VALENCIA SÁNCHEZ, Luis Emiro (Seudónimo: Joan Ariano) (Bogotá D.C., Colombia 25/03/1922 – Bogotá D.C., Colombia 13/10/2018)
Economista, político e intelectual socialista.
Nieto de Manuel María Sánchez, médico liberal fundador del Hospital de Zipaquirá, miembro de la Academia de Medicina y amigo del presidente de la República, el liberal radical, Manuel Murillo Toro (1864-1866 y 1872-1874). Durante la guerra de los Mil Días (1899-1902) Manuel María Sánchez fue apresado por ayudar a las guerrillas liberales.
Según se recuerda en el seno familiar Carlina Sánchez Lozano —madre de Luis Emiro—, hija del detenido y de Carmen Lozano, en una de las visitas que hiciera a su padre en su centro de reclusión, acudió con una canasta de víveres adornada con una cinta roja en la que llevaba camuflado un mensaje de sus copartidarios. El guardia de turno le dijo: “señorita no la puedo dejar entrar”. Carlina insistió con ahínco, de modo que el guardia accedió condicionando su entrada a quitarle el lazo rojo a la canasta porque el “color era símbolo de las guerrillas”, según dijo, a lo que ella replicó: “Tiene razón. Lo quito siempre que Ud. le quite la franja roja a su pantalón”. (Entrevista con Luis Emiro Valencia, 4 de julio de 2003).
La anécdota demuestra el carácter de la madre de Luis Emiro quien, en un Tedeum celebrado en la Iglesia del Voto Nacional, a sus 28 años conoció a Tulio Hernán Valencia —oriundo de Popayán hijo de Miguel Valencia Cajiao Rivera y Rivera y de Carmen Segura Caldas Grueso—. La joven asistió al acto litúrgico en compañía de su padre; llegaron en un lujoso coche tirado de caballos, a la mejor usanza de las familias prestigiosas de aquella época. Para 1928 el padre de Luis Emiro, Tulio Hernán, acababa de llegar de Chile donde cursó su carrera militar, acogiéndose con ello a los beneficios derivados del acuerdo bilateral firmado durante el gobierno del presidente Rafael Reyes (1904-1909) según el cual la Escuela Militar colombiana contaba con el apoyo técnico de la milicia chilena. En cuanto a Carlina, cabe enfatizar que fue una mujer culta, dominaba el inglés y el francés, era diestra en el piano, como era de esperarse de la hija de un militar, escritor y funcionario público colombiano de fines del siglo XIX e inicios del XX.
Carlina y Tulio Hernán se casaron al poco tiempo de conocerse en la Iglesia de Santa Bárbara en Bogotá; por azares del destino, se separaron en 1926, cuando su vástago —Luis Emiro— tenía cuatro años. Tras la separación Tulio Hernán migró a Panamá donde rehízo su vida y se nacionalizó. Según recordaba Luis Emiro, crecer sin la presencia de un padre hizo de su madre la figura central en su formación humana y política, pues fue ella quien con el ejemplo le mostró la importancia del amor al trabajo y la cultura, tanto como la necesidad de acompañar sus acciones con compromiso, justicia social y coherencia programática respecto al ideario liberal con el que ella había sido formada por su padre. Tras la separación de Tulio Hernán, Carlina debió afrontar sendas dificultades económicas. En la década del treinta trabajó para la Compañía Fosforera Colombiana ubicada en el barrio Ricaurte de Bogotá; allí fue presidenta del sindicato de cajetilleras del trabajo domiciliar, organización que era coordinada por Juan de Dios Romero un líder anarcosindicalista bastante conocido por aquel entonces. Su compromiso político la impulsó a participar de las “marchas del hambre” junto a sus compañeras llevando a su pequeño hijo a las jornadas, quien para entonces contaba con unos 8 u 9 años. Con dichas marchas los bogotanos expresaban su descontento respecto a la crisis económica que se vivía en la ciudad, simultáneamente manifestaban una postura ideológica de oposición al status quo que apelaba a la concreción de un humanismo social cuyo objetivo era la defensa de la igualdad y la dignidad de las condiciones laborales, tanto como las de vivienda y el bienestar en general. El liberalismo de Carlina la instó no sólo a celebrar el triunfo liberal de 1930, sino a asistir a la posesión del presidente Enrique Olaya Herrera. Fue tal su activismo que años después donó la que fuera su alianza matrimonial para contribuir en la financiación de la guerra contra el Perú, evidentemente —según recordaba Luis Emiro— se trató de un acto simbólico con el que simpatizantes y militantes del liberalismo expresaron su patriotismo. Esta actitud política de Carlina marcó la vida de Luis Emiro, pues según afirmaba, fue ella quien le enseñó la importancia y el significado de la lucha por la justicia social, espíritu que lo llevó del liberalismo al socialismo en sus años estudiantiles. Además de sentido político Carlina le enseñó a Luis Emiro música, le instruyó en el piano, y le introdujo en la literatura. Afirmaba Luis Emiro que entre sus libros favoritos estaba El alma del hombre bajo el socialismo de Oscar Wilde; afirmaba que este texto, desde la estética, le había ayudado a entender la solidaridad y lo hermoso del ser humano. En su camino literario se topó con La guía política de nuestro tiempo de Bernard Shaw, libro del que al final de su vida recordaba como una obra cautivante (Entrevista con Luis Emiro Valencia, 16 de abril de 2013).
