FERNÁNDEZ, Serafín (Oleiros, Galicia, España, 1893 – ¿París, Francia?, 197x)
Jornalero y ladrillero de origen gallego, activo en el movimiento anarquista argentino entre 1910 y 1937, luego en el periodismo del exilio anarcosindicalista español en Francia.
Según su propio testimonio, vivió hasta los 17 años en un apacible valle de Galicia, rodeado de montañas. Con 17 años de edad, huyó de su tierra natal en busca de trabajo y mentalidades más abiertas, arribando al puerto de Buenos Aires en 1910. Tres años después, en septiembre de 1913, la justicia española emplazaba a “Fernández, Serafín”, soltero, labrador, de 20 años, hijo de Carmen, natural de Olleros (Galicia), a presentarse en el Juzgado de Instrucción de Vigo, donde había residido últimamente, acusado de falsificación de documentos (“Administración de Justicia. Requisitorias”, en: Gaceta de Madrid nº 263, Madrid, 20/9/1913, Anexo II, p. 1254).
Una vez en Argentina, se instaló inicialmente en el pueblo de Chiclana, Partido de Pehuajó, Provincia de Buenos Aires, a 370 km de la capital, trabajando como peón rural en la cosecha de trigo. Como otros “peones golondrina” de aquellos tiempos, en los años sucesivos se trasladaba en busca de trabajo a otros pueblos de la Provincia de Buenos Aires, como Magdala, Bolívar y Carlos Casares, donde compartía faenas agrícolas otros trabajadores migrantes y criollos. Apenas reunió el dinero necesario, compró un caballo para desplazarse de pueblo en pueblo.
En su propio relato sobre el nacimiento de su conciencia política (“Recuerdos de la Vida Pampera”, 1962), señala que en ese contexto de vida ruda, donde todos los hombres iban armados con cuchillos, cada uno bregaba por obtener su propio pan. Pero logra identificar ciertas acciones de solidaridad colectiva, como el criollo Vargas enfrentando con su cuchillo al capataz de una estancia, los hombres del Centro Español de Carlos Casares reuniendo firmas para reclamar por la libertad de “El Catalán” (un pequeño chacarero que había asesinado a un prestamista que lo estafó), o una asamblea de peones rurales que exigía 8 pesos por jornal. No tardó en saber que en Carlos Casares existía una Sociedad de Panaderos adherida a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), vio circular en forma clandestina el diario La Protesta de Buenos Aires y Libre Palabra (1911-1915), que se editaba en Bolívar. Estos trabajadores rurales que migraban que pueblo en pueblo y a menudo caminaban durante días o semanas siguiendo las vías del tren o trepando al techo de los vagones juntro los “crotos”, solían llevar en su atado de ropa el periódico o el folleto anarquista.
En alguno de estos pueblos, Serafín Fernández se afilió a la Federación Obrera Regional Anarquista (FORA). Hacia 1916 se establece en Buenos Aires, participando en enero de 1919 de la huelga de los obreros metalúrgicos de los Talleres Vasena, violentamente reprimida por la policía y por grupos parapoliciales en lo que se conoció como la Semana Trágica. En 9/1/1919 era uno de los firmantes, junto a Severino Gil, Antonio Fernández, Manuel S. García, Ramón Santoandré, Cándido Traba, Camilo Simón Velas, José Fernández, José Blanco Soria, J. Álvarez, Lorenzo Froda, José Paye y Manuel Durán, de una carta dirigida al diario socialista La Vanguardia, en la que denunciaba la actitud intimidatoria del industrial Alfredo Vasena ante unos vecinos, así como las amenazas proferidas por los policías que lo custodiaban.
No hay constancia de que sea el mismo Serafín Fernández que aparece en Tandil en noviembre de 1918 en la fundación de la Biblioteca Obrera de las Canteras de esa localidad bonaerense, y en enero de 1921 entre los obreros de las canteras de piedra, formando parte de los fundadores de la Agrupación Sindicalista, vinculada a la FORA del IX Congreso (sindicalista). Es posible que sea un homónimo, pues Serafín Fernández se encontraba por entonces en Buenos Aires. Desde 1916 recibe su correspondencia en la redacción de La Protesta, lo que parece indicar que a partir de ese año reside en Buenos Aires. En 1926 reaparece activando en Junín, Provincia de Buenos Aires.
