EL KADRI, Envar (apodo: Cacho; nombre de guerra: Zeke) (Río Cuarto, Pcia. de Córdoba, Argentina, 1/05/1941 – Tilcara, Pcia. de Jujuy, Argentina, 19/07/1998).
Dirigente de la primera Juventud Peronista (JP) durante la Resistencia Peronista, fundador de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), militante por los derechos humanos en el exilio durante la última dictadura militar argentina.
Sus padres eran Khaled El Kadri, inmigrante del Líbano durante la década de 1930, y Ester Amelia Manna, descendiente de piamonteses. Khaled fue delegado municipal del gobierno militar (1943-1946) en el que inicia su carrera política Juan D. Perón. A principios de la década del ’50, la familia El Kadri (formada ya por el matrimonio y cuatro hijos) se instala en el barrio de Flores de la Ciudad de Buenos Aires, favorecida por la buena marcha del negocio de telas.
Cuando en 1954 Envar El Kadri ingresa en el Liceo Militar, ya lleva consigo cierta identidad peronista que trae de su hogar familiar. De ahí que no comparte la alegría con que algunos de sus compañeros de Liceo festejan la caída del gobierno del Gral. Juan D. Perón (1946-1955). Termina el secundario en un colegio del barrio, donde desde fines de 1957 comienza a reunirse con un grupo de jóvenes que, primero con acciones simbólicas contra la dictadura antiperonista de Pedro E. Aramburu (1955-1958), y luego con los primeros “caños” (bombas caseras) y los enfrentamientos contra los “Comandos Civiles” de la “Libertadora”, se integran al proceso de la Resistencia peronista. Cacho El Kadri, Carlos Caride, Gustavo Rearte, Jorge Rulli, Tito Bevilacqua, Héctor Spina y Felipe Vallese, entre otros, se reúnen desde fines de los años ’50 en ciertos sindicatos con dirigentes gremiales que organizan las luchas contra los avances patronales: los sindicalistas Julio Troxler, Sebastián Borro, Jorge Di Pasquale y Andrés Framini, son sólo algunos de ellos. El grupo juvenil también desarrolla acciones de apoyo al frustrado intento guerrillero de Uturuncos, así como al golpe del Gral. Iñíguez de noviembre de 1960 que termina por abortar antes de ser lanzado. Si bien la discusión teórico-política no es la actividad privilegiada en el momento, El Kadri da conferencias sobre el presidente Gamal Abdel Nasser y la Revolución Árabe, o las luchas anticolonialistas de África.
Comienza a estudiar Derecho en la Facultad de la UBA y trata sin éxito de organizar a los universitarios peronistas junto a Rulli. En cambio, empieza a cobrar forma bajo su impulso cierta estructuración de la militancia del grupo en el Movimiento de la Juventud Peronista (MJP), entre 1960 y 1961, de cuya actividad es expresión el boletín Trinchera de la Juventud Peronista. El 4 de agosto de 1961 El Kadri es detenido por la sección de Coordinación Federal de la policía e interrogado bajo tortura sobre la “expropiación” de unas armas a guardias navales en Ezeiza, operativo con que el grupo formado por Felipe Vallese, El Kadri, Rearte y otros había dado su primer paso en el camino de la lucha armada. Sometido a Consejo de Guerra, El Kadri es condenado a varios años de prisión, bajo el marco crecientemente represivo instaurado desde el Plan Conintes del presidente Frondizi (1958-1962). Empezaba así una serie de largas estadías en la cárcel que singulariza la experiencia política de otros militantes también, particularmente extensa en el caso de El Kadri. Habiendo pasado por los penales de Caseros, Neuquén y Santa Rosa, Pcia. de La Pampa, El Kadri sale en libertad el 6 de junio de 1963, gracias a la defensa del letrado Isidoro Ventura Mayoral, abogado y apoderado del exiliado General Perón. Tras su liberación se producen discusiones y rupturas en la JP, en el contexto más amplio de debates en el peronismo sobre las opciones y directivas cruzadas del líder del movimiento para su retorno al poder. Para El Kadri, la JP debe dar a luz un “ejército de cuadros” preparado para la lucha armada, recibiendo en un viaje a Montevideo instrucciones y dinero de Héctor Villalón, delegado de Perón, para organizarse en un congreso nacional que tendría lugar en Córdoba, octubre de 1963, con el apoyo de los sindicalistas Augusto T. Vandor y Andrés Framini. El mismo Villalón financia a otros grupos que cuestionan la línea de El Kadri, como el de Jorge Rulli, que prefiere separar la organización de masas por un lado, y el organismo para lucha armada por otro, o el de Gustavo Rearte, que forma la JRP con una posición insurreccionalista acorde a la original estrategia del “Operativo Retorno”.