Luis Emiro realizó sus primeras letras en el Liceo Infantil de las Cruces dirigido por el reputado maestro bogotano Ramón Gallo, tras tres años pasó al Colegio de los Hermanos Cristianos de San Vicente de Paul, posteriormente se trasladó al Instituto de La Salle donde culminó sus estudios secundarios. Una vez bachiller, ingresó a la Escuela Industrial anexa a la Facultad de Matemáticas e Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia; su idea era convertirse en técnico fundidor, para luego seguir el camino de la ingeniería siderúrgica, opción que era resultado de la influencia de un profesor chileno que tuvo en la Escuela Industrial. No obstante, un accidente en los talleres de fundición le hizo reconsiderar ese camino. A fines de los años treinta e inicios de los cuarenta, la Federación de Empleados de Cundinamarca abrió el Instituto de Enseñanza Especializada donde tomó cursos de inglés, mecanografía, elementos de contabilidad y costos. En aquel espacio conoció a varios líderes de la CTC, justo cuando esta organización tenía una fuerte influencia liberal radical por lo que se vinculó a ella. Entre 1942 y 1943 hizo una especialización industrial bancaria en la Escuela Nacional de Comercio, en 1944 adelantó una especialización en asesoría tributaria en la Pontificia Universidad Javeriana.
Esta trayectoria académica le posibilitó a Luis Emiro ejercer como contador independiente y asesor tributario, actividades que desempeñó junto a Pompilio Lozano en su empresa Valencia & Lozano. Como buen empresario se diversificó, de modo que desarrolló actividades agrícolas y editoriales como complemento de las tributarias y contables. Los negocios editoriales le permitieron canalizar su activismo político, que desarrolló en el ambiente intelectual de la Universidad Nacional de Colombia. En esta institución llevó cursos de extensión universitaria, que para las décadas del treinta y el cuarenta eran toda una novedad en el país que se había diseñado y ejecutado como parte de las reformas educativas del presidente López Pumarejo y cuyo objetivo era capacitar a obreros, comerciantes, industriales y a todas las personas que por cualquier motivo no habían podido acceder a una formación universitaria. Dada la población objetivo los cursos de extensión eran nocturnos, y algunos se daban por correspondencia con el fin de acercar las aulas a la ciudadanía.
En el marco de dichos cursos fue como Luis Emiro conoció a Abdón Espinosa, Indalecio Liévano Aguirre, Alfredo Vásquez Carrizosa, José María Ots Capdequí y a Antonio García Nossa, su maestro, amigo y cómplice político. La relación con éste último le permitió a Luis Emiro comprender el significado e importancia de lo que llegó a denominar “la familia esencial y diferente a la consanguínea”; relación que lo instó años más tarde a convertirse en el biógrafo y divulgador de la obra de su mentor: Antonio García Nossa.
En abril de 1945 se fundó el Instituto de Ciencias Económicas anexo a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Colombia que dio paso a la creación de la primera Facultad de Economía en una universidad de carácter estatal. Las habilidades taquigráficas y la trayectoria académica de Luis Emiro fueron las capacidades que Antonio García Nossa consideró al nombrarle secretario del nuevo Instituto; en 1946 el ambiente académico y su nueva cercanía con los profesores del plantel le impulsaron a estudiar Ciencias Económicas. En 1950 culminó sus estudios graduándose con la tesis: Política del Cambio Exterior, que fuera dirigida por su amigo y mentor. El trabajo se publicó poco tiempo después de la graduación, con prólogo de su maestro, quien por aquel entonces fungía como decano de la Facultad de Ciencias Económicas.
