GHEZZI, José Américo (seudónimo: Alberto Rosales; apodos: Bepo, El Rubio) (Tandil, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 4/3/1912 – Tandil, Pcia. de Buenos Aires, Argentina, 26/2/1999).
“Linyera” (vagabundo) anarquista.
Fue el segundo de los tres hijos de Esperanza Ghezzi y Abramo Ghezzi, un matrimonio proveniente de Trento, una región del norte de Italia que había sido parte del Imperio Austro-húngaro. Esperanza y Abramo arribaron por lo tanto como ciudadanos “austríacos” al puerto de Buenos Aires el 7 de junio de 1908 y se dirigieron enseguida a las canteras de la localidad bonaerense de Tandil, donde otros familiares de apellido Ghezzi venían trabajando como picapedreros desde hacía más de dos décadas. Su hermano mayor, Florentino, había nacido en 1910. Su madre murió en 1914, cinco días después de dar a luz a su hermano menor, Santo Darío. Los niños fueron criados por una hermana de Abramo.
Su padre Abramo trabajó como picapedrero en la Cantera “La Movediza”, que tomaba su nombre de una roca de granito que durante décadas se mantuvo en equilibrio al borde un cerro: “la piedra movediza de Tandil”.
Bepo cursó hasta tercer grado en la Escuela nº 16 de “La Movediza” y sólo alcanzó a completar el 4º grado en la Escuela nº 4 de Cerro Leones, pero desarrolló una cultura autodidáctica a través de muchas lecturas e incluso de la escritura de sus “cuadernos de viaje”.
Comenzó trabajando desde niño de boyero, desempeñando a lo largo de su vida los más variados oficios en los lugares más diversos de la Argentina, siempre por lapsos breves que le permitieran reunir lo indispensable para vivir libremente.
Se hizo anarquista tras conocer hacia 1935 al militante gallego Jesús Losada en la cantera “La Movediza” y a partir de allí salió a “crotear” o “vagabundear”, viajando sin billete en los trenes cargueros de la Argentina, incluso montado en los techos, modo de vida que llevó durante 25 años, hasta que resolvió volver a Tandil. Solo llevaba consigo un atado envuelto en una tela de arpillera al hombro que en la jerga de los linyeras se denominaba “el mono”.
“Bepo no se trepó a la vida de ‘linye’ y se fue a la vía para hundirse en la Soledad y el Olvido, sino para comprobar si la Vida en Libertad era posible”, escribió Hugo Nario. Este editó el libro Bepo, vida secreta de un linyera a partir de sus cuadernos de viaje, tras el cual la directora Ana Poliak realizó el film “Que vivan los crotos” (1990), protagonizada por el mismo Bepo.
A lo largo de sus veintinco años de ácrata trahumante, Bepo compartió ranchos improvisados, horas de pesca, fogones y lecturas en el tren con otro “croto” anarquista al que apenas conoce por el apodo de “El Francés”, un hombre de la generación anterior que había combatido como soldado en la Primera Guerra Mundial.
Asimismo, conoció y entabló amistad con figuras del anarquismo argentino como Enrique Palazzo, Fernando Quesada, Héctor Woollands, José Grunfeld, José María Lunazzi y Jacobo Maguid. Nunca citaba sus lecturas de juventud entre las que estaban Malatesta, Bakunin, Kropotkin, Faure.
En 1993 fue homenajeado con la inauguración de una escultura que simboliza dos trozos de rieles en San Gregorio, Pcia. de Santa Fe, en un molino donde se cobijaban Bepo y otros «crotos» libertarios. Después de su muerte en 1999, una biblioteca popular de Tandil lleva su nombre.
Obra
- Hugo Nario (ed.), Bepo. Vida secreta de un linyera, Mar del Plata, CEAL, 1988.
- José Américo Ghezzi, Versos y otras yerbas…, Tandil, TierrAzul, 2000.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2023), “Ghezzi, Bepo”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.