FERNÁNDEZ, Antonio Enrique del Carmen (apodo: Negrito) (San José, Pcia. de Tucumán, 8/5/1938, según otras fuentes San Miguel de Tucumán, Pcia. de Tucumán, Argentina, 19/1/1941 – Capilla del Rosario, Catamarca, Argentina, 12/8/1974).
Obrero azucarero, dirigente gremial de Tucumán, combatiente armado del PRT-ERP.
Hijo único de Lucía Fernández, empleada doméstica, desde los ocho años trabaja en la zafra del azúcar, alternando ese trabajo estacional con el de lustrador de botas. Llega a asistir a la escuela sólo hasta 2° grado. Desde la mayoría de edad ingresa como obrero permanente de la fábrica de azúcar Ingenio San José. Su interés por la política y la cuestión sindical despierta con una oleada de huelgas azucareras que tienen lugar desde 1961. De ahí en más participa en la primera línea de las luchas por la recuperación del gremio de los trabajadores azucareros de la provincia, FOTIA, intervenido desde el gobierno de la “Revolución Libertadora” (1955-1958).
Electo delegado de ingenio, llegaría a ser secretario de su sindicato. La creciente proscripción política, pobreza y desocupación entre los trabajadores rurales hacen de las luchas por la renovación democrática de los sindicatos de cada empresa una causa que involucra a toda la población. Así ocurre con la recuperación del sindicato de Obreros de Fábrica y Surco del Ingenio San José de fines de julio de 1962, organizada por el dirigente sindical y militante de Palabra Obrera (PO), Leandro Fote, con la colaboración de Fernández, donde cerca de 2000 personas incluidos mujeres, niños y ancianos ocupan la planta. Ocupaciones como ésta se multiplicarían por distintas reivindicaciones.
Se vincula a Palabra Obrera desde una difusa identidad peronista. Así se da su integración al partido en formación, cuando el grupo trotskista realiza acuerdos con el Frente Revolucionario Indoamericanista Popular (FRIP), que terminan en fusión para constituir ulteriormente el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Aprendería a leer prácticamente con los libros de Marx y Lenin, estudiados en los cursos de iniciación política y en la cárcel, ayudado por Mario Santucho –a quien conoce por entonces- y otros compañeros.
En un marco de crisis de sobreproducción recurrentes, las huelgas y tomas de ingenios por despidos se intensifican al máximo en 1965-1966. FRIP-PO adquiere cada vez mayor fuerza como corriente interna de la FOTIA, llegando a impulsar la presentación de candidatos obreros elegidos en asambleas fabriles y barriales para las elecciones parlamentarias de marzo de 1965, bajo el sello de Acción Provinciana. En asociación con grupos de la Juventud Peronista (JP) de la zona y con un programa inspirado en el de Huerta Grande —que incluía reivindicaciones como el control obrero de los ingenios, el seguro a los desocupados, la expropiación de empresas en caso de incumplimientos patronales, reforma agraria y una Asamblea Constituyente sin proscripciones, que incluyera a Juan D. Perón— el gremio llega a obtener en los comicios nueve representantes entre provinciales y nacionales. En medio de diversas presiones político-sindicales y una situación en la industria azucarera que preanunciaba localmente procesos que se desatarían a nivel nacional una década después, los diputados obreros no alcanzan a consolidar sus conquistas.
A dos meses de instaurada la dictadura del Gral. Juan Carlos Onganía (1966-1970), un decreto ordena el cierre de once ingenios, de modo de avanzar en la “racionalización” y concentración de la industria. Ya miembro de la dirección regional del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), Fernández tiene activa participación en el plan de lucha aprobado por la FOTIA a fines de 1966 contra la política de cupos del gobierno y el cierre de fábricas. La represión de una de estas movilizaciones el 12 de enero de 1967 deja como saldo el asesinato de la manifestante Hilda Guerrero de Molina, lo que endurece el enfrentamiento de los trabajadores de la zona con la dictadura. La necesidad de armas para la autodefensa y para enfrentar al régimen militar habrían capeado como conclusiones entre los trabajadores azucareros durante esas jornadas, lo que habría sido interpretado en el PRT como apoyo a la lucha armada como vía de acceso revolucionario al poder.
Tras la derrota del plan de lucha, Fernández queda sin trabajo. Está alineado con Santucho cuando la opción por iniciar la lucha armada deriva en la ruptura con Nahuel Moreno y la división del partido en PRT-La Verdad y PRT-El Combatiente, sancionada en el IV Congreso partidario de febrero de 1968.
Viaja a Cuba junto a Luis Pujals, Rubén Bonnet y Mario R. Santucho para recibir instrucción militar en la isla, donde permanece por ocho meses. A su regreso recorre las distintas regionales partidarias para reforzar la tendencia de Santucho frente a las luchas internas. Los preparativos para iniciar acciones armadas en la zona rural de Tucumán se ven postergados por la represión desatada en la provincia a fines de 1969.
Es delegado al V Congreso partidario que tiene lugar en el Delta del Río Paraná entre el 28 y el 30 de julio de 1970 y que sanciona la creación del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Allí, en un contexto de extensión y radicalización de la protesta político-social, los delegados resuelven sumar a la organización al “proceso de guerra revolucionaria que ha comenzado” desde el Cordobazo, según su percepción de la rebelión de masas contra la dictadura.