Los estudios universitarios le permitieron a Luis Emiro conocer clásicos como Adam Smith, Karl Marx, Max Weber y Friederich List, cuyos argumentos críticos sobre el comercio internacional y la doctrina de las ventajas comparativas le sirvieron de cimiento teórico para pensar el nacionalismo popular colombiano de la primera mitad del siglo XX al tiempo que le ayudaron a elaborar varios de sus escritos profesionales. Aunque bebía de F. List, Luis Emiro consideraba que este autor debía seguirse con cautela si se empleaba para analizar el contexto latinoamericano, ya que sus planteamientos no facilitaban la planificación de los países en vías de desarrollo.
Las aulas de la Universidad Nacional y las conversaciones que entablaba con sus maestros le permitieron a Luis Emiro comprender la importancia de la geopolítica, con la que en los años cuarenta se explicaba la realidad política de la segunda postguerra. Su amistad con A. García Nossa le orientó académica y políticamente; en la década del cuarenta fusionó lo aprendido junto a su madre con los nuevos debates de la arena pública nacional y se involucró activamente con los sindicatos de Bavaria, el de los vidrieros de Fenicia y el de la compañía de teléfonos de Bogotá. Esta proximidad con la gente le ayudó a despertar y fortalecer su conciencia política; sobre aquellos años afirmaba al final de sus días: “esas tertulias me enseñaron la importancia de la lucha sindical y política que caracterizó mi vida posteriormente”, lo que se sumaba al compromiso político apropiado y construido junto a su mentor (Entrevista con Luis Emiro Valencia, 16 de abril de 2013).
En 1946 A. García Nossa y Luis Emiro llevaron su compromiso político a la arena pública nacional fundando así el Partido Socialista Colombiano (PSC), cuyo objetivo era conformarse como una alternativa en el país del bipartidismo. Las propuestas ideológicas de estos dos intelectuales se plasmaron en: “Qué es y porqué lucha el Partido Socialista Colombiano” (1946), “Bases para una nueva Colombia. Programa mínimo del Partido Socialista Colombiano” (1947); en estos escritos definían la ruta, que según su criterio, debía adoptarse en el país para construir una nueva democracia, más incluyente en la que consideraban era esencial cambiar el rol del Estado, sus instituciones y redefinir los alcances de la responsabilidad política que el establecimiento debía tener para con la sociedad. Afirmaban en esos textos que los ciudadanos debían transformarse para ser sujetos políticos con una soberanía mucho más activa. Este activismo político le permitió a Luis Emiro no sólo conocer sino acercarse a personalidades como Jorge Eliécer Gaitán (1898-1948), quien en su carrera por la presidencia del país había armado un equipo intelectual que le asesoraba constantemente, entre ellos se destacaba: Guillermo Hernández Rodríguez profesor de Finanzas y encargado de la parte jurídica, Luis Rafael Robles profesor de Moneda y Banca, Antonio García Nossa profesor de Economía Política y Comercio Internacional; todos estaban vinculado0s con el Instituto de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional donde Luis Emiro era el secretario.
Para 1947 Luis Emiro se sumó al equipo de asesores gaitanistas como secretario, al respecto afirmaba: “fui un amanuense circunstancial para la transcripción del Plan Gaitán de 1947, no era asesor, pues era estudiante y ante todo discípulo de Antonio. Llegué a esa posición pues había estudiado taquigrafía y mecanografía en la Escuela Remington Camargo de Bogotá”; estas habilidades le ayudaron más tarde a vincularse del mismo modo a las conferencias sobre comercio exterior, economía política que su maestro y amigo A. García Nossa dictaba en las aulas de la Universidad Nacional de Colombia. Sus transcripciones eran revisadas y anotadas por el propio Antonio, quien le impulsó a hacer lo mismo con otros profesores del claustro, así Luis Emiro empezó a combinar sus intereses académicos, políticos y empresariales al transcribir las lecciones magistrales de los maestros para luego ofrecerlas a sus compañeros de clase a un bajo costo.
