GHERRA / GUERRA, Pepita (sin datos precisos de nacimiento y muerte)
Seudónimo de una periodista y poeta anarquista, activa en la prensa ácrata argentina en la segunda mitad de la década de 1890, que se presenta como costurera y madre adoptiva.
Quien firma con el nombre real o supuesto de Pepita Gherra colabora durante la segunda mitad de la década de 1890 en diversos voceros de la prensa anarquista argentina con relatos breves, poemas y comentarios editoriales que giran en torno a la doble opresión de la mujer y están dirigidos en su mayoría a lectoras mujeres y proletarias, sobre todo a las jóvenes trabajadoras de los talleres de las barriadas obreras.
En 1895 comienza a publicar en La Anarquía (La Plata, 1895-1897), periódico dirigido por José Junco Rojo.
En 1896 aparece como la principal redactora de una publicación anarco-feminista que se edita en Buenos Aires: La Voz de la Mujer. Periódico comunista-anárquico (1896-1897), aunque su nombre no aparece entre las directoras o administradoras. El periódico denuncia, a través de relatos breves, poemas y ensayos la doble opresión que sufren las mujeres, respecto del capitalismo y de los varones. Aunque no se autodefine “feminista”, Gherra y las demás redactoras acusan a sus compañeros de no haberse liberado aún de sus prejuicios respecto del rol tradicional de la mujer.
Paralelamente, “Pepita Gherra” publicaba la invocación “A la juventud” en La Revolución Social. Órgano comunista-anárquico (Buenos Aires, 1896-1897), un periódico solidario con La Voz de la Mujer que dirigía el anarquista de origen andaluz Manuel Reguera y en cuya redacción participó Gregorio Inglán Lafarga. Es posible reconocer el estilo y las preocupaciones de Pepita Gherra en numerosos artículos que se publican sin firma en este periódico.
“Pepita Gherra” colabora en los primeros números de La Protesta Humana, el periódico fundado en 1897 por Inglán Lafarga. Polemiza desde sus páginas con José Ingenieros, quien invitaba desde La Montaña al diálogo entre anarquistas organizadores y socialistas revolucionarios. En su réplica, Gherra rechaza enfáticamente la “lucha política”, considerando a cualquier forma de representación como el dispositivo que encubre las ambiciones privadas y las manipulaciones de una élite de dirigidos a expensas del pueblo trabajador (“Política”, en: LPH nº 4, Buenos Aires, 1 de agosto de 1897, pp.1-2).
Uno de sus textos más más difundidos fue el diálogo en verso “Ante el cadalso” (1897). Se trata de un intercambio entre una madre creyente y una hija atea a propósito del fusilamiento de Tomás Ascheri y otros cuatro anarquistas en el Castillo de Montjuic en mayo de 1897, acusados de haber sido los autores materiales del atentado a la procesión de Corpus Christi acontecido el año anterior en Barcelona.
—¿Es muy poderoso Dios?
Pepita Gherra, “Ante el cadalso: diálogo”, Buenos Aires, Fueyo, 1915, pp. 23-24.
—Omnipotente, hija mía
[…]
—Y dime, ¿es Dios acaso un mal hombre?
—¡Es la bondad infinita!
—Y entonces dime, mamita,
¿por qué no salva a ese hombre?
—Porque ese hombre es un malvado
a quien hay que castigar.
—¿Y Dios no pudo evitar
Que cometiera el pecado?
—Cosas que no sabés vos,
tal era ya su destino.
—Entonces el asesino
no es el hombre, sino Dios!
Pues si da Dios un destino
que nos impulsa a hacer mal
yo creo que el criminal
es el autor de ese sino
[…]
O Dios es un ser malvado
o sólo es una quimera”.
“Ante el cadalso” conoció por lo menos dos ediciones en folleto: una publicada en Montevideo hacia 1899 (la anuncia El Rebelde nº 7, Buenos Aires, 5/2/1899, p. 7) y otra lanzada por la editorial de Bautista Fueyo en 1915.
Algunos de sus poemas fueron recitados en las veladas anarquistas de fines del siglo. En una velada realizada el 15 de noviembre de 1896 en la “Unión Obrera Española” de la calle Chacabuco 661, se recitó el poema “El grito de la plebe”, aparecido días antes en La Voz de la Mujer.
A fines del siglo XIX colaboraba todavía en El Rebelde (Buenos Aires, 1896-1903), el último emprendimiento periodístico de Manuel Reguera. A partir de aquí, se pierden sus rastros en la prensa anarquista.
