CARBALLO FONTENLA, Constante (apodo: “El Galleguito”) (La Coruña, Galicia, España, 7/11/1875 – sin datos de fallecimiento).
Obrero portuario anarquista de origen gallego, secretario de la Sociedad de Resistencia de los Obreros del Puerto de Buenos Aires, activo también durante su deportación en el puerto de Montevideo.
Hijo del marinero de origen portugués Antonio Carballo, nacido en Braga y migrado a La Coruña, y de la gallega Dolores Fontenla, ama de casa. En 1881 nace también en La Coruña su hermano menor Francisco. Según el censo de población de 1886, la familia vive en la calle de la Alameda 83, La Coruña; y según el censo de 1889, entonces viven en la calle de San Andrés 143, también de La Coruña. Migra a la Argentina, donde trabaja como estibador en el puerto de Buenos Aires. En 1902 aparece como uno de los animadores de la Sociedad de Resistencia de los Obreros del Puerto de Buenos Aires. De baja estatura (1,65 m), es apodado “El Galleguito” por sus compañeros.
En septiembre de 1902, los estibadores del Puerto de Buenos Aires lanzaron una huelga en la que reclamaban un peso máximo de 70 kg para las bolsas a acarrear (normalmente pesaban alrededor de 90 kilos, aunque podían llegar a los 120). A comienzos de noviembre, los estibadores resolvieron cargar únicamente las bolsas que no pesaran más de los 70 kilos exigidos. Carballo fue, junto con Francisco Ros, uno de los representantes de la Federación de Estibadores que negoció en noviembre de 1902 con el Ministro de Agricultura las condiciones para el levantamiento de la huelga. A pesar de que los delegados recibían del ministro una propuesta positiva (aumento en los jornales y carga de las bolsas más pesadas entre dos estibadores), la tensión comenzaba a crecer en otros puertos argentinos, como los de Rosario, Zárate, Campana y Bahía Blanca, sumándose a la protesta los trabajadores del Mercado de Frutos. La Cámara de Comercio desconoció entonces el acuerdo entre los estibadores y el gobierno, y la Federación Obrera de Argentina (FOA) decidió lanzar una huelga para el 16 de noviembre. Los portuarios adhirieron a la huelga en solidaridad, de modo que los principales puertos argentinos se paralizaron. Con la disidencia de los socialistas, la mayoría anarquista de la FOA fue más lejos, y lanzó la huelga general para el 21 de noviembre, la primera de la historia argentina, paralizándose las actividades laborales en casi todo el país. En respuesta, el gobierno argentino declaraba el estado de sitio mientras el parlamento argentino votaba en tiempo record la Ley 4144 (la llamada “Ley de residencia”), por la cual autorizaba al Poder Ejecutivo a impedir la entrada y a expulsar extranjeros “cuya conducta compromet[ier]a la seguridad nacional o perturb[as]e el orden público”.
Uno de los deportados por aplicación de la Ley de Residencia fue el dirigente portuario Francisco Ros, de modo que a partir de entonces Esteban Almada y Constante Carballo van a asumir el liderazgo de la Sociedad de Resistencia de los Obreros del Puerto de Buenos Aires. Durante dos años Carballo se convertirá en dirigente rentado, una práctica tan novedosa como infrecuente en el anarquismo (Juan Félix López, “Peligro de las secretarías rentadas”, en: La Protesta nº 3363 [bis], Buenos Aires, 3/5/1918, p. 3).
Participó del tercer Congreso de la FOA (junio de 1903), durante cuyos debates propuso que las sociedades de resistencia exigieran a los patrones de establecimientos industriales, contratistas o empresarios de trabajos de mar y tierra, que aseguran a sus asalariados contra los riesgos de vida y de accidentes de trabajo. Vinculado al núcleo impulsor de La Protesta, fue agente de venta de este periódico en el barrio porteño de La Boca.
Fue uno de los dirigentes de la llamada “huelga grande del Riachuelo”, declarada el 16 de diciembre de 1903 por los obreros del puerto de Buenos Aires en reclamo de mejores condiciones de trabajo y reducción de la jornada laboral, que se prolongó por más de dos meses. Iniciada por los estibadores, se extendió enseguida hacia otros trabajadores del puerto como los obreros de los astilleros y los carreros, alcanzando además a otras ciudades del litoral fluvial. Carballo formó parte de la delegación obrera que se entrevistó el Ministro de Interior Joaquín V. González, planteando asimismo la exigencia de que se reconociera a la Sociedad de Resistencia de Obreros del Puerto. A pesar de que la huelga fracasó y debió ser levantada, el ascendiente de Carballo entre los estibadores fue desde entonces en ascenso, contribuyendo a la recuperación de los sindicatos obreros de la Federación Obrera Argentina (FOA).
Viajó a Rosario para participar, como delegado de la Sociedad de estibadores de Buenos Aires, del III Congreso Regional de Estibadores, iniciado el 1°/9/1904. Al abordarse el balance de la “huelga grande” se desató una crisis cuyo saldo fue la separación de Carballo y su grupo. Emprendió entonces una gira por varios puertos del litorial fluvial (Campana, Zárate, Baradero, San Pedro, San Nicolás, Villa Constitución y, finalmente, Rosario) con vistas a realizar un nuevo congreso de estibadores, ahora con sede en Buenos Aires (“Correspondencia del Rosario. Estibadores y afines. La gira por los puertos”, en La Protesta nº 410, Buenos Aires, 29/9/1904, pp. 3-4).