La militancia gaitanista de Luis Emiro fue muy intensa, estuvo presente con el grupo asesor —más como aprendiz— en la presentación de la “Plataforma del Colón” el 18 de enero de 1947, evento organizado por la Convención del Partido Liberal Colombiano. Dicha plataforma expresaba los anhelos de cambio político impulsados por el espíritu socialista del grupo asesor, de modo que se proponía una transformación socioeconómica para concretar la definición de una democracia popular en la que el Estado fuese más interventor, exponían la necesidad de realizar una reforma agraria de tipo corporativista, en la que se buscaba cambiar la distribución de la propiedad y la producción agropecuaria. Asimismo, buscaban promover la nacionalización de los servicios públicos y controlar los monopolios. El plan en referencia fracasó, pero el espíritu reformista siempre estuvo en la mente política de Luis Emiro; años antes, en 1943, junto a A. García Nossa y otros socialistas habían intentado el cambio al crear la efímera Liga de Acción Popular (LAP). Fue la presencia de estos socialistas en la campaña gaitanista de 1947 lo que alimentó la imagen del “Gaitán socialista” de aquella coyuntura, donde se decía que se buscaba hacer del Partido Liberal el partido del pueblo. Tras los varios intentos reformistas y luego del asesinato de J.E. Gaitán el 9 de abril de 1948, A. García Nossa, Luis Emiro y otros compañeros socialistas insistieron en la necesidad de representar a las huérfanas masas gaitanistas para darles visibilidad política en la arena pública nacional, de modo que en 1951 crearon el Movimiento Socialista Colombiano (MSC), la antesala del Partido Popular Socialista colombiano (PPSC) que se creó en 1955. En el MSC participaron: Eduardo Suescún quien años después fue Ministro de Justicia, Armando Suescún logró ser rector de la Universidad Tecnológica de Tunja. Tanto el MSC como el PPSC tuvieron periódicos de difusión: Gaceta Colombiana (1952-1953) y El Popular (1954-1959) respectivamente. Los socialistas que se sumaron a estas iniciativas fueron: Rubén Darío Utria, Narses Salazar Cuartas, Nina Moreno y Jaime Zuloaga, entre otros. Con El popular los socialistas reafirmaban sus expectativas sobre el posible cambio que el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) podría traerle al país, y no dudaron en apoyar al régimen que se había instalado con el lema “paz, justicia y libertad”.
A pesar de las acciones desatinadas del gobierno rojaspinillista ampliamente conocidas en la historia política colombiana los socialistas mantuvieron su apoyo al statu quo, el 16 de agosto de 1955, y en calidad de secretario general del PPSC, Luis Emiro, en una manifestación pública enarboló un vibrante discurso en el que sostuvo: “Nosotros creemos que ha llegado la hora del pueblo; en esta hora, debemos superar el viejo sentido faccioso, sangriento y negativo de la política para darle un contenido social nuevo y constructivo. Aspiramos a una política que dé al pueblo los bienes indispensables para su definitiva liberación” (El popular, agosto 16 d e 1955, p. 1). El discurso además enfatizó que el socialismo colombiano luchaba por la instauración de una “nueva patria”.
Sobre el pensamiento que unía al PPSC y al socialismo colombiano de mediados del siglo XX, Luis Emiro afirmaba que su intencionalidad era empujar la concreción de una reforma agraria, por lo que pedían tierra para los campesinos y la ruptura de los latifundios en zonas vitales, creían que era necesario otorgar libertad de sindicalización, asimismo consideraban indispensable la creación de un sistema nacional de cooperativas. Luchaban por la nacionalización de la producción e importación de medicamentos esenciales, reclamaban nacionalizar las escuelas primaria y técnica, y buscaban una reforma universitaria. También defendían la incorporación de las mujeres al sistema político para lo que creían necesario otorgarles el pleno uso de sus derechos sociales y políticos (El popular, agosto 16 de 1955, p. 1).
Estas posturas causaron revuelo no solo en el ambiente político nacional, sino discrepancias entre los mismos socialistas; situación que era recordada por Luis Emiro como un hecho trágico para el socialismo colombiano. Sobre el particular, Luis Emiro recordaba que días previos al 10 de mayo de 1957, el 4 de mayo para más señas, estaban reunidos en palacio el General G. Rojas Pinilla, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, otras personas cercanas al General, entre quienes estaban A. García Nossa y Luis Emiro, para discutir el futuro político nacional. Los socialistas, abanderados por A. García y su discípulo habían escrito su propuesta titulada “Los 10 puntos”, donde proponían tomar medidas revolucionarias; sin embargo, Rojas Pinilla prefirió entregar el poder a la Junta Militar cuyo objetivo sería conducir al país por la senda democrática.
La cercanía de los socialistas con el gobierno rojaspinillista fue la espada de Damocles de su proyecto. Fueron cuestionados por liberales y conservadores, en su defensa, A. García Nossa años más tarde, afirmaba que dicha cercanía había sido una estrategia política para construir “la puerta de entrada hacia la salida: si el 7 de mayo de 1957, se hubiese iniciado la revolución social [planteada por el socialismo y resumida en los 10 puntos], el 10 de mayo de aquel año habría sido una fecha semejante al 20 de julio de 1810”(Antonio García Nossa, El 10 de mayo desde una perspectiva histórica. La estrategia reaccionaria de volver atrás, [s.f.]). Aquel 4 de mayo Luis Emiro pronunció el discurso más corto de su carrera política, afirmando: “Si el general Bolívar hizo la revolución de Independencia, al General Rojas le corresponde hacer la revolución económica y social” (Entrevistas con Luis Emiro Valencia, 4 de julio de 2003, y 16 de abril de 2013). Desde entonces, la experiencia socialista tomó otros rumbos.
