BARRETT VIEDMA, Alberto Próspero (Apodo: “El Cónsul”) (Areguá, Departamento Central, Paraguay, 25/06/1934 – Buenos Aires, Argentina, 05/07/2018).
Artista y militante revolucionario internacionalista paraguayo, miembro del Partido Comunista Paraguayo, del Comité Juan Carlos Rivas, del Movimiento José de Antequera y de Comuneros.
Nació en la ciudad de Asunción, Paraguay, mientras se desarrollaba la Guerra del Chaco (1932-1935). En este conflicto bélico entre Paraguay y Bolivia por el control de la zona denominada Chaco Boreal, su padre participó en la Marina. Alberto fue parte de una familia de varias generaciones de militantes revolucionarios, razón por la cual consideraba que los Barrett eran una “institución política”. Fue nieto del escritor Rafael Barrett (1876-1910) e hijo de “Alex” Barrett (1907-1980) y Deolinda Viedma. El matrimonio tuvo en total diez hijos/as, es decir, Alberto tuvo nueve hermanos/as: Gaspar Alex (1931-2000), María Celedonia (1933-2010), Norma Isabel (1936-2018), Fernando Ángel (1938-2013), Dolores Eugenia (1940-1998), Rafael Antonio (1942-), Soledad (1945-1973), María (1948-), Jorge (1951-).
El 5 de mayo de 1936 Alberto fue bautizado en la Catedral Metropolitana de Nuestra Señora de la Asunción, situada en la capital paraguaya. Algunos meses antes, su padre había participado del levantamiento conocido como “Revolución de febrero”, asaltando la comisaría de la vecina ciudad de Areguá. Los revolucionarios lograron tomar el poder y el coronel Rafael Franco ejerció como presidente provisional desde febrero de 1936 hasta agosto de 1937, logrando grandes avances en materia de políticas sociales. Cuando Franco fue derrocado por el Partido Liberal, la familia Barrett abandonó Areguá y se refugió primero en la ciudad de Yabebyry, y luego en la localidad rural de Tacuruty. En 1945, una parte de la familia se instaló en Ituzaingó, provincia de Corrientes, Argentina. El niño Alberto permaneció en Areguá. Su padre, que había sido apresado por el levantamiento de 1936, fue liberado y partió al exilio. Desde los veinte hasta los cincuenta la familia vivió exclusivamente de la venta de bienes heredados.
Mientras el joven Alberto se encontraba con su familia en Areguá, en 1947 su padre participaba de la Guerra Civil paraguaya dentro del bando revolucionario. En Buenos Aires, Argentina, junto a un grupo de militantes, se apoderó de los buques cañoneros paraguayos Humaitá y Paraguay C-1. Navegaron el río Paraná con la esperanza de llegar al Paraguay, pero en Ituzaingó fueron bombardeados y no pudieron seguir avanzando. Luego de la derrota en la guerra, los Barrett debieron exiliarse en Argentina y Uruguay. Sin embargo, luego de la amnistía general decretada por el presidente paraguayo Felipe Molas López en 1949, regresaron a Areguá.
A partir de 1950, el padre de Alberto comenzó a educarlo políticamente a través de los relatos de las victorias soviéticas en la II Guerra Mundial. Alberto hizo el servicio militar obligatorio en el Centro de Instrucción Militar para Estudiantes y Formación de Oficiales de Reserva de la Fuerza Aérea Paraguaya (CIMEFOR).
En 1952 Alberto fue arrestado brevemente por ser sorprendido con “material comunista” mientras comenzaba a cursar en el Colegio Nacional de Capital. Hacia 1953 tuvo algunas diferencias con su padre debido a su militancia dentro de las filas de la juventud liberal y decidió mudarse a Asunción. En 1954 fue candidato a vicepresidente del centro de estudiantes del Colegio Nacional por una fuerza febrerista-liberal. El 4 de mayo de ese año se produjo el golpe militar de Alfredo Stroessner y Alex Barret debió pasar a la clandestinidad.