Asiste con Emilio López Arango y Suceso Fernández como delegado de la FORA al Congreso internacional de la Asociación Continental Americana de Trabajadores (ACAT, de orientación anarcosindicalista), celebrado en Buenos Aires del 11 al 16 de mayo de 1929 en el local de la FORA situado en Bartolomé Mitre 3270. Los otros delegados fueron Juan Deilla y Nicolás Cutillo por el Centro Obrero Regional del Paraguay; Miguel Rodríguez por la Federación Obrera Local de La Paz (Bolivia); Enrique Rangel por la Confederación General de Trabajadores de México; Manuel Bautista Grajeda por el Comité de Acción Sindical de Guatemala; João Martins por la Federación Local de Río de Janeiro (representaba a su vez a otras cinco centrales sindicales brasileñas: las Federaciones Locales de Bagé, Pará y Pelotas; la Unión General de Trabajadores de Uruguayana, y el sindicato de canteros de União de Leão) y Pascual Minotti por la FORU (Federación Obrera Regional del Uruguay). Acudieron además, Agustín Souchy por la AIT y delegaciones indirectas, como las agrupaciones “La Antorcha” y “Luz y Libertad” de La Paz representadas por Antonio Fournarakis; J. Mayo por el periódico Cultura proletaria de Nueva York; Manuel Villar por la Agrupación Obrera de Estudios Sociales “Hacia la Libertad” de San José de Costa Rica; Diego Abad de Santillán por el Bureau Internacional Antimilitarista de La Haya y La Protesta de Lima; y dos chilenos de la IWW exiliados en Argentina, Armando Triviño y Pedro Ortúzar. Su órgano fue La Continental Obrera (Buenos Aires, 1929-1941). Su primera sede fue Buenos Aires, pero tras el golpe militar de 1930 debió trasladarse a Montevideo y finalmente a Santiago de Chile. La ACAT fue fundada casi en simultáneo con la Confederación Sindical Latinoamericana (CSLA), pero mientras la central sindical comunista conoció en la década de 1930 una significativa expansión, la central anarcosindicalista no logró implantarse en el continente y de hecho desapareció a fines de la década de 1930.
Ese mismo año de 1929 la FORA le encomienda a Fernández una misión en la Provincia de Río Negro, donde conoce a otro jornalero y ladrillero anarquista de origen gallego, Mariano Rubio (Serafín Fernández, “Tributo a Mariano Rubio”, en: Le Combat Syndicaliste nº 672, París, 16/9/1971, p. 12).
Trabajaba como ladrillero en la localidad bonaerense de Bahía Blanca cuando, tras el golpe militar de septiembre de 1930, fue detenido y encerrado en la Cárcel de Villa Devoto (Ciudad de Buenos Aires). El 20 de febrero de 1932 recuperó su libertad, junto a otros 61 detenidos (“Compañeros de V. Devoto que recuperaron la libertad”, en: La Protesta nº 6682, Buenos Aires, 27/2/1932, p. 1).
En agosto de 1936 fue nuevamente detenido en una comisaría en la localidad bonaerense de Quilmes junto a otros militantes de apellidos Candall, Martínez y González. Según denuncia La Protesta, Fernández fue torturado, presumiblemente con picana eléctrica, buscando que confesara el nombre del autor de un incendio en un vagón del Ferrocarril Sud el 1º de Mayo pasado (“Detenidos en Quilmes”, en: La Protesta n° 7848, Buenos Aires, 15/8/1936, p. 3). Un mes después Serafín Fernández y su compañero Candall fueron derivados a la Jefatura de la Policía Provincial en La Plata. La Protesta se preguntaba si el gobierno pensaba aplicarles la llamada Ley de Residencia para deportarlos a España, su país natal (El Comité, “No amaina la reacción contra nuestro movimiento”, en: La Protesta n° 7849, Buenos Aires, septiembre 1936, p. 2). Efectivamente, en abril de 1937 fue deportado a España, junto a otros once detenidos. En La Protesta aparece mencionado nuevamente como “ladrillero” (“C. Pro Presos y Deportados”, en: La Protesta nº 7856, Buenos Aires, mayo 1937, p. 15).
Está activo en España desde entonces y hasta el fin de la guerra civil. Es posible que, entre tantos combatientes del mismo nombre y apellido, sea el Serafín Fernández que aparece como Comisario de Batallón, afiliado a la Confederación General del Trabajo (CNT) de Santander (Ficha: “Fernández, Serafín”; en: Centro Documental de la Memoria Histórica, DNSD-SECRETARIA, FICHERO 18, F0027438, disponible en línea: https://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/show/12263759).