Los acontecimientos de la década del cincuenta vividos por Luis Emiro y los demás socialistas del PPSC, según el propio Luis Emiro eran una extensión del gaitanismo, sobre ello afirmaba que la muerte del líder no había apagado las ideas, pues ellas “son como los vestidos, no son del sastre sino de quien las usa” y en los años cincuenta el acercamiento que como socialistas hicieron al gobierno militar fue, según su criterio, una táctica para concretar el pensamiento revolucionario con el que habían alimentado al gaitanismo con anterioridad (Entrevista con Luis Emiro Valencia, 16 de abril de 2013).
Al finalizar los años cuarenta y durante los cincuenta, Luis Emiro mantuvo su militancia política incluso fuera de las instancias gubernamentales; se hizo asesor del Sindicato de Empleados Bancarios de Bogotá (ASEB), donde buscaba reproducir el pensamiento político socialista revolucionario que había aprehendido junto a su maestro, a Gaitán y a personalidades como Alfredo Vásquez Carrizosa. El compromiso político de estos socialistas fue pieza estructurante de sus vidas públicas y privadas, tanto que el matrimonio entre Luis Emiro y Gloria Gaitán, la hija del inmolado líder liberal, en 1958 se publicitó como: la boda revolucionaria del siglo, ejemplo de congruencia entre amistad y camaradería política, se dijo que se trataba de un “matrimonio político” cuyo final se produjo en 1970 (El Espectador, jueves 9 de abril de 1970, p. 1 y p. 12A). El padrino de la unión fue Guillermo Hernández Rodríguez, la ceremonia se ofició por Monseñor Enrique Pérez Arbeláez, con quien Luis Emiro contribuyó a fundar el Jardín Botánico de Bogotá, durante su gestión como Consejero Administrativo del Distrito Capital de Bogotá (1955-1957) cargo para el que fue nombrado por la Asamblea Constituyente de entonces.
El triunfo de la revolución cubana (1959) aumentó la militancia socialista colombiana. Se unieron a estas ideas jóvenes que creían firmemente que se podría materializar el modelo cubano en todo el continente; instados por ese mismo anhelo, Luis Emiro y Gloria, viajaron a Cuba el 4 de mayo de 1961, con el fin de conocer de cerca al líder de aquella revolución y con quien compartieron algunos días. Resultado de esa experiencia, Luis Emiro escribió “36 horas con dos personajes de la historia: Fidel Castro y la Revolución cubana”, el texto se publicó el mismo año de la visita; se trató de una especie de etnografía política donde se afirmaba “Nuestro encuentro personal, directo y permanente con Fidel comienza el jueves 4 de mayo de 1961, a la medianoche, y culmina el sábado 6 al mediodía. Son las 36 horas más apasionantes por la calidad de los temas y la presencia viva de dos personajes de la historia: la Revolución Cubana y Fidel Castro […] Es una obligación social ineludible lo que me impulsa a escribir estas notas de testimonio”. (Luis Emiro Valencia,36 horas con dos personajes de la historia: Fidel Castro y la Revolución cubana, Ediciones Desde abajo, Bogotá, 2008, p. 16). El texto le hizo merecedor del Premio al Ensayo Hispanoamericano Casa de las Américas de 1961, pues se consideró una verdadera radiografía de la realidad y las perspectivas de la revolución cubana.
Tras la experiencia cubana, Luis Emiro y Gloria continuaron su militancia política. Fundaron el Movimiento Nacional Popular Gaitanista (MNPG), cuya duración fue muy corta. Sus objetivos eran revivir el gaitanismo, por ello lanzaron la iniciativa en el Teatro Colón de Bogotá. Posteriormente publicaron la plataforma política del movimiento en el semanario Gaitán. Aunque el movimiento no prosperó, ni Luis Emiro ni Gloria abandonaron sus utopías políticas, motivo por el que en 1962 se unieron en la creación del Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR) que duró un año. El FUAR buscaba mantener la lucha socialista en el país, allí convergieron excomunistas, algunos viejos miembros del sindicalismo independiente, militantes del movimiento estudiantil de la ciudad que comulgaban con residuos del foquismo y con ideas anarquistas. Lo que unía a los miembros de FUAR era su perspectiva crítica respecto a lo que denominaban la “farsa electoral” del país tanto como su simpatía por la lucha armada; esta última no fructificó como otras experiencias de ese entonces, en razón a las discrepancias internas sobre el particular, no todos los miembros de FUAR coincidían en las tácticas, estrategias y mecanismos armados que se suponían concretarían la revolución del país. Adscrito a las filas del FUAR Luis Emiro tejió su amistad con Juan de la Cruz Varela, veterano líder agrario y gaitanista; sobre el FUAR, Luis Emiro recordó en entrevista con autoras, que estuvieron a punto de colaborar con la guerrilla de Varela, quien había vuelto a levantarse en armas luego de haber hecho una entrega políticamente calculada durante el gobierno de Rojas Pinilla.
