BARRETT LÓPEZ, Alejandro Rafael (apodo: Alex) (Areguá, Departamento Central, Paraguay 24/02/1907 – Caracas, Venezuel 28/12/1980).
Comunista paraguayo, profesor de matemáticas y militar.
Alejandro Rafael, “Álex”, es el único hijo del escritor español Rafael Barrett (Torrelavega, 1876 – Arcachon, 1910) y de Francisca Solana López Maíz, “Panchita” (Asunción, 1889 – Montevideo, 1967). Tras la temprana muerte del padre volvió al campo de la familia en Arroyos y Esteros donde creció con holgura económica, rodeado del amor de la madre y las tías maternas y en la reverencia del recuerdo del padre, escuchando relatos sobre su estoicismo, valentía y entrega. Aunque su vida estuvo marcada por la guerra, la cárcel, la clandestinidad y el exilio, nunca abandonó la pasión por las matemáticas —su gran vocación—, que combinó con la militancia partidaria, ni el empeño por difundir la obra de Barrett, cuya publicación promovió en Paraguay, y luego en Uruguay y Venezuela.
Pasó la infancia en Areguá, cerca de Asunción, en la casona que había hecho construir el marido de su tía Angelina, Alejandro Audibert, jurista y político, amigo de Barrett. Cuando Álex era todavía un niño, Audibert fue asesinado en su estancia de Yabebyry. La muerte del tío y protector inició la decadencia económica de la familia. Madre e hijo se mudaron a Asunción para que este empezara el liceo. “Panchita” no vio contradicción entre cultivar la memoria de su marido —libertario, anticlerical y humanista— y educar a Álex en los valores de las clases acomodadas: religión católica y carrera militar. Apeló a su amistad con el presidente Eligio Ayala, del Partido Liberal, para que le concedieran una beca a fin de que Álex estudiara en la Escuela Militar Naval Argentina, donde ingresó en febrero de 1923. Fue compañero de promoción del futuro almirante Isaac Rojas, con quien hizo gran amistad. Los dos fueron estudiantes destacados y aunque casi no volvieron a verse, mantuvieron la relación a pesar de las diferencias políticas y la distancia geográfica.
Álex clausuró su futuro militar de manera abrupta e inesperada. En la ceremonia de graduación que tenía lugar en el buque escuela Presidente Sarmiento escuchó la pregunta inaugural en cada generación: “¿Juráis a la Patria seguir constantemente su bandera y defenderla hasta perder la vida?” Vestido de gala para la ocasión respondió: “No señor”. Volvió a Paraguay sin diploma ni graduación, para disgusto de la madre.
Desocupado y sin planes, se dispuso a administrar la estancia de Audibert en Laguna Porá. Posiblemente fue en 1929 que se casó con una joven llamada La Paz Ruiz. Fue un matrimonio breve del que quedaron dos hijos, Máximo y Fausto. Casi enseguida se unió a Deolinda Viedma (Yabebyry, 1913 – Caracas,1982), su compañera durante 50 años, con quien tuvo diez hijos: Gaspar, “Pacho” (Yabebyry, 1931 – Caracas, 2000), quien también hizo la carrera militar, María Celedonia Antonia, “Chelly (Yabebyry, 1933 -Asunción, 2010), Alberto Próspero (Areguá, 1934 – Buenos Aires, 2018), Norma Isabel “Beba” (Yabebyry, 1936 – Caracas, 2018), Fernando Ángel (Yabebyry, 1938 – Caracas, 2013), Dolores Eugenia, “Nany” (Laureles, 1940 – Caracas, 1998), Rafael Antonio (Laureles, 1942), Soledad (Tacuruty, 1945 – Recife, 1973), María “Ilicha”(Ituzaingó, 1948) y Jorge (Areguá, 1951). Aunque la trayectoria de Soledad Barret es la más conocida de los hermanos Barrett, casi todos tuvieron militancia y compromiso político en más de un país y, como el padre, sufrieron persecución, tortura, cárcel y exilio.
Tras la estadía en la capital argentina, Álex se inició en la obra paterna. Por esa época hizo los primeros contactos con el Partido Comunista Paraguayo (PCP), fundado en 1928. Uno de sus más destacados dirigentes, Obdulio Barthe (Encarnación, 1903-Buenos Aires, 1981), venía del anarquismo y admiraba a Rafael Barrett.