Desde 1939 forma parte del exilio español en Francia. Su primer destino es Marsella, donde activa en la CNT marsellesa, y luego se traslada a París. Desde sus ciudades de exilio continúa representando a la FORA en los Congresos de la AIT. Representa de modo indirecto a la FORA, junto a César Milstein, en el VIII Congreso de la AIT que tuvo lugar en Puteaux (Francia) a partir del 19 de julio de 1953. Lo abrieron Renée Lamberet y John Anderson ante representaciones de CNT española en el exilio (Valerio Mas, Santamaría, Montseny), la CNT española del interior (Aiguaviva y Abel Paz), SWF inglesa O, Scoll), SDF de Dinamarca (Gustavo Louqwst, indirecto), ASO de Austria, la CNT francesa, la CUT chilena, la FURU uruguaya, etc.
Volvió a representar a la FORA en el Xº Congreso que tuvo lugar en Toulouse en agosto de 1958, en el XII Congreso reunido en Puteaux entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre de 1963 y el XIII Congreso reunido en Bordeaux los días 10, 11 y 12 de noviembre de 1967. Asimismo, participa del Congreso de la CNT española reunido en Montpellier el 31 de julio de 1965, al que asistieron cenetistas que resistían al interior de España junto con los exiliados.
Acompaña la experiencia del suplemento literario de Solidaridad Obrera (París, 1954-1961), portavoz de la CNT en el exilio, y de su continuadora, Umbral. Revista de mensual de arte, letras y estudios sociales (París, 1962-1970), que dirigió su amigo Juan Ferrer. Colaboró asimismo, como otros exiliados españoles en Francia, en la segunda época de Le Combat Syndicaliste (París, 1947), órgano de la Confédération Geneale du Travail (CGT), sección francesa de la AIT, que también dirigió Ferrer. También colaboró en la segunda época de la revista del anarquismo italiano Volontá (1946-1996). Es probable que sea el Serafín Fernández Paúles que colabora en Simiente Libertaria (Caracas, 1959-1961).
Desde estos órganos defendió la autonomía de la CNT frente a las posturas de otros anarquistas, como Manuel Villar y Diego Abad de Santillán, que en la década de 1960 postularon una política fusionista con la UGT (vinculada al PSOE) con el objetivo de unificar el movimiento obrero español contra el franquismo (Serafín Fernández, “Mejor es hablar claro”, en: Le Combat Syndicaliste nº 330, Choisy-le-Roi, 31/12/1964, p. 2). Escribió asimismo sobre el significado histórico del 1º de Mayo, sobre la experiencia argentina de la FORA, sobre la Unidad Popular chilena, sobre la naturaleza del peronismo, contra los atentados anarquistas y sobre los modos de entender la reforma agraria.
El domingo 10 de marzo de 1963 ofreció una conferencia en el local de la Federación Libertaria de la CNT de París sobre el tema “Leyes y reformas agrarias”. Una reseña lo presenta como el “veterano militante anarquista” que disertaba con su “inconfundible gracejo argentino”. El orador criticó el proyecto elaborado recientemente por las Juventudes Libertarias “en el que al parecer se aboga por una reforma agraria tan inocenbe y absurda como la que pro- pugnaban los republicados el 1931-33. El problensa de la tierra no tiene más solución que la que propugna el anarquismo militante y que en cierto modo se puso en práctica en algunas comunas campesinas de Espafia, durante la mejor etapa constructive la revolución de juio” (“Tribuna de París”, en: Le Combat Syndicaliste nº 237, París, 21/3/1963, p. 3).
En 1962 publicó en París un pequeño folleto que recogía los recuerdos de sus años juveniles en Argentina, desde sus primeras faenas como peón rural hasta su participación en los acontecimientos de la Semana trágica de 1919 (“Recuerdos de la Vida Pampera (La semana trágica de enero de 1919)”), que apareció como suplemento de la revista Umbral. En 1969 recapituló en otro folleto la historia del anarco-sindicalismo en América Latina y la fundación de la ACAT (“La A.I.T. en el continente americano”, Buenos Aires / París, FORA, 1968). En 1971, cuando crecientes sectores del movimiento obrero argentino reclamaban el retorno del General Juan D. Perón de su exilio, Serafín Fernández dictó una conferencia en París en la que recogía una vez más la experiencia del sindicalismo autónomo y combativo en las tres primeras décadas del siglo XX argentino, cuyo debilitamiento debido a la represión sistemática sufrida desde 1930 (deportaciones, prisión, tortura, amedrentamiento) había favorecido el ascenso al poder del Coronel Perón. Sus políticas clientelísticas le habrían permitido sostener durante diez años una dictadura con apoyo obrero. Fernández distinguía las dictaduras con apoyo obrero (citaba las de Perón y Fidel Castro) de las dictaduras antiobreras (como las de Franco y Salazar), pero impugnaba unas y otras en nombre de la autonomía y la libertad. Recogió el texto de su conferencia en un tercer folleto de tema argentino: “Perón en la ruta de las dictaduras” (París, Umbral, 1971).