Los sueños de transformación política y socioeconómica acompañaron a Luis Emiro toda su vida, afirmaba que lo importante en un movimiento político era el contenido, no el nombre (Entrevista con Luis Emiro Valencia, 16 de abril de 2013). Este pensamiento le condujo a participar de la Primera Conferencia de Expertos Económicos de los Partidos Socialistas de América Latina realizada en Santiago de Chile en mayo de 1958; simultáneamente se adelantaba la Tercera Conferencia del Comité consultivo del Secretariado Latinoamericano de la Internacional Socialista. Como representantes del PPSC asistieron a amabas reuniones, A. García Nossa, Luis Emiro y Jorge Cantillo. Luis Emiro fue designado coordinador de la Conferencia de Economistas Socialistas, evento en el que participó el entonces candidato presidencial de Chile, Salvador Allende, otra de las delegadas en esta conferencia fue Alicia Moro, la viuda del argentino Juan B. Justo, quien fue el primer traductor de El Capital de Marx. Hubo participación de toda Latinoamérica.
En mayo de 1985 como parte de una apuesta política en pro de la construcción de una democracia distinta ampliada e incluyente se creó el partido Unión Patriótica (UP) del cual Luis Emiro fue su primer vicepresidente y Diego Montaña Cuéllar su primer presidente; ambos fueron elegidos en el II Congreso Nacional de la UP celebrado en septiembre de 1989 en Bogotá. En ese mismo evento se escogió a Bernardo Jaramillo Ossa como el candidato presidencial del partido, como reemplazo del asesinado Jaime Pardo Leal. Durante la campaña electoral, la amistad entre Luis Emiro y Bernardo Jaramillo Ossa, instó al primero a ser su consejero, ayudándole a preparar varios proyectos de ley, así como documentos programáticos para plasmar la plataforma política de la UP que se presentó en septiembre de 1989.
Aquella se basó en la idea de gestar una democracia organiza e integral de carácter radical a fin de superar la fallida estrategia del pasado conocida como “todas las formas de lucha”; el nuevo plan de esta izquierda renovada se proponía formalmente sacar al país del conflicto político armado fortaleciendo la democracia. Varias de las ideas democráticas desarrolladas en el seno de la UP recordaban algunos de los planteamientos propuestos por A. García Nossa años atrás, no en vano su discípulo Luis Emiro fungía como miembro del nuevo partido. Sobre este particular, Luis Emiro recordaba al final de sus días que “la llegada de la UP a la política colombiana, se hizo en el contexto de la crisis mundial de las izquierdas, especialmente por la aparición de la política Perestroika de Mijail Gorbachev”, (Entrevista con Luis Emiro Valencia, 16 de abril de 2013), situación que obligaba a replantear ideológica, estratégica e internamente a la UP; fue en dicho contexto que los nuevos líderes de la izquierda colombiana volvieron a revisar las obras escritas por A. García Nossa: Dialéctica de la democracia y la democracia en la teoría y en la práctica. La nueva lectura de estas obras permitió resignificar el sentido de las democracias de izquierda, lo que se tradujo en la incorporación de la idea de humanismo social en la UP, así como en la inclusión de un nuevo anti dogmatismo con lo que se buscaba trazar distancias con la cultura política dogmática que había caracterizado a las izquierdas nacionales previamente. Hoy por hoy es ya bastante conocido el baile rojo con el que se ejecutó el genocidio político de la UP en las décadas del ochenta y noventa del siglo XX; durante aquellos años, Luis Emiro no dejó de ejercer como Consejero Económico del partido a pesar del peligro que ello implicaba.