Álex combatió en la Guerra del Chaco (1932-1935) contra Bolivia, que desangró a los dos países y en el que tuvieron intereses la petrolera estadounidense Standard Oil y la inglesa Royal Dutch Shell. Los comunistas paraguayos pretendían convertir el conflicto bélico en lucha revolucionaria. Así lo sostuvo Oscar Creydt (San Miguel, 1907-Buenos Aires, 1987), secretario general del Partido a partir década del cincuenta y por más de diez años: “La línea de Lenin es tomar las armas, aprender a manejarlas y volverlas contra el enemigo de adentro”. Álex se alistó en la Marina, lo hirieron y padeció todas las privaciones de la guerra. Al fin de esta el Estado paraguayo le dio grado militar y lo distinguió con la Cruz del Defensor del Chaco.
Los años que siguieron a la Guerra del Chaco fueron de intensa movilización social y política en todo el país. El 17 de febrero de 1936 el coronel Rafael Franco derrocó al presidente Eusebio Ayala y terminó con tres décadas de gobierno del Partido Liberal. Revolución o Golpe de Estado con apoyo popular, según la interpretación de protagonistas e historiadores, el movimiento tuvo una base política y social heterogénea. El Partido Comunista Paraguayo llamó a la insurrección bajo la consigna “Ex combatientes al poder”. Álex se sumó al levantamiento con la toma de la comisaría de Areguá.
El gobierno de Franco había anunciado cambios pero se volvió cada vez más autoritario. Perdió apoyo popular y terminó en un nuevo golpe de Estado. La derrota del Movimiento Febrerista inauguró una era de persecución para los comunistas. Álex y Deolinda, con seis hijos pequeños, se refugiaron en Tacuruty, cerca del río Paraná. En ese período de gran penuria económica, sobrevivieron trabajando en la plantación de maíz y algodón. Cuando la Policía vino por Álex y se lo llevó preso, Deolinda y los niños tuvieron que mudarse a Ituzaingó, en la provincia argentina de Corrientes, donde permanecieron hasta el fin de la guerra civil en 1947.
Con la llamada “Primavera democrática”, el Partido Comunista Paraguayo regresó a la legalidad. El 13 de enero de 1947 el general Higinio Morínigo dio un golpe de Estado y los comunistas retrocedieron a su estado habitual, la clandestinidad. En Concepción, al norte del país, nació el levantamiento contra el régimen que terminó en guerra civil. La ciudad fue declarada capital provisional de la República. La Marina se sumó a la insurrección. Con apoyo de organizaciones obreras y de estudiantes, los revolucionarios tomaron las cañoneras Paraguay y Humaitá. Álex se unió a esta última.
A fin de julio las fuerzas de Morínigo entraron en Concepción. El gobierno argentino de Juan D. Perón lo apoyó con armas, combustible y dos corbetas que envió para la defensa de Asunción. El 8 de setiembre de 1947 Morínigo anunció la victoria sobre los insurrectos, atribuyéndola al valor indómito de la raza paraguaya sobre los comunistas. La represión expulsó a miles de paraguayos al destierro en Argentina y Uruguay. Álex llegó semiclandestino a Ituzaingó y más tarde los Barrett se replegaron al último refugio que les quedaba, la casona de “Panchita” en Areguá. Pronto el sitio se volvió centro de conspiración y fue imprenta clandestina de Adelante, el periódico partidario.
El golpe de Estado del general Alfredo Stroessner, el 4 de mayo de 1954, inauguró una dictadura totalitaria y personalista que duró treinta y cinco años. Aliado de Brasil y Estados Unidos, el dictador fue un campeón del anticomunismo, el partido único, la represión y la consolidación de una oligarquía corrupta que dependía de su favor. Impuso un régimen de terror que se apoyó en leyes represivas y en un intrincado sistema de espionaje y delación, con el apoyo de formaciones irregulares como las “milicias coloradas”. El Partido Comunista Paraguayo impulsó la creación del Frente Unido de Liberación Nacional (FULNA) con febreristas y liberales para derrocar a la dictadura por las armas. El lanzamiento del FULNA se hizo en Montevideo en setiembre de 1959 en un acto en el que habló el maestro uruguayo Julio Castro (Florida, 1907 – desaparecido en Montevideo, 1977) y el entonces senador Salvador Allende (Santiago de Chile, 1908 -Santiago de Chile, 1973). Desde Montevideo y Buenos Aires comenzó a organizarse la entrada de una columna guerrillera a Paraguay. A Álex lo destinaron al comando militar del FULNA en Asunción. En esos días detuvieron a Rafael y Alberto. En mayo de 1960 “Nany” y “Beba” escaparon a la represión que el régimen lanzó para liquidar a “Los gorriones”, brigada de estudiantes que difundían el programa del FULNA. Las dos se exiliaron en la Embajada uruguaya en Asunción.
