FLEYTAS ÁLVAREZ, Wilfrido Gaspar (nombres de guerra: Casal, Miguel) (Asunción, Paraguay, 04/07/1917 – Asunción, Paraguay, 08/06/1963).
Comunista paraguayo, responsable del partido en el interior del país, y coordinador de los grupos guerrilleros rurales.
Nace en la ciudad de Asunción. Es bautizado como Wilfrido Gaspar Fleytas, “hijo natural reconocido de Blas Fleytas y Antonia Álvarez”. Será conocido como Wilfrido Álvarez, debido a que su padre fallece y él comienza a usar su segundo apellido materno, agregando a veces el apellido del segundo marido de su madre: Jara.
Wilfrido es uno de los integrantes de la camada de docentes de la Unión del Magisterio, que ingresan en el Partido Comunista Paraguayo (PCP), a principios de la década de 1940, luego de la huelga docente de 1941. Se integra junto a Antonio Maidana y Arturo López Areco (seudónimo: Agapito Valiente).
En junio de 1943, ya fallecido su padre, se casa con Concepción Filippini y empieza a utilizar el nombre de Wilfrido Álvarez Jara. Testimonios posteriores como el de Luis Casabianca en 2012 afirman que en esta época, previa a la Guerra Civil, Wilfrido fue jugador de fútbol de un club de primera división, pero no aclaran de cual.
Es apresado como miembro del PCP durante el transcurso de la Guerra Civil de 1947 y remitido a la Cárcel Pública de Asunción. Será uno de los firmantes, junto a otros camaradas, de una carta dirigida al Ministro del Interior, en donde denuncian las condiciones inhumanas de encierro. Con fecha 18 de junio de 1947, acusaban a las autoridades del penal de utilizar el mismo tacho para desaguar las cloacas y para preparar las comidas. En otra carta que los presos políticos enviaron al presidente de la Suprema Corte de Justicia, Dr. Juan León Mallorquín, el 26 de mayo de 1947, se detallan estas condiciones de encierro y además la utilización de los siguientes métodos de tortura: sumersión lenta en una pileta de agua sucia, presión sobre los testículos y rasuración de los presos con cuchillo, con desprendimiento del cuero cabelludo en muchos casos (citada por la Liga Argentina por los Derechos del Hombre en 1947); también existieron casos de aplicación de picana eléctrica.
Una vez en libertad luego de la amnistía general para los presos políticos dictada en 1949, Wilfrido retoma la militancia partidaria.
En 1955, fue elegido para participar de un curso de formación política organizado por el Partido Comunista Brasileño. Por una cuestión de seguridad los miembros del partido fueron viajando en forma separada. Wilfrido ingresará al Brasil junto a Alfredo Alcorta el 19 de octubre de 1955. Otros camaradas que estuvieron presentes fueron: Arturo López Areco, Miguel Ángel Soler, Antonio Maidana, Julio Rojas, Sebastián Querey y Justo Ezequiel Ramírez. En el ingreso al Brasil, Wilfrido declara que es comerciante.
Entre 1956 y 1957, ya es evidente la importancia que fue adquiriendo Wilfrido en la estructura del PCP dentro del Paraguay. Sus dirigentes más importantes y reconocidos (Oscar Creydt, Obdulio Barthe) se encontraban en el exilio, y Wilfrido fue concentrando tareas claves para el funcionamiento de la Regional del partido de la Capital, Asunción. En mayo de 1954 se había producido el golpe militar del General Stroessner, punto de partida de una dictadura que se prolongará por 35 años.
En 1957 se produce una crisis interna dentro del PCP, originada en un fuerte cuestionamiento al desempeño del secretario general, Oscar Creydt, que había asumido la dirección en 1953. Liderados por Alfredo Alcorta, un grupo de cuadros del partido denunciaba el “mandonismo” del secretario general. Wilfrido adoptará una posición de defensa de Creydt y del verticalismo partidario: “Se están introduciendo en nuestro Partido conceptos que debilitan un principio básico del centralismo democrático como es la subordinación de los órganos inferiores a los órganos superiores”, según se ve en el informe de la Comisión Política del Partido de 1957.