La vida política de Luis Emiro fue una apuesta constante por concretar utopías democráticas incluyentes. Sus acciones de apoyo a los sindicatos bogotanos a lo largo de su vida le hicieron merecedor de varios reconocimientos como: Placa “Reconocimiento del Sindicato de Destazadores del Matadero Municipal de Bogotá”, septiembre 12 de 1955; Placa “Sindicato Central de Albañiles. Testimonio de eterna gratitud en el día de su 22 aniversario”, noviembre 24 de 1955; Placa “Los vecinos del Barrio Las Ferias. En testimonio de gratitud por sus invaluables servicios en pro de los intereses del mismo”, diciembre 4 de 1955; Placa “Los trabajadores de la Compañía Colombiana de Tabaco, representados por su Sindicato Nacional a Luis Emiro Valencia, por sus invaluables servicios a la causa obrera de Colombia”, septiembre de 1959; Placa “Sindicato de Trabajadores de Icollantas S.A., por sus meritorios servicios prestados a la organización en la Convención de Trabajadores”, diciembre 23 de 1965.
Durante su vida Luis Emiro creyó y defendió firmemente que el cambio económico y político en Colombia era posible, razón que lo instó a participar del Movimiento Socialista Colombiano (MSC) en los años cincuenta, del FUAR en los sesenta, del Frente Unido (FU) —el movimiento creado por Camilo Torres (1929-1966) —. El activismo político de Luis Emiro no se limitó a su producción intelectual o a su trabajo como asesor de sindicatos, usó sus dotes intelectuales para cooptar gente proclive al cambio que él y sus compañeros socialistas defendían, por eso participó de los Estados Mayores del socialismo; empleó sus capacidades empresariales al servicio de su causa, de modo que fundó y financió la publicación de varios periódicos con la editorial América Libre. En los periódicos que promovió, escribió, unas veces como columnista usado su nombre de pila, otras como cuentista bajo su pseudónimo.
Sus ideales políticos le llevaron, en 1991, a participar en representación del Movimiento Alianza Democrática M-19 como miembro de la Comisión Especial Legislativa, conocida como “Congresito”; dicha participación fue el reconocimiento que la Asamblea Nacional constituyente le hiciera a su constante lucha político intelectual. En este escenario, Luis Emiro propuso que los que habían participado en la Asamblea deberían postularse como candidatos para el Congreso de la República, a fin de garantizar una transición favorable al futuro político que se estaba tejiendo. Al respecto, afirmó en aquella coyuntura: “los únicos que pueden ser consecuentes en reglamentar la Constitución, somos los que la hemos construido ―no el pueblo ni la oligarquía―, de no ser así, lo que va a haber es un proceso largo de desmonte de la Constitución y vamos a asistir nosotros mismos impasibles a la contrarreforma constitucional”, (Entrevista con Luis Emiro Valencia, 16 de abril de 2013); su propuesta no contó con el apoyó que él esperaba. Veintinueve años después de la firma de la nueva Constitución colombiana, el devenir de la política nacional le ha dado la razón.
Luis Emiro tuvo una vida no sólo polifacética, sino muy activa tanto política, como laboral y académicamente; en1987 se mudó al País Vasco para estudiar Experiencia Cooperativa, en 1997 adelantó el programa Comercio Exterior y Aduanas en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. En aquellos años se desempeñó como consultor internacional en la CEPAL en Santiago de Chile, durante la presidencia de Raúl Prebish; fue asesor del programa FICONG del Banco Mundial; realizó consultorías en La Paz (Bolivia) para el INIDEM y en Lima (Perú) para el CEBEN. Durante esas dos décadas de fines del siglo XX, fue ponente en PARCOMÚN en Ginebra (Suiza); coordinador del Encuentro de Economistas de Santiago de Chile; adelantó la consultoría “Visión Estratégica de la Economía Política del Petróleo” para ECOPETROL; coordinó el programa ““Fortalecimiento de las Organizaciones de la Sociedad Civil” para el BID en 1996; coordinó el Comité Asesor de la Confederación Nacional Comunal, 1996-1998. Actividades que desempeñó junto a su labor docente en varias universidades colombianas como: la Universidad Nacional de Colombia, Universidad de los Andes, Universidad Externado, Universidad La Gran Colombia, Universidad Industrial de Santander (UIS) en las cátedras “Antonio García”, “Orlando Fals Borda”, “Jorge Eliécer Gaitán”, “Eduardo Umaña Luna”. En el 2012 fue homenajeado por la Universidad Bolivariana de Venezuela, institución que le otorgó una placa de reconocimiento por sus aportes a la organización comunitaria y la formación de movimientos sociales.
