CAPUANO MARTÍNEZ, Carlos Raúl (nombre de guerra: Luis; apodo: “El Flaco”) (Santa Rosa de Calamuchita?, Provincia de Córdoba, Argentina, 3/4/1949, según otras fuentes 5/1/1949 – Buenos Aires, Argentina, 16/8/1972).
Estudiante, fundador y dirigente de Montoneros.
Proveniente de una familia tradicional cordobesa, cursa estudios de Arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Inicia su militancia política en la Juventud Estudiantil Católica (JEC), atravesando un proceso de radicalización política común a otros fundadores de Montoneros. Desde 1967, a través de su amistad con Ignacio Vélez y de los frecuentes encuentros en el estudio jurídico de Gustavo Roca, se suma al grupo que lidera Emilio Maza en Córdoba, que se prepara para la creación de un foco armado bajo la influencia ideológica de Juan García Elorrio, mentor de la revista Cristianismo y Revolución y del Comando Camilo Torres en el que talla la figura de Fernando Abal Medina, de Buenos Aires. Mientras la Revolución Cubana adquiere una ascendencia ideológica preponderante, entre 1968 y 1969 el grupo centra su actividad en la construcción de un aparato militar para lanzarse a la lucha armada, objetivo que los lleva a aislarse respecto de otras prácticas políticas. Tanto la caracterización de otros sectores del peronismo revolucionario como espontaneístas, como la subestimación de otras experiencias políticas de masas —el Cordobazo, la CGT de los Argentinos— se integran en una concepción mesiánica que exhiben los protoMontoneros, en la que unos “elegidos” debían erigirse en brazo armado del imperialismo y se bastaban a sí mismos en tanto sujetos de los cambios.
Rotos los vínculos de la agrupación con García Elorrio, a fines de 1969 Capuano Martínez participa de su primera operación armada, el asalto a un Banco de la localidad cordobesa de La Calera, luego del cual se refugia en un seminario en Buenos Aires junto a Ignacio Vélez ante la posibilidad de ser reconocidos por haber actuado a cara descubierta. A partir de entonces comenzaba el proceso de integración con distintos grupos político-militares de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe que culminaría con la organización de vocación nacional que se daba conocer con el secuestro del Gral. Pedro E. Aramburu el 29 de mayo de 1970. En efecto, en mayo interviene personalmente en el espectacular secuestro con el que Montoneros hace su ingreso en la política nacional. Disfrazado con ropas militares, Capuano Martínez finge ser uno de los custodios que debía a pasar a buscar al General Aramburu por su domicilio. Condujo el auto que llevó secuestrado al general a la Estancia “La Celma”, en la localidad bonaerense de Timote, donde fue asesinado, luego de un “juicio revolucionario”, el 1º de junio de ese año.
Poco después, el 1° de julio de 1970 participa de la toma de La Calera en su Córdoba natal. Bajo el ejemplo de la toma de Pando por los Tupamaros en Uruguay, el operativo de “toma” de la localidad situada a 17 km de la capital provincial es concebido con el objetivo de demostrar la capacidad operativa de la organización y desmoralizar al enemigo. Simbólicamente, la importancia de La Calera residía en haber sido uno de los últimos focos de resistencia del peronismo frente al golpe militar de septiembre de 1955. Los 25 montoneros que participan de la acción logran copar el banco, la comisaría, las oficinas de teléfonos, correos y del municipio locales, mientras realizan pintadas que dejan su sello en el lugar y obligan a algunos policías a cantar la marcha peronista. Tras una ocupación breve y exitosa, sin embargo, la retirada del lugar se complica al averiarse uno de los autos y ser detenidos Luis Lozada y José Antonio Fierro, luego de lo cual el conductor de la operación, Emilio Maza, es alcanzado por la policía al igual que su compañero Ignacio Vélez en una casa del barrio Los Naranjos, quedando ambos malheridos luego de un fuerte tiroteo durante el que tratan de resistir. Además de la muerte de Maza, el allanamiento de más de un centenar de casas de militantes y las detenciones y persecuciones que alcanzarían al grupo de Buenos Aires en los días siguientes serían el saldo de la acción.