En un contexto de férreo control del sistema político, proscripción del comunismo y fuerte represión, una nueva generación militante no vio otra vía de acción que la lucha armada. Pero esta táctica es concebida dentro de una estrategia insurreccional, en función de la cual el PCP promueve en mayo de 1959 la creación del Frente Unido de Liberación Nacional (FULNA). Se trataba de un frente político-militar antidictatorial cuya columna vertebral estaba constituida por el PCP, pero incluía febreristas de izquierda, unos pocos liberales y colorados disidentes. Tal como se desprende del manifiesto “Vencer o Morir” de agosto de 1959, la creación de guerrillas aparece como “complemento” de un alzamiento generalizado.
En base a esta nueva línea del partido –anticipada en 1956, cuando sostuvo que el “camino pacífico” estaba cerrado en el Paraguay-, Wilfrido se convierte ya en el responsable máximo del PCP en el Paraguay, sobre todo luego del apresamiento de tres importantes dirigentes como Antonio Maidana, Julio Rojas y Alfredo Alcorta en 1958. Para 1959, en la capital ya se había conformado el Comando Civil del FULNA con Wilfrido Álvarez a la cabeza, Alex Barrett, el estudiante de medicina Joel Filártiga, el teniente de navío Federico Tatter, Carmen Soler y Luis Casabianca. Éste grupo tendría un contacto directo con el grupo insurgente de Cordillera, la Columna Mariscal López, comandada por Arturo López Areco.
Entre 1960 y 1961, Wilfrido coordinará la formación de los distintos grupos guerrilleros que respondían al PCP: la Columna Mariscal López (CML) en Cordillera, otro grupo a cargo de Antonio Alonso Ramírez en la base de la serranía del Ybytyruzú –que serviría como apoyo a la entrada de la Columna Ytororó del FULNA-, la Columna Curupayty en la zona de San Pedro, y otros grupos que todavía estaban formándose.
Durante el año 1960, la dictadura stronista destruye a todos los grupos guerrilleros, tanto del FULNA, como del Movimiento 14 de Mayo (Liberal). La única que queda en pie, y a resguardo, será la Mariscal López.
De septiembre de 1960 a febrero de 1961, el Partido era un hervidero, todos buscaban a quien echarle las culpas del fracaso.
Ante esta situación, en 1961, la dirección del PCP distribuye el documento interno de autocrítica titulado “Trabajar con las masas en profundidad y a largo plazo”. Allí, Wilfrido recibe fuertes críticas de Oscar Creydt.
Se tratará del primer chispazo de éste triángulo de poder personal y territorial entre Asunción (Wilfrido Álvarez), Buenos Aires/Montevideo (Oscar Creydt) y Cordillera (Arturo López). A fines del 1961 y por orden de Wilfrido Álvarez, Celso Ávalos Ocampos, segundo comandante de la CML, había comenzado a realizar exploraciones para un posible traslado de la columna guerrillera a las Sierras de San Joaquín, en Caaguazú. Los intentos de traslado de la CML a otra región provocarían una fractura interna entre la comandancia de la columna, pero también otra a un nivel más alto de la conducción, entre Wilfrido Álvarez y Oscar Creydt. El primero proyectaba un traslado de la columna con una recuperación de las acciones militares. Sostenía que la inactividad de la CML la llevaría a una crisis, como de hecho estaba sucediendo. En su posición contaba con el apoyo del segundo comandante, Celso. Creía que la destrucción de la Columna Curupayty se debió a fallas de seguridad del grupo y no al hecho en sí de generar acciones militares. Pero esta idea iba en contra de la directriz que llegaba desde Buenos Aires, esto es, suspender las acciones guerrilleras y comenzar un lento proceso de trabajo político con el campesinado. Oscar Creydt sostendrá, en un documento escrito el 16 de junio de 1970, lo siguiente:
“En la aplicación de esta línea (la del partido) ellos han tenido ciertas divergencias y han chocado. He apoyado a Álvarez contra persistentes posiciones militaristas y caudillistas de Agapito. Por otro lado, Agapito tuvo razón al oponerse a la errónea directiva de Álvarez de que él trasladara prematuramente la guerrilla “Mariscal López” a otra región. Errores serios hemos cometido todos. Hubo, de parte de Agapito, mucho de personalismo. Hubo sectarismo de parte de Ávarez.”.