Su nombre, sumido en el olvido durante casi un siglo, fue rescatado a partir del artículo de Maxine Molineaux sobre La Voz de la Mujer aparecido en 1987. En 1997 el periódico fue reeditado por iniciativa de María del Carmen Feijóo, sobre la base de la única colección (parcialmente completa) que se conserva en la colección Max Nettlau del Instituto de Historia Social de Amsterdam. A pesar del foco que se puso desde entones sobre su figura, sobre todo en los estudios feministas, “Pepita Gherra” (también citada como Guerra) sigue siendo uno de los tantos seudónimos no descifrados de la historia del anarquismo argentino de la década de 1890.
Lo poco que podemos inferir sobre su vida proviene de las fugaces referencias autobiográficas de sus propios relatos, cuya veracidad ha sido hasta hoy imposible de ser confirmada. Según uno de ellos, comenzó a trabajar en un taller de costura de camisetas “cuando no tenía aún 12 años”. En 1896 era una mujer adulta que conservaba aún en su cara la cicatriz de un golpe que le aplicó un capataz “porque en un descuido quemé una manga de una camiseta” (“A las madres”).
En otro relato refiere que cuando tenía quince años debió salir a mendigar pues su madre trabajadora se encontraba enferma, su padre desocupado y el mayor de sus hermanos, Raúl, tenía apenas diez años: “Mi madre, la noble mártir del trabajo, en cama, en el triste lecho del dolor; mi padre, sin ocupación; mis tiernos hermanitos: ¡pan, Pepita, pan!” (“Resúrjam…”).
En el texto “¡Jirones!…”, aparecido asimismo en La Voz de la Mujer, la narradora relata un suceso que data en la noche del 31 de diciembre de 1880: el hallazgo de una recién nacida abandonada en el umbral de una casa lujosa por una madre soltera, a la que no duda en adoptar como su propia hija con el nombre que su madre biológica le había asignado: Miriam. Según este relato, cuando Miriam cumplió 16 años huyó de la casa materna avergonzada porque estaba embarazada de un capataz, y comenzó a prostituirse para poder mantener a su niña recién nacida, con el infortunio de contraer tuberculosis y morir pocos días después en un hospital. Ante la falta de datos biográficos precisos, es difícil discernir si los hechos referidos tienen algún correlato con la vida de “Pepita Gherra” o fueron creados por la autora con el fin de generar empatía con sus lectoras y dar verosimilitud a una parábola moralizante sobre una sociedad “corrupta y malsana” que sacrificaba los corazones “nobles y puros” de las mujeres humildes.
El paratexto de La Voz de la Mujer no ofrece pistas biográficas sobre “Pepita Gherra” ni sobre las otras colaboradoras. Tampoco brinda mayores indicios la prensa contemporánea. El Perseguido anuncia la aparición del periódico anarco-feminista indicando que su responsable sería Josefa M. R. Martínez y su dirección, Bolívar 674, Ciudad de Buenos Aires (El Perseguido nº 96, Buenos Aires, 8/12/1895). Considerando que “Pepita” suele ser el apodo de Josefa, muchos investigadores se vieron tentados de conjeturar que Josefa M. R. Martínez era la identidad oculta tras el seudónimo de “Pepita Gherra”. Sin embargo, así como no se ha encontrado ninguna partida documental a nombre de “Josefa Gherra” o “Josefa Guerra”, tampoco fue posible identificar un registro semejante con el nombre de Josefa M. R. Martínez. Para complicar más las cosas, La Questione Sociale saludaba al nuevo vocero como dirigido por Josefa Calvo (LQS nº 18, Buenos Aires, 1896). Una segunda “Josefa” que podría develar el misterio de la identidad de “Pepita Gherra”, pero a falta de otras referencias biográficas, ha sido hasta el momento imposible identificar si el nombre se corresponde con alguna de las veinte mujeres registradas en la Argentina con el nombre de “Josefa Calvo” a fines del siglo XIX).
El primer número de La Voz de la Mujer aparece dirigido por “J. Calvo” (sin duda, Josefa Calvo) y desde el número 2 por A. Barcla, ofreciendo correspondencia a la Casilla de Correo 1277 (Correo Central). “Barcla” no es un apellido inexistente, pero es infrecuente en la Argentina de la década de 1890.
Además de las mencionadas, las notas aparecen firmadas por Josefa M.R. Martínez y por otros nombres no identificados: Carmen Lareva (¿Carmen Varela?), Rosario de Acuña, Soledad Gustavo, Milna Nohemí, Luisa Violeta, Esther E. Buscaglia, María Villa y María Muñoz. Solamente los nombres de Rosario de Acuña y Soledad Gustavo responden al de mujeres españolas reales, de reconocidas biografías. La nota que cierra el último número aparece suscripta por Filomena Lafuente, Cardelia Tetrarca, Carlota del Pilar López, Aurora Alonso y María Villanova, seguramente inventados todos para la ocasión.