El 15 de octubre de 1904 arribó a Buenos Aires una delegación de trabajadores marítimos de Río de Janeiro encabezada por el foguista Cândido João dos Santos, con el propósito de establecer un pacto de solidaridad entre los portuarios de ambas ciudades. Días después, Carballo (como representante de los portuarios de Buenos Aires) y Manuel Vásquez (como delegado de la FORA) integraron una delegación que se dirigió al Brasil para promover relaciones con los sindicatos portuarios de ese país. Carballo fue orador en la asamblea realizada el 22 de octubre en el Casino Comercial de Río de Janeiro, aprobándose finalmente un “pacto de solidaridad” con las sociedades locales de los puertos de Santos y Río de Janeiro.
Al día siguiente Carballo y Vázques ofrecieron una nueva conferencia en el Casino Español de Río de Janeiro. Los distintos momentos de la gira fueron cubieros por la prensa carioca así como por La Protesta de Buenos Aires.
La rebelión militar-radical iniciada en febrero 1905 desató sobre los anarquistas —que no habían tenido participación alguna en el hecho— una ola de arrestos y persecuciones. Siendo secretario de la Sociedad de Resistencia de los Obreros del Puerto, el día 6 de febrero Carballo fue detenido por agentes de la Prefectura Marítima en el Puerto de Buenos Aires (“fue preso por la astucia, pues por la fuerza la policía tenía miedo de producir con ello una huelga violenta y general en el puerto”, diria el periodico La Voz del Pueblo de Salto, Uruguay). Junto a otros 47 militantes permaneció detenido durante dos semanas en el buque de guerra «Maipú», en lo que Alberto Ghiraldo denominó una “cárcel flotante” (Ghiraldo, 1905). Carballo y sus compañeros de prisión fueron finalmente deportados el 18 de febrero de 1905, arribando la madrugada siguiente al puerto de Montevideo.
Beneficiario de una colecta realizada por la Comisión montevideana de apoyo a los deportados, en marzo de 1905 donó la partida que le había correspondido a beneficio del periódico anarquista El Obrero de Montevideo. Vinculado en esa ciudad a las labores portuarias, tuvo activa participación en los prolegómenos de la huelga que las afectó entre mayo y julio de 1905. Con tal motivo, ante la inminencia del conflicto realizó una gira de propaganda por los puertos del Brasil, Paraguay y Chile con la finalidad de asegurar la solidaridad internacional.
En mayo de 1905, al frente de una comisión de seis carboneros y en nombre de la Sociedad de Resistencia de los Obreros del Puerto de Montevideo, solicitó y obtuvo la solidaridad de los carboneros de Buenos Aires y Ensenada.
Durante el desarrollo de la huelga intimó a los patrones de algunos vapores ocupados en las operaciones de remolque —ajenos a las grandes casas lanchoneras— a que suspendieran sus trabajos a fin de no comprometer el éxito del movimiento gremial. En las conversaciones mantenidas hacia fines de junio de 1905 en representación de los huelguistas portuarios con el coronel Bernassa y Jerez en funciones de mediador, evidenció un hábil dominio de las prácticas de negociación. Sin embargo, ante el debilitamiento de los núcleos sindicalizados, debido fundamentalmente a la incorporacion a las tareas portuarias de numerosos rompehuelgas, estimó que era conveniente celebrar una asamblea general para levantar el conflicto.
Entre tanto, en el lapso de dos años, Carballo hacía honor a su nombre volviendo clandestinamente cinco veces a Buenos Aires, siendo otras tantas veces detenido y deportado nuevamente por la policía argentina. Así, en septiembre de 1906 aparece entre los participantes del Congreso de Librepensamiento realizado en Buenos Aires, siendo nuevamente embarcado a la capital uruguaya. Pero en julio de 1907 los agentes de policía del Uruguay que lo esperaron en el puerto de Montevideo impidieron su ingreso. De modo que, de regreso en Buenos Aires, fue detenido en el Departamento Central de Policía. Tanto la prensa anarquista argentina como la uruguaya impularon una colecta solidaria para apoyar a su familia y desataron una intensa una campaña de protestas, que fue acompañada por algunos socialistas, como Emilio Frugoni, tal como indica Tribuna Libertaria de 1907 referida en fuentes.
El 29 de julio Carballo dirigió una carta al ministro del interior, Manuel Montes de Oca, en la que suplicaba “humildemente” su libertad y se comprometía a no llevar a cabo “ningún género de propaganda, ya sea de ideas avanzadas, o en favor de huelgas”. Solo se dedicaría a trabajar para “atender honradamente” las necesidades de su familia, en especial de su madre que se hallaba muy enferma. El jefe de policía Ramón L. Falcón le dio una enfática respuesta negativa (Albornoz-Galiano, 2019).
Cuando estaba a punto de ser embarcado en un buque que lo repatriaría a España, fue puesto sorpresivamente en libertad el 7 de agosto de 1907, el mismo día en que fallecía su compañera (“Constante Carballo”, en: La Protesta nº 1105, Buenos Aires, 8/8/1907, p. 1). A partir de entonces, se pierden sus rastros en el movimiento gremial ácrata, cumpliéndose la regla señalada por Diego Abad de Santillán según la cual las militancias gremiales anarquistas sometidas a persecusiones y privaciones solían ser tan intensas como breves.
Una década después la prensa anarquista volvía a mencionarlo, pero para reprocharle su repliegue en un trabajo “burgués”. Un redactor de La Protesta contrario al sindicalismo rentado, señalaba que para 1918 Carballo trabajaba como “capitán de armamento en una casa armadora” (sic). Si bien reconocía que había sido “tenazmente” perseguido por la policía, no justificaba su alejamiento de la militancia por disponer Carballo de “una ilustración nada común” (Juan Félix López, “Peligro de las secretarías rentadas”, en: La Protesta nº 3359, Buenos Aires, 3/5/1918, p. 3).
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio, Zubillaga, Carlos (2021), “Carballo, Constante”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org