Y en sus declaraciones ante la muerte de Agapito Valiente hechas en 1970, agregó:
“Había una lucha Agapito Valiente y el Comité Regional. Agapito quería centralizar toda la actividad partidaria y militar. Hubo también luchas entre Agapito, que era muy personalista, y el Cam. Miguel (Wilfrido A.) que era muy sectario. Esta lucha debilitó la actividad del P. Estas luchas perjudicaron la penetración ideológica del enemigo. El POL terminó el trabajo político del enemigo. Ganó a dos cuadros. Un miembro del C.C. planteó que se formaran grupos guerrilleros y se fueran hacia las zonas de selvas. Agapito dijo ¿Adónde vamos? Y tenía razón”.
Por estos conflictos es que Wilfrido había decidido reemplazar a los comandantes de la columna por otros nuevos que venían entrenados del extranjero. Pero no llegará a aplicarlo él personalmente.
En este clima interno conflictivo, sucede el tiroteo del 8 de junio de 1963, en el barrio Pinozá de Asunción. Una partida policial llega a una casa operativa del partido donde vivía Wilfrido Álvarez. Comienza un tiroteo que finaliza con el comisario Mustafá Abdala y Wilfrido muertos. Este último se quedó repeliendo el ataque policial para que sus compañeros puedan escapar por el fondo.
Aquí, las versiones difieren. Aunque algunos dicen que a Wilfrido lo mató la policía, otros señalan que se suicidó con la última bala que le quedaba. Tal vez pensaría en la subsecuente tortura y el riesgo de doblegarse y entregar a prácticamente todo el PCP… Él era como un archivo viviente del partido, conocía mucho, más que nadie, y su presencia en una sala de tortura hubiera significado la virtual desaparición del PCP dentro del Paraguay. Sus compañeros le escucharon decir: “a mí no me agarran vivo”. Más detalladamente lo hallamos en el testimonio de Atilio Medina:
“… siempre andaba armado, y yo le decía si no era peligroso andar así, y él me decía: a mí no me agarran vivo. Antes de salir siempre cargaba su arma, y se la ponía acá. Era una persona ideal para ser un comandante guerrillero, nada que ver con Antonio Maidana y los otros que eran pasivos”
Consideramos que el caso de Wilfrido, sumado a otros militantes del partido asesinados por la policía entre 1963 y 1964, fue una clara consecuencia de la directiva del secretariado general de resistir con las armas cualquier intento de apresamiento. Algunos investigadores como Roberto Paredes consideran que esta directiva fue funesta “ya que así, muchos cuadros cayeron en tiroteos innecesarios y desparejos con la Policía de Stroessner, superior en fuerza y en equipamiento”. Sin embargo, se trata de una polémica que incluso se vio reflejada en revistas oficialistas paraguayas de actualidad como Ñandé en su edición de (Año V, N 110 del 30-10-1963 – “NO entregarse a la Policía. Es la consigna del Comité Comunista”, crónica de las muertes de Juan Ojeda y Wilfrido Álvarez)».
Investigadores como Paredes (2012) consideran que esta directiva fue funesta “ya que así muchos cuadros cayeron en tiroteos innecesarios y desparejos con la Policía de Stroessner, superior en fuerza y en equipamiento”. La pregunta que se hacían los militantes sobre la opción de ser apresado y el riesgo de entregar información en la tortura y estar encerrado casi 20 años, trascendió a medios oficialistas de actualidad paraguayas como lo dejó ver una edición de Ñandé del 30/10/1963.
Cómo citar esta entrada: Montero, Mariano Damián (2021), “Álvarez, Wilfrido”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org