Como consecuencia de esa línea política, el dirigente obrero Fernández se militariza y deviene combatiente. Ha sido elegido como miembro del Comité Central del PRT en el mismo cónclave.
El partido se lanza a la actividad armada y promueve la alianza con otras organizaciones guerrilleras a fin de agudizar el enfrentamiento con el régimen militar, sin que la perspectiva de una salida político-electoral, a partir de llamado del nuevo jefe de la dictadura, Gral. Alejandro A. Lanusse (1971-1973), a un Gran Acuerdo Nacional (GAN), hiciera reorientar la táctica. El resultado del creciente militarismo de la organización es que los principales cuadros del PRT son detenidos entre 1971 y 1972. El 18 de agosto de 1971 Fernández participó, junto a otros tres combatientes del ERP, del intento de secuestro del excomandante general del ejército teniente general Rodolfo Alsogaray, pero el militar se resistió y frustró la operación. Pocos meses después, a fines de 1971, Fernández es herido en un allanamiento, y tras ser torturado, es llevado a juicio oral por la Cámara Federal de la Nación y sentenciado a cadena perpetua. Con un alegato político, desconoce la legitimidad de ese tribunal de excepción.
Sale en libertad con la amnistía de presos políticos que inaugura el gobierno constitucional de Héctor J. Cámpora el 25/5/1973. Participa de numerosos actos en su provincia natal en representación del partido. Al reorganizarse su dirección luego del triunfo del FREJULI (Frente Justicialista de Liberación), se integra al buró político y queda como responsable nacional de asuntos sindicales junto a Luis Mattini. En ese terreno se orientan al desarrollo del Movimiento Sindical de Base (MSB) como corriente sindical democrática alternativa a la oficial de la CGT, pero a ser desarrollada a su interior. Colabora con Domingo Menna en la recomposición de la regional de Tucumán.
Viaja nuevamente a Cuba para asistir a una conmemoración del Asalto al Cuartel Moncada. Participa junto a Mario R. Santucho y Benito Urteaga de la conferencia de prensa del 27 de junio en la que se anuncia el inminente fin de la tregua del ERP al gobierno de Cámpora y se lo acusa de “prepararse para reprimir al pueblo”. Días antes había ocurrido la masacre de Ezeiza (20/6/1973) cuando Juan D. Perón retornaba definitivamente al país. Cámpora no tardaría mucho en tener que renunciar a la Presidencia, ante el avance de presión del propio Perón y de la derecha peronista.
A principios de 1974, Fernández se instala en Tucumán para participar del período de instrucción de la primera unidad de monte con la que el ERP principia en la guerrilla rural en la zona de las colonias azucareras, dando su primer golpe con el ataque al pueblo de Acheral, el 30/5/1974. Por ser uno de los militantes más conocidos en el lugar, era el que subía y bajaba del monte para fortalecer la relación de la guerrilla con los pobladores de la zona. El inicio de las operaciones en el monte se adelanta por orden del buró político en relación con sus propios planes: Perón ocupaba aún la presidencia del país (1973-1974). El 11 de agosto de 1974 comandaba una de las columnas de la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez” que vio frustrarse el intento de copamiento del Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada de Catamarca, operando fuera del terreno conocido.
El grupo de combatientes bajo su mando quedó aislado tras enfrentarse con la policía y haber sido interceptado por el ejército. Acabadas sus municiones en el combate, los dieciséis guerrilleros del ERP habrían sido fusilados en el propio terreno, tras haberse entregado: además del “Negrito” Fernández, fueron asesinados Hugo Cacciavillani, Rutilio Betancour, Luis Roque López, Rogelio Gutiérrez, José María Molina, Mario Héctor Lescano, Juan Carlos Lescano, Juan Olivera, Roberto Jerez, Héctor Moreno, Luis Billinger, Raúl Sianz y Pedro Urbano.
Fernández habría pedido salir del buró político para asumir su responsabilidad en la compañía. A partir de su muerte, se resuelve que ningún miembro del buró político del PRT participaría en operaciones militares.
Paralelamente, se adoptaba una política de represalias, que respondería a cada muerte de un guerrillero con la “ejecución indiscriminada de oficiales”. Casado hacía pocos meses con Nora Maorenzic, no llegó a conocer a su hijo, Andrés Antonio, nacido poco después de su muerte. Antonio del Carmen Fernández fue erigido por el PRT-ERP en emblema del “estilo” partidario a alcanzar, llegando a crear con su nombre una condecoración para militantes destacados en la organización del partido en fábricas y en las luchas sociales. Origen obrero, sencillez y respetuosidad en el trato, cercanía con las masas, lealtad al partido y “total entrega a la Revolución”, son algunas de las cualidades resaltadas en la construcción de un arquetipo que se reveló perdurable en el imaginario y la memoria de la organización.
Obra
- Informe sobre el problema azucarero, Buenos Aires, Ediciones El Combatiente, 1974 [ed. póstuma].
Cómo citar esta entrada: Ehrlich, Laura (2023), “Fernández, Antonio Del Carmen”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.