El 15 de junio de 1960 entró a Paraguay el primer destacamento guerrillero del FULNA, la Columna Ytororó. Aunque no se proponían acciones frontales sino hacer acciones de propaganda armada, los aniquilaron en menos de un mes. De los más de cincuenta hombres y mujeres de la columna no sobrevivieron más que dos o tres. Al resto lo asesinaron luego de torturas y mutilaciones que comandó el general Patricio Colmán. El 13 de agosto la Policía llegó a la casa donde se refugiaba Álex, en Asunción. Intentó resistir a balazos pero lo capturaron. Uno de los estudiantes que estaba con él fue herido y otro, Federico Tatter, ex marino y estrecho colaborador de Álex, logró escapar. Años después Tatter (Nueva Germania, 1922-Buenos Aires, 1976) se exilió con la familia en Argentina, donde fue secuestrado y desapareció el 15 de octubre de 1976. La prensa informó de la captura del “conocido comunista” Barrett en el “cuartel general de la peligrosa organización”. Sin embargo, el propio parte policial describe el lugar como una habitación modesta en la que había, además de una cama pequeña, libros y una máquina de escribir.
La detención de Álex tuvo consecuencias para su hijo mayor. Oficial del Ejército, casado con la hija de un coronel, “Pacho” había logrado congeniar su vida legal de uniformado con otra clandestina de apoyo a la actividad partidaria. El arma que le incautaron a Álex pertenecía a él. Arrestado, “Pacho” se fugó antes de que lo enviaran a Ingavi, en la frontera con Bolivia y se refugió en la Embajada de Venezuela. Poco después Fernando también entró a la Embajada. Los dos hermanos se exiliaron en Caracas.
Tras un año de prisión y once días de huelga de hambre con compañeros presos en la Comisaria Cuarta, Alberto y Rafael fueron expulsados a Puerto Pilcomayo, en la provincia argentina de Formosa. A Alberto, por ese entonces ya un dibujante y acuarelista de singular talento, el PCP lo envió a Montevideo para trabajar en la campaña por la libertad de Álex. Rafael se quedó en Buenos Aires como secretario de Creydt.
Desde fines de la década del cuarenta Uruguay era uno de los principales centros de exilio paraguayo. El agente de la CIA Philip Agee, que llegó a Montevideo en la década del sesenta, dio cuenta de la importante presencia de comunistas paraguayos en la capital a la que catalogó de cuartel general del FULNA. Las elecciones presidenciales de 1958 terminaron con casi un siglo de gobierno del Partido Colorado e iniciaron el período de gobiernos colegiados del Partido Nacional. Muchos de los hombres del nuevo gobierno y en particular el consejero Eduardo Víctor Haedo tenían una manifiesta simpatía por Stroessner lo que inquietó a la numerosa colonia paraguaya. Los allanamientos, detenciones y maltrato a exiliados de esa nacionalidad se volvieron frecuentes, tanto que el entonces diputado colorado Zelmar Michelini (Montevideo, 1924 – Buenos Aires, 1976) llamó a sala al Ministro del Interior. En ese clima político los Barrett comenzaron a llegar a Montevideo. En marzo de 1961 Álex quedó en libertad, sin juicio ni condena como casi todos los presos políticos. Casi enseguida se refugió en la embajada uruguaya, de donde salió para Buenos Aires. En la breve estadía allí tuvo dos encuentros, uno con Creydt y el otro con el almirante Rojas.
El 20 de julio aterrizó en Montevideo y en agosto el Poder Ejecutivo le dio el estatuto de refugiado político. Como la mayoría de los exiliados, estimaba que la estadía en Uruguay sería corta. Apenas un paréntesis para restablecer contactos políticos y volver al primer frente. Nada más lejos de la realidad. Iba a vivir quince años en Uruguay, de donde se fue, otra vez desterrado, a Venezuela. Poco después se le reunieron Deolinda, los hijos menores y más tarde “Panchita”. Se instalaron en la casa donde vivieron todo el exilio uruguayo, que albergó a cuanto perseguido paraguayo llegaba al país.