Cuando tenía 75 años, Campio Carpio lo presentaban como “uno de los fogoneros que tiene en Europa la Federación Obrera Regional Argentina y de la Confederación Nacional del Trabajo de España” (Camplio Carpio, 1963). Tal era la nostalgia de sus años argentinos que en 1973 sus compañeros de la redacción de Le Combat Syndicaliste lo presentaban humorísticamente del siguiente modo: “Español argentinizado, arrojado en 1935 (sic) de la Argentina y en 1939 de España envuelto en los acontecimientos de la época. Español en Francia en espera de recobrar… la Argentina” (Le Combat Syndicaliste nº 777, París, 1973, p. 8). Algunos testimonios confirman su regreso a la Argentina en los primeros años de la década de 1970, otros señalan que falleció durante esa década en París.
Serafín Fernández volvió una y otra vez sobre su experiencia argentina y sobre el rol de la FORA:
“Por la clara visión de los problemas que dan las ideas anarquistas, extensamente allí propagadas, el proletariado, sacudido por tal influencia, adquirió consciencia de su estado de atraso, y cuando se podía abrir un local la primera preocupación era la adquisición de libros y bibliotecas: Hombres de las diversas ramas del saber, entre otros (Jorge) Guash Leguizamón, (Miguel) Piedrabuena, Juan Lazarte, Víctor Delfino y George F. Nicolai, desfilaron por las tribunas del movimiento forista, en las que exponían delicados temas, que nos dejaban la inquietud de que, para nuestra formación de militantes, mucho nos quedaba que aprender.
“En los periodos de gran apogeo, nuestras publicaciones diarias, semanales y mensuales pasaron de 30, y las que salieron esporádicamente fueron numerosas, como así la edición de libros. En la costa sud, Berazategui, Mar del Plata y puerto de Bahía Blanca, tres Casas del Pueblo conocí de la FORA, en sus primeros tiempos los mejores edificios locales. Imprentas, desde la medianamente grande como la de La Protesta a las pequeñas, conocí siete. El cooperativismo en la producción, el transporte, el consumo y otras actividades, fueron largamente ensayadas por nuestro movimiento.
“Ya sea por la militancia de compañeros de diversos países llegados a la Argentina, o por la amplia visión que dan las ideas anarquistas profusamente allí propagadas, la militancia que orientó el movimiento de la FORA desde los comienzos comprendió que un movimiento que aspira a la liberación de la humanidad ha de ser por esencia internacionalista y solidario para el logro de sus fines, como lo son las corrientes reaccionarias a las que un mentido nacionalismo no impide unirse cuando se trata de aplastar a los movimientos sociales cuando amenazan su poderío y sus privilegios”.
“En cumplimiento de su misión internacionalista, la propaganda impresa de la FORA y el movimiento anarquista que le era afín, se repartió por todas las repúblicas del nuevo continente, como así sus delegados en giras, entre los que cabe citar Julio Barcos, González Pacheco y Julio Díaz, entre otros muchos. Con los perseguidos por cuestiones sociales de otros países, el movimiento forista dio solidario ejemplo bien secundado por los obreros portuarios del país, como así los del Uruguay”.
(citado en: Benjamín Cano Ruiz, “¿Qué es el anarquismo?”, México, Tierra y Libertad, 1986).
Obra
- “Recuerdos de la Vida Pampera (La Semana trágica de enero de 1919)”, París, Umbral, 1962.
- “La A.I. T. en el continente americano”, Buenos Aires / París, FORA, 1968.
- “Perón en la ruta de las dictaduras”, París, Umbral, 1971.
- “Texto íntegro de la confrencia sobre Don Quijote dada por el compañero Serafín Fernández”, en: Le Combat Syndicaliste nº 735, París, 4/1/1973, pp. 6-7.
- “Trayectoria y episodios del movimiento forista en sus tiempos heroicos”, en: Le Combat Syndicaliste nº 778, París, 6/12/1973, p. 5.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2024), “Fernández, Serafín”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.