Hacia 1955 Alberto se acercó al entonces proscripto Partido Comunista Paraguayo (PCP) y colaboró con la difusión del Manifiesto a la Nación. Para entonces se sostenía económicamente pintando letras para carteles, dando los pasos iniciales de lo que sería su reconocida carrera artística como dibujante. El 1 de mayo asistió a una manifestación en Asunción, la cual fue reprimida por las fuerzas gubernamentales. Durante estos sucesos fue apresado, remitido al Departamento de Investigaciones y torturado. Luego de 40 días, fue trasladado a la vieja Cárcel Pública de Asunción donde permaneció alrededor de seis meses. Allí siguió haciendo retratos de sus compañeros de prisión, incluso otros a pedido de los guardiacárceles, como así también tareas de alfabetización.
En 1956 se inscribió en la Facultad de Filosofía, comenzó a dictar clases en el Instituto Paraguayo y a trabajar en la firma Zivota Melamed Rotaprint (ZIMRO), donde se destacó como dibujante y calígrafo. En el transcurso de estos años adquirió las habilidades que lo convertirían en un experto falsificador de documentos.
Hacia 1959, los canales de participación democrática se fueron cerrando. Bajo el influjo de la Revolución Cubana, se articuló el Frente Unido de Liberación Nacional (FULNA), paso previo al inicio de la lucha armada por parte del PCP. En este contexto, fue nuevamente apresado junto a su hermano Rafael y varios compañeros. En diciembre de aquel año, el intento guerrillero del Movimiento 14 de Mayo, formado por jóvenes paraguayos miembros de los partidos Liberal y Febrerista exiliados en Argentina, motivó el endurecimiento de las condiciones para los presos políticos. Alberto pasó por las comisarías tercera y cuarta. Hacia junio de 1960, en ocasión de la entrada al país de la Columna guerrillera Ytororó del FULNA, los guardiacárceles les hicieron saber a los presos que si los guerrilleros se acercaban a Asunción, tenían órdenes de liquidarlos. Mientras tanto, en agosto cayó preso su padre, Alex, en un enfrentamiento en dicha ciudad. Alberto, junto al resto de sus compañeros, entre los que se encontraba Luis Casabianca, declaró una huelga de hambre. En octubre fueron liberados y deportados a la ciudad de Clorinda, en la provincia de Formosa, Argentina. Rafael y Alberto viajaron a Buenos Aires, donde Rafael comenzó a trabajar como asistente del secretario general del PCP, Oscar Creydt y Alberto se trasladó a Montevideo, capital uruguaya, donde vivió hasta 1966.
Desde Montevideo, impulsó la campaña por la libertad de su padre, todavía preso en el penal situado en el barrio capitalino de Tacumbú, Paraguay, y por el fin de la dictadura de Alfredo Stroessner. Lograda su liberación, Alberto solicitó a las autoridades del PCP en Montevideo su ingreso a la organización militar. En julio de 1962, un grupo fascista secuestró y tajeó cruces esvásticas en la piel a la hermana menor de Alberto, Soledad Barret. Esto llevó a que la familia Barrett reforzara la seguridad de su casa y se turnaran para hacer guardias. Para fines de 1962, la familia estaba dispersa: Rafael, Soledad y Norma estaban en Moscú realizando un curso en la escuela de la organización juvenil del Partido Comunista de la Unión Soviética (KOMSOMOL) y Alberto permaneció en Montevideo con el objetivo de integrarse a los campamentos de instrucción guerrillera que el PCP mantenía en el municipio de Itapecerica, Brasil. Allí estaba su hermano Gaspar. Sin embargo, en 1964 estos campamentos fueron desmantelados.
Mientras tanto, las crisis internas se sucedían en el PCP. En diciembre de 1962 fueron expulsados más de treinta miembros que inmediatamente formaron otro partido: el Partido Comunista Leninista Paraguayo.En julio de 1965 se produjo una gran división entre los seguidores de Oscar Creydt y los que apoyaron a Miguel Ángel Soler y Obdulio Barthe. Frente a este estado de fragmentación partidaria, Alberto, junto a su padre y sus hermanos Fernando y Rafael, permanecieron leales a Creydt aunque por poco tiempo.