En Montevideo Álex empezó a alejarse de la actividad partidaria, aunque nunca perdió la condición de militante, y se afianzó como docente. Dio clase en el Colegio Suizo casi hasta que la dictadura lo expulsó del país. Cuando se reunió con “Panchita” emprendieron juntos un proyecto postergado, la publicación de las cartas de Rafael que se editaron en Montevideo con el nombre de Cartas íntimas (1967). En Montevideo también hizo amistad con el dirigente comunista y matemático José Luis Massera (Génova, 1915 – Montevideo, 2002) y con el matemático argentino Manuel Sadosky (Buenos Aires, 1914 – Buenos Aires, 2005), exiliado luego de “La noche de los bastones largos”, con quien volvió a coincidir en Venezuela.
A mediados de la década del sesenta las discrepancias en el PCP se agudizaron con la formación de dos fracciones, una liderada por Creydt y otra por Barthe, Miguel Ángel Soler (Asunción, 1923-Asunción-1975) y Augusto Cañete (Caazapá, 1901-Buenos Aires en 1974). Originalmente Álex le dio apoyo crítico a Creydt terminó rompiendo con él en 1967. A su vez mantuvo distancia de Barthe y Ángel Soler. Su último acto partidario fue el viaje que hizo clandestino a Buenos Aires en enero de 1971, con documento falso fabricado por Alberto. El Partido había convocado a un congreso para formalizar la nueva Dirección encabezada por Soler. Álex esperó en vano el contacto que debía pasar a buscarlo para asistir al encuentro. Luego supo que deliberadamente le habían dado mal las coordenadas del contacto para hacer fracasar la cita. Mientras sus hijos buscaban nuevos horizontes revolucionarios fuera del país, él se refugió en la docencia y las matemáticas, pasión que mantuvo hasta el fin de sus días.
Luego del asesinato de su hija Soledad, en enero de 1973, y del golpe de Estado en Uruguay el 27 de junio de ese año, el eje de la familia Barrett se desplazó a Venezuela. Álex y Deolinda quedaron solos en Montevideo. Álex tuvo que dejar de dar clase en el Colegio Suizo y aunque lo detuvieron más de una vez, no quería irse. La última, lo amenazaron con entregarlo a Stroessner si no abandonaba el país. A principios de 1976 pidió documentación para ausentarse transitoriamente con el fin de visitar en Caracas a los hijos. En la carta que escribió al Ministerio del Exterior decía que lo unían a Uruguay razones sentimentales, entre ellas que su madre estaba enterrada allí. Tenía 69 años.
En 1976 la dictadura uruguaya se consolidó como un régimen militar con objetivos y sin plazos. Las Fuerzas Armadas expulsaron a Juan María Bordaberry, el presidente que las había acompañado en el golpe de Estado; la persecución al Partido Comunista Uruguayo se volvió masiva, el Río de la Plata empezó a arrojar cadáveres y se intensificó el secuestro y asesinato de uruguayos en Argentina. El secuestro de la maestra Elena Quinteros (Montevideo, 1945 – desaparecida en Montevideo, 1976) del interior de la Embajada de Venezuela provocó la ruptura de relaciones entre los dos países. El 29 de julio de 1976 Álex volvió a escribir al ministro de Relaciones Exteriores de la dictadura, esta vez para pedir un documento de viaje, la documentación que como refugiado precisaba para salir del país. En dos semanas liquidaron quince años de vida en Uruguay.
En Caracas se reencontró con los hijos, hizo nuevas amistades y continuó con las clases de matemáticas. En setiembre de 1978 supo que Alberto había sido secuestrado en Buenos Aires y estaba desaparecido. Apeló a la vieja amistad con Rojas y aunque nunca supo con certeza si este había hecho gestiones por el hijo, Alberto fue liberado del centro clandestino de detención El Olimpo.
Poco antes de su muerte, Álex tuvo un encuentro con el secretario general del PCP Antonio Maidana (Encarnación, 1916 – desaparecido en Buenos Aires, 1980), liberado tras veinte años de cárcel en Paraguay. Maidana se proponía regresar clandestino al país contra la opinión de Álex, que le advirtió del peligro que corría. Maidana no llegó a entrar a Paraguay pues lo secuestraron y desapareció en Buenos Aires. Su desaparición afectó mucho a Álex pues lo unía a él años de militancia y clandestinidad. Rafael marca el hecho como el inicio del declive físico de su padre. Álex murió en Caracas el 28 de diciembre de 1980. Deolinda lo sobrevivió dos años.
Cómo citar esta entrada: Martínez, Virginia (2020), “Barrett, Alex”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org