibe una carta del pedagogo escolanovista uruguayo Jesualdo Sosa, en la que le solicita material para incorporar su propuesta pedagógica en su nuevo libro, La expresión creadora del niño. Ese libro saldría publicado en 1949 por la Editorial Poseidón, fundada por el catalán Joan Merli y dedicada en su mayoría a la edición de libros de arte. En esa misma editorial aparece en 1947 el mencionado Teatro de niños. Allí Leticia desarrolla el fundamento epistemológico de la propuesta pedagógica y didáctica construida y revisada durante los últimos nueve años. A la vez que ofrece una combinación de reflexiones, conceptos y lineamientos curriculares, asume el rol de pedagoga capaz de construir una teoría sobre la base de sus experiencias como maestra. Con un estilo de escritura similar al de su hermana y de otras escolanovistas como Dolores Dabat, muestra su conocimiento de las lecturas contemporáneas. Cita y discute con reconocidos pedagogos, artistas y literatos, entre ellos la escritora chilena Gabriela Mistral (1889-1957), la poeta argentina Alfonsina Storni (1892-1938), el titiritero y poeta Javier Villafañe (1909-1996), el poeta y dramaturgo español Federico García Lorca (1898-1936). Además, mantiene correspondencia con las hermanas Marta y Teresa Samatán.
En 1950 Leticia y su hermana vuelven a ser cesanteadas. La desvinculación con la institución implica un cambio de residencia, ya que tenían asignada la vivienda construida arriba de la Escuela Carrasco, la “casa del director” con la que contaban la mayoría de las escuelas de la época. Gracias a la ayuda económica de los vecinos del barrio y las familias de alumnos, permanecerían en el Barrio Alberdi, en una casa ubicada en la calle Chiclana 345 que funcionaba como una escuela informal. En 2019 la casa pasaría a ser patrimonio de la provincia de Santa Fe y se convertiría en el Centro de Jubilados “Amigos de Paraná”.
En 1950, antes de asentarse nuevamente en Alberdi, regresa a la vieja casona familiar de Rafaela, donde organiza junto con su padre un curso de artes para niños. Una vez instalada en la nueva casa de Alberdi, sus hermanas Marta y Blanca se trasladan desde la casona familiar de Rafaela para vivir con Olga y Leticia durante un breve período. Si bien Leticia no volvería a ejercer la docencia en la educación formal, continuó enseñando: dictó clases de apoyo escolar y de arte a los niños del barrio, además de invitarlos a colaborar en la huerta que armó en el jardín. Al igual que Olga, no se casó ni tuvo hijos y sus iniciativas educativas la convirtieron en una suerte de tía de varias generaciones de niños del Barrio Alberdi.
A lo largo de su trayectoria, incursionó en distintos géneros artísticos: pintó cuadros de acuarelas, escribió y montó obras de títeres, creó coreografías musicales y realizó figuras con chalas de maíz. En estas producciones materializó una perspectiva alejada del arte tradicional y logró cierto reconocimiento. En 1952 el escritor santiagueño Bernardo Canal Feijoo publicó en ARS – Revista de Arte (1940-1976) una elogiosa reseña de “Las figurinas de Leticia”. En 1963 sus tapices se expusieron en una galería de la ciudad de Rosario con el título “Fabulario”. En 2000 el artista y militante por los derechos humanos, Rubén Naranjo (1929-2005) le propone organizar una muestra con sus cuadros de acuarelas. El 29 de noviembre de 2002 se inaugura la exposición de las pinturas de Leticia en la sede rosarina del Museo Juan B. Castagnino, en el que en 1938 habían expuesto sus alumnos.
La cocina también formó parte de las artes que cultivó. Durante sus últimas décadas registró en cuadernos numerosas recetas culinarias. Éstas fueron publicadas en 2019 bajo el título El manuscrito culinario de Leticia Cossettini (1980-2004): Enseñanzas, recuerdos, reflexiones y recetas y el cuidado de Paula Caldo y Micaela Pellegrini Malpiedi. Además de este libro póstumo y de los dos mencionados, escribió relatos para niños y algunos poemas que se conservan en el Archivo Pedagógico Cossettini, custodiado desde 2006 por el Instituto Rosario de Investigación en Ciencias de la Educación (IRICE).
Mantuvo una actitud distante al peronismo e integró la comisión directiva de la filial rosarina del CLES. Allí también se encontraron su hermana Olga, Aurelia Morello, Hilarión Hernández Larguía, Ortiz de Guinea, José Bruera, Cortés Plá y Vila Ortiz. Las conferencias y cursos se realizaron en el salón del Centro de Escribanos y consiguieron la llegada a Rosario como disertantes de Roberto Giusti, Jorge Luis Borges, José Luis Romero, José Babini, Victoria Ocampo, Vicente Fatone, Ernesto Epstein, Rafael Alberti y Nicolás Guillén, entre otros.
A partir de la década de 1980 recibe varias distinciones. En 1985 es reconocida junto con Olga como Ciudadana Ilustre por la Municipalidad de Rosario. Al año siguiente, obtiene el Premio Konex de Humanidades en el área de Educación y se la incluye entre las mejores maestras de Argentina. En 1990 el gobierno italiano la condecora con el título Cavaliere Ufficiale al Mérito. Al año siguiente, el cineasta argentino Mario Piazza estrena la película «La escuela de la Señorita Olga», documental que reconstruye las experiencias pedagógicas de las hermanas Cossettini a partir del testimonios de ex alumnos y del relato de Leticia.
Fallece el 11 de diciembre de 2004, cumplidos los 100 años. El entonces intendente de Rafaela, el político peronista Omar Perotti, firma un decreto con el que adhiere “al duelo por el fallecimiento de la señorita Leticia Cossettini”. Actualmente, la provincia de Santa Fe cuenta con el premio «Olga y Leticia Cossettini», con el que se reconoce la labor docente y se promueven estrategias de innovación en instituciones educativas vinculadas a criterios postulados por la Escuela Serena.
Obra
- Teatro de niños, Buenos Aires, Poseidón, 1947.
- Del juego al arte infantil, Buenos Aires, Eudeba, 1962.
- Obras Completas Olga Cossettini y Leticia Cossettini, Santa Fe, Ediciones Amsafé, 2001.Archivo pedagógico Cossettini, Rosario, Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación, Conicet.
Cómo citar esta entrada: Bustelo, Natalia y Parot Varela, Pilar (2023), “Cossettini, Leticia”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.