A comienzos de 1966, los hermanos optaron por desmarcarse de ambas fracciones y comenzaron a tejer vínculos con el Movimiento Revolucionario Oriental (MRO), ligado a la Revolución Cubana, para plegarse al proyecto continental de Ernesto “el Che” Guevara. Bautizaron a su agrupación con el nombre de Comité Juan Carlos Rivas, en homenaje al joven comunista paraguayo asesinado por la policía en 1963. El grupo publicó su manifiesto Romper Cadenas, donde difundieron una dura crítica al proceso de separación del partido y bregaron por la lucha armada en línea con la Revolución Cubana. Alberto escribió la frase con la que finaliza el manifiesto: “a nosotros, y a nadie más, nos corresponde tomar la posta con la llama revolucionaria en el verbo, y en las manos la pólvora, que es la herramienta con la que se construye nuestra historia”.
En la Semana Santa de 1966 los hermanos colocaron una bomba en la embajada paraguaya de Montevideo donde se realizaba una reunión de presidentes latinoamericanos con la presencia del dictador paraguayo Stroessner. Aunque se trató sólo de una bomba de estruendo, la cual no explotó por desperfectos en su armado y colocación, su hallazgo fue noticia en los diarios.
Para entonces, dentro del ambiente de exiliados paraguayos en Montevideo y Buenos Aires, Alberto era conocido como “el cónsul”. El apodo hacía referencia a la maestría que poseía para falsificar documentos y pasaportes. Cuando fue necesario, proveyó a la mayoría de sus camaradas de documentación falsa.
En 1967 viajó a Francia por motivos laborales, y luego a Cuba para comenzar el entrenamiento guerrillero junto a sus hermanos Fernando y Rafael, con miras a unirse al proyecto del “Che” en Bolivia. Su hermana, Soledad, ya se encontraba entrenando en la isla. Sin embargo, la muerte del “Che” cambió las proyecciones y quedaron varados en Cuba durante un tiempo. Luego, Fernando y Alberto viajaron a Francia, en donde fueron testigos de las protestas estudiantiles y sindicales de mayo de 1968, conocidas como Mayo Francés. Por entonces el nombre del grupo cambió a Movimiento José de Antequera. Al no lograr conseguir apoyo europeo para la lucha contra la dictadura, a comienzos de 1970 Alberto decidió irse de Francia y regresar a Montevideo. Desde allí se fue a Buenos Aires para reorganizar la agrupación. En estas ciudades fue testigo del desarrollo y crecimiento de la guerrilla urbana. Según su testimonio, al leer el manual de Carlos Marighella se dieron cuenta de la precariedad de medios y recursos de los guerrilleros rurales de Paraguay, especialmente los comandados por Agapito Valiente.
En Argentina, luego de muchas privaciones, consiguió empleo como ilustrador en la revista Resultado. Mientras tanto, el grupo de militantes refundó la agrupación con el nombre de Comuneros y llegaron a tener vínculos con los Tupamaros, los Comandos Populares de Liberación (CPL) argentinos y con el Partido Obrero Revolucionario Armado (PORA) de Paraguay. Durante 1970 realizaron dos operativos para conseguir fondos.
A principios de 1971, Alberto fue expulsado de Comuneros por su hermano Fernando, líder de la agrupación. Todas las acusaciones, según el testimonio de Alberto, fueron infundadas -realizar operativos sin autorización, violación de normas de seguridad, usurpación de funciones, imprudencia con explosivos, etc.-. Hacia mediados de 1972, optó por integrarse a las Fuerzas Argentinas de Liberación (FAL). Su tarea consistió en producir documentación para los militantes clandestinos. Alberto aseguró que quedó deslumbrado frente a la estructura organizativa de la agrupación, en comparación con los grupos paraguayos. Esta se materializaba, por ejemplo, en la posesión de una plastificadora para falsificar documentos y la abundancia de armas, explosivos y de una logística muy aceitada. En las FAL, Alberto también se especializó en explosivos y dictó cursos para su manipulación. Debido a la gran cantidad de paraguayos que militaban allí, tomó la iniciativa de crear una “sección paraguaya” de las FAL. El objetivo era confluir en el Paraguay con las Ligas Agrarias y la naciente organización político-militar (algunos autores hablan de la Organización Primero de Marzo) liderada por Juan Carlos Da Costa y Nidia González Talavera. Sin embargo, el proyecto se desmoronó debido a que el plan de Alberto se filtró a la dirección, por lo cual fue expulsado de las FAL.