Su interés político e intelectual le llevaron a viajar por América Latina, y tuvo la oportunidad de compartir amistad y espacios de trabajo, más a modo de entrevistas periodísticas, con: Fidel Castro, Ernesto “Che” Guevara, Carlos Rafael Rodríguez, Regino Boti ambos ministros de gobierno cubanos, Marcia Leiseca y Haydée Santamaría, así como con Ezequiel Martínez Estrada, reconocido ensayista argentino muy citado por Jorge Luis Borges. En 1969, en Brasil, tuvo encuentros con Francisco Julia líder de las Ligas Campesinas de ese país. Junto a A. García y al antropólogo Gabriel Ospina, tuvo la oportunidad de entrevistarse con el expresidente mexicano Lázaro Cárdenas y departió con José Figueres, presidente de Costa Rica.
Desde inicios del siglo XXI hasta prácticamente le final de su vida fue consultor externo de la Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Solidarias, dirigida por Luis Eduardo Otero; dicha unidad depende directamente del Ministerio del Trabajo. El objetivo de esta institución era fomentar la economía popular y el sistema cooperativo a nivel nacional, la dependencia buscaba orientar técnicamente diversos proyectos socioeconómicos para personas en proceso de desmovilización de la vida guerrillera; en aquella Unidad se trabajaba con campesinos desarraigados involucrados en el proceso de reubicación por desplazamiento. Tal como se puede observar, Luis Emiro llevo sus ideales políticos hasta el final de sus días.
Obra
- “Política del Cambio Exterior”, Tesis de grado, Bogotá, Iqueima, 1950
- Cinco Ensayos de Economía Colombiana (Colección Gonzalo Jiménez de Quesada), Imprenta de Bogotá, Publicación Alcaldía Distrital, 1954
- El Municipio Colombiano: Problemas y soluciones, Imprenta de Bogotá, 1954
- Problemas del Transporte Urbano, Imprenta de Bogotá, 1954
- Reforma Fiscal y Administrativa de Bogotá, Imprenta de Bogotá, 1954
- Las Empresas Descentralizadas y el Servicio Público, Imprenta de Bogotá, 1954
- El Latifundio urbano y el problema de vivienda, Imprenta de Bogotá, 1955
- Gaitán: Antología de su Pensamiento Social y Económico. Estudio Histórico y Notas Bibliográficas, Bogotá, Suramericana, 1968
- (Seudónimo Joan Ariano), “Paz en Vietnam”, poema de 1973
- “Bases del Cambio Social en Colombia”, La Nueva Prensa, n° 113 y Semana, n° 112-113, 1964
- Comunidad y Estado, Compilación, Bogotá, DNP, 1986-1988
- “Economía y Constituyente”, Gaceta Constitucional, n° 60, 1990
- Constitucionalismo Social (2 volúmenes y cartilla técnica), Bogotá, ISMAC, 1991
- El Pensamiento Económico en Jorge Eliécer Gaitán, Bogotá, Universidad Nacional, 1998
- 36 horas con dos personajes de la historia: Fidel Castro y la revolución cubana, Bogotá, Desde abajo, agosto de 2008.
- Economía Solidaria y Propuestas para la Reforma Constitucional, Bogotá, Confederación Nacional Comunal, Publicaciones FONDAD, s.f.
- “Contribución de los Programas Sociales la Fomento del Ahorro y la Inversión”, Ponencia III Seminario sobre Asuntos Sociales de la OEA, Bogotá, Continente, s.f.
- Obra original de Antonio García Nossa (1949) (Actualizada y prologada, incluye metodología de la Planificación Municipal y cuadros estadísticos) Planificación Municipal –Esquema para una Reforma Integral del Municipio Colombiano con Participación Comunitaria, Bogotá, DNP-Fondo Editorial de la Univ. Francisco José de Caldas y Fondo de Publicaciones Antonio García Nossa, 1994
- (En colaboración con Carlos Rugéles Castillo, compilación) El Pensamiento Constitucional de Antonio García, Bogotá, Fondo de Publicaciones Antonio García, 1997
- (En colaboración con Carlos Rugéles CastilloHistoria, compilación) Desarrollo Constitucional en Colombia, Bogotá, Fondo de Publicaciones Antonio García, 1997
- (En colaboración con Carlos Rugéles Castillo, introducción y actualización de la obra de Antonio García) De la Rebelión a la Organización de los Pueblos Débiles. De Bandung a Cartagena de Indias, Proyecciones de la XI Cumbre Movimiento de Países No Alineados –NOAL-, Bogotá, Fondo de Publicaciones Antonio García, 1998
Cómo citar esta entrada: Gonzáles Cifuentes, María Elena, Monteflores, Omar Lucas (2020), “Valencia Sánchez, Luis Emiro”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org