El apodo “Pepita” y el supuesto nombre “Josefa” permiten suponer una inmigrante española o una hija de españoles migrantes. Por el contrario, los versos de Pepita Gherra inspirados —según Gonzalo Zaragoza— en los poemas sociales de la italiana Ada Negri aparecidos en su lengua en el periódico porteño L’ Avvenire permiten inferir un origen itálico.
La edición de La Voz de la Mujer en la ciudad de Buenos Aires nos lleva a pensar en una redactora localizada en la capital argentina. Sin embargo, como ha señalado Ingrid Ladeira, en las listas de suscriptores “Pepita Gherra” y “Milna Nohemí” aparecen enviando sus contribuciones desde la ciudad portuaria de Mar del Plata (Ladeira, 2018).
Diversas investigaciones han vinculado La Voz de la Mujer a los nombres de las anarquistas contemporáneas Teresa Marchisio, María Calvia, Anita Lagourdette y Virginia Bolten. Laura Fernández Cordero ha señalado que se trata de una confusión originada en que en 1899 apareció en la ciudad de Rosario otro periódico con el mismo nombre. Dado que hasta el momento no ha sido posible localizar siquiera un ejemplar, se ignora si el vocero rosarino reconoció en el porteño un precedente y si “Pepita Gherra” envió colaboraciones a sus compañeras de ideas de Rosario.
En nombre de “Pepita Gherra” está ausente en los libros y artículos de antiguos memorialistas del anarquismo. Cuando en 1901 el magazine ilustrado Caras y Caretas ofrece un cuadro de la cultura anarquista en los albores del nuevo siglo, nombra a algunas militantes: Ana López como “propagandista”, Olga S. Bianchi como “colaboradora de L’Avvenire”, María Calvia como “iniciadora del grupo Las Proletarias y colaboradora de La Voz de la Mujer”, y Virginia Bolten y Teresa Marchisio como “directora y compañera de la redacción, respectivamente, del mismo periódico” (CyC nº 97, Buenos Aires, 1900). Una vez más, el nombre de Pepita Gherra está ausente.
Finalmente, Bautista Fueyo reproduce “Desde el cadalso” en 1915, pero no ofrece una sola línea de presentación sobre su autora. Las incertezas sobre su identidad son tantas que, a la espera del hallazgo de nueva documentación, muchas investigaciones contemporáneas se refieren en forma entrecomillada a “Pepita Gherra”, la mujer que no solo supo despistar a las autoridades de su tiempo sino también a la posteridad.
Obra
Hemerográfica
- “A la juventud” en: La Revolución Social. Órgano comunista-anárquico, Buenos Aires, 1896.
- “Luchemos…”, en: La Voz de la Mujer nº 2, Buenos Aires, 31 enero 1896, pp. 1-2.
- “¿Amemos? no. ¡Luchemos!”, en: La Voz de la Mujer nº 2, 31 enero 1896, pp. 2-3.
- “La eterna plebe”, en: La Voz de la Mujer nº 3, Buenos Aires, 20 febrero 1896, p. 4.
- “Nosotras a Vosotras”, en: La Voz de la Mujer nº 4, Buenos Aires, 29 marzo 1896, p. 2.
- “¡Al asalto!”, en: La Revolución Social. Órgano comunista-anárquico nº 11, Buenos Aires, 16 septiembre 1896.
- “Siluetas”, en: La Voz de la Mujer nº 7, Buenos Aires, 18 octubre 1896, pp. 1-2.
- “Girones”, en: La Voz de la Mujer nº 7, Buenos Aires, 18 octubre 1896, pp. 3-4.
- “Resúrjam”, en: La Voz de la Mujer nº 8, Buenos Aires, 14 noviembre 1896, pp. 1-2.
- “A las madres”, en: La Voz de la Mujer nº 8, Buenos Aires, 14 noviembre 1896, p. 2.
- “El grito de la plebe”, en: La Voz de la Mujer nº 8, Buenos Aires, 14 noviembre 1896, pp. 2-3.
- “¡Estridentes!”, en: La Voz de la Mujer nº 9, Buenos Aires, 1 enero 1897, p. 2.
- “Autosilueta”, La Anarquía nº 20, La Plata, 13 febrero 1897.
- “A las mujeres”, en: La Anarquía nº 22, La Plata, 1897.
- “No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a tí”, en: La Protesta Humana nº 2, Buenos Aires, 27/6/1897, p. 3.
- “Política”, en: La Protesta Humana nº 4, Buenos Aires, 1 de agosto de 1897, pp. 1-2.
- “Melancolía”, en: La Anarquía nº 24, La Plata, 14 noviembre 1897.
Folletos
- “Ante el cadalso”, Montevideo, 1899.
- “Ante el cadalso”, Buenos Aires, Fueyo, 1915 (junto al texto “¿Dónde está Dios”, de Miguel Rey).
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2023), “Gherra, Pepita”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.