Desde entonces, la estructura de Montoneros asistiría a varias detenciones y caídas de sus miembros, sobreviviendo gracias a las redes que tenía tendidas entre grupos de la Provincia de Santa Fe en proceso de integración a ella y otras organizaciones políticas como las Fueras Armadas Peronistas (FAP), en una de cuyas casas se refugia Capuano Martínez.
Luego traslada su lugar de militancia a Buenos Aires. El 7 de septiembre de 1970 salva su vida en el tiroteo con fuerzas de seguridad aue tiene lugar en una pizzería de la localidad bonaerense de William Morris, en la que resultan muertos Abal Medina y Gustavo Ramus. Es el jefe de una operación conjunta de tres fuerzas guerrilleras (FAP, FAR y Montoneros) llevada a cabo el 26 de junio de 1971, en la que Bruno Cambareri y otra militante, haciéndose pasar por abogados, lograron el rescate de cuatro militantes de organizaciones armadas del Instituto Correccional de Mujeres U-3 de Capital Federal (ex “Asilo del Buen Pastor”) de la calle Humberto Iº 378: Amanda Peralta, Ana María Papiol, Ana María de las Mercedes Solari y Lidia Marina Malamud de Aguirre. En las semanas previas, Cambareri se había hecho pasar por prestamista de un guardiacárcel necesitado de dinero, lo que permitió su ingreso al penal el día de la fuga llevando armas en su portafolios. Murió al retirarse de aquel operativo en un tiroteo con una patrulla policial en el Barrio de Parque Patricios.
En julio de 1971 es nombrado jefe de la Columna Norte de Montoneros. Para 1972 se ha convertido en uno de los jefes montoneros y es intensamente buscado por su participación en el secuestro de Aramburu. Por entonces, planifica la creación de un ámbito de inteligencia en la organización con Miguel Bonasso, quien se incorpora a ésta a través suyo.
Al día siguiente de la fuga del penal de Rawson por una veintena de militantes de organizaciones armadas, conmocionado por el acontecimiento y preocupado por el destino de los presos, transgrede las propias normas de seguridad para reunirse con otros dos compañeros en un bar del sur de la ciudad de Buenos Aires. Es así que el 16 de agosto de 1972 fue interceptado por tres policías cuando se encontraba con dos compañeros el Bar “Santa Lucía” del barrio porteño de Barracas, en las calles Martín García y Montes de Oca. Sospechando de los tres jóvenes reunidos, los policías les pidieron que se identifiquen y Capuano Martínez sacó su arma, matando al subcomisario José María Fungueiro. Trató de huir del lugar, pero cuando estaba por subir a su auto lo alcanzó uno de los disparos policiales en la espalda, cayendo muerto en la vereda.
Sus restos fueron velados en la sede del sindicato Unión Tranviarios Automotor (UTA), Provincia de Córdoba, destacándose entre los homenajes recibidos una corona fúnebre de “Perón-Isabelita” y una cinta grabada desde España por el propio General Perón en la que lo consideraba un aliado y amigo en la lucha contra un enemigo común, por sobre las diferencias ideológicas (“Todos los que luchan por la liberación son nuestros aliados y amigos. Lo que importa no son las diferencias ideológicas sino el método y la forma de esta lucha contra el enemigo común”, declaración de Juan D. Perón en la entrevista que le realizan en Madrid Fernando Pino Solanas y Octavio Getino).
El “Flaco Luis”, como le decían, era de mediana estatura, tenía en el tono pausado al hablar y los rasgos del criollo típico, su tez morena. Su padre Alberto Capuano Blasco fue secretario de Turismo del gobierno provincial de Obregón Cano en Córdoba en 1973-1974. El 23 de marzo de 1976 fue asesinado por la policía en su finca de Santa Rosa de Calamuchita.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2021), “Capuano Martínez, Carlos”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org