Entre 1973 y 1975 se dedicó a su profesión y siguió confeccionando documentación para diferentes agrupaciones. En 1973 se casó con una argentina, y a los dos días recibió la noticia del asesinato de su hermana Soledad en Brasil. A fines de 1975 viajó a Cuba para coordinar el viaje de unos 20 campesinos paraguayos pertenecientes a las Ligas Agrarias, para que recibieran entrenamiento guerrillero. La contrapropuesta de los cubanos fue enviarlos a Angola. Uno de aquellos campesinos, llamado Martín Rolón Centurión,fue desaparecido durante la represión conocida como Pascua Dolorosa en 1976. La policía stronista secuestró y torturó a centenares de campesinos, y desapareció y asesinó a muchos de ellos a lo largo y ancho de todo Paraguay. Alberto volvió a Buenos Aires al tiempo que se producía el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 en Argentina.
Entre 1976 y 1978, junto a Ignacio Samaniego Villamayor, militante paraguayo de la organización político-militar argentina Montoneros, continuaron proporcionando documentación a militantes de diferentes agrupaciones y corrientes políticas. El 18 de septiembre de 1978 las fuerzas represivas argentinas secuestraron a Samaniego en la intersección de las calles San Juan y Boedo, en Buenos Aires. Al día siguiente, Alberto fue secuestrado y enviado al centro clandestino de detención y exterminio El Olimpo. Allí fue torturado junto a Samaniego y luego de una semana, lo liberaron. Alberto explica en su autobiografía que fue liberado gracias a un llamado que su padre Alex Barrett le hizo al almirante Isaac Rojas, a quien había conocido en la Escuela Naval Argentina. En 1985, Alberto testificó en el proceso judicial conocido como Juicio a las Juntas, durante el cual se juzgó a nueve de los diez integrantes de las tres primeras Juntas Militares de la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional.
Luego del divorcio de su primera mujer, Alberto se casó con Cecilia Ibañez, quien lo acompañó hasta su fallecimiento en 2018. En esos 33 años, con el apoyo y colaboración de Cecilia, realizó aproximadamente unos 150 retratos de diferentes luchadores políticos y sociales latinoamericanos. La técnica que utilizó fue la de sombreado de líneas aleatorias, o estocástico aleatorio. En 1991 participó activamente en la comisión para la repatriación de los restos de José Asunción Flores a Paraguay. En 2006 organizó, junto con Cecilia, la muestra de sus retratos bajo el nombre de Arte y Memoria. Hasta 2018, la muestra tuvo ocho presentaciones. El folleto de una de ellas apunta: “Las ilustraciones fueron realizadas para publicaciones de denuncia y concientización, tratando de cumplir con lo que a mi entender debe ser el rol del arte como herramienta de superación social”.
A partir del año 2006, fue una de las caras visibles en la campaña por la libertad de seis campesinos paraguayos: Agustín Acosta, Roque Rodríguez, Gustavo Lezcano, Simeón Bordón, Basiliano Cardozo y Arístides Vera; detenidos en la Argentina y deportados al Paraguay, acusados sin pruebas de estar involucrados en secuestros extorsivos en un proceso viciado de nulidad.
Obra
- Alberto Barrett, Autobiografía clandestina, Asunción, Arandurã, 2017.
Cómo citar esta entrada: Montero, Mariano Damián (2024), “Barrett, Alberto”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.