Cuando El Kadri es recibido por Perón en Madrid como delegado de la JP en noviembre de 1963, tal estrategia ha virado hacia una más pacífica, de acuerdo a las condiciones abiertas por el gobierno constitucional del Dr. Arturo Illia (1963-1966) y a las posiciones ganadas por el vandorismo. De regreso en Buenos Aires, El Kadri se enfrenta crecientemente con los líderes gremiales que no se avienen a la compra de armas y ya hacen sentir su gran poder de movilización como poder político dentro del movimiento peronista. Optando entonces por una acción de fuerte contenido simbólico, El Kadri organiza una serie de “atentados” simultáneos contra las estatuas de Domingo F. Sarmiento en el aniversario de la muerte de uno de los últimos caudillos federales, el “Chacho” Peñaloza.
La revisión de la historia argentina es complementada en la formación del joven Envar con las primeras lecturas de Mao Tsé-Tung y el cada vez mayor ascendiente que cobran las figuras de Ernesto Che Guevara y Fidel Castro entre sus modelos políticos. El golpe militar del Gral. Juan Carlos Onganía (1966-1970) termina de catalizar sus ideas sobre el “foco revolucionario” como salida política para el peronismo. Es por entonces que se vincula a través del tacuarista revolucionario José Luis Nell con el grupo fundador de Tupamaros de Uruguay, viajando a Montevideo varias veces entre 1966 y 1967 en un estrecho intercambio que abarcaba experiencias, materiales y armas. El Kadri ya prepara en Buenos Aires con viejos compañeros del MJP la instrucción militar y aspectos operativos del inicio de la lucha armada. En ese marco entra en contacto con distintos sectores de la “tendencia revolucionaria” del peronismo, como ARP encabezado por John W. Cooke y Alicia Eguren, o los integrantes del comando “Camilo Torres” dirigido por Juan García Elorrio, que más tarde fundarían Montoneros.
Hacia fines de 1967, ya “opera” bajo su coordinación un grupo de cerca de 25 personas en Capital y Gran Buenos Aires que realiza “expropiaciones” a bancos para comprar armas que permitan el lanzamiento de focos guerrilleros, tendientes a derrocar la dictadura. Entre los miembros del grupo, Amanda Peralta y Néstor Verdinelli impulsan el establecimiento de “un foco rural” que continúe el proyecto del Che en Bolivia.
Bajo la influencia de El Kadri el grupo adopta finalmente una identidad peronista y se prepara para subir al monte en Tucumán. Así nacen las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) entre fines de 1967 y principios de 1968. Con un concepto de lucha armada que intentaba sintetizar la guerrilla rural de influencia cubana y la guerrilla urbana de origen tupamaro (“teoría de las dos patas”), las FAP se organizan en dos secciones bajo dirección única, con la convicción de “señalar al Pueblo” el camino de su liberación, luchando por el retorno de Perón. A fines de agosto, con el nombre de “Destacamento Montonero 17 de Octubre de las Fuerzas Armadas Peronistas”, catorce militantes de distintos lugares del país se instalan en el paraje de Taco Ralo del monte tucumano para preparar el inicio de acciones guerrilleras. La dirección conjunta del grupo rural está a cargo de El Kadri, Verdinelli y Peralta, la única mujer del contingente. La exposición personal de los dirigentes era concebida por ellos mismo como inescindible de su identidad política peronista. En la madrugada del 19 de septiembre de 1968 los guerrilleros son interceptados por la policía provincial mientras realizaban un reconocimiento del terreno. Trasladados a la jefatura de policía de San Miguel de Tucumán, son sometidos a golpizas y torturas. Habiendo pasado casi un mes incomunicado, El Kadri es trasladado con el resto de los presos a Coordinación Federal, en la Ciudad de Buenos Aires, perpetuándose las torturas y la incomunicación. Su defensa queda a cargo de los abogados de la CGT de los Argentinos, entre los que se contaban Rodolfo Ortega Peña, Eduardo L. Duhalde, Mario Kestelboim, por mencionar sólo algunos.
Desde prisión los presos elaboran los primeros documentos en los que reivindican su identidad política peronista y la necesidad de la lucha armada, contribuyendo a profundizar el debate sobre la estrategia a futuro en el seno del movimiento. Con pedido de reclusión perpetua (a diferencia de otros presos de FAP), El Kadri sigue procesado en la justicia penal ordinaria, pasando por distintas cárceles del país como La Plata, Villa Devoto y Resistencia (Pcia. de Chaco). Su actividad política no ceja durante su encarcelamiento, comunicándose como puede con los compañeros de afuera de prisión, organizando grupos de estudio con los compañeros presos y también reclamando por mejoras en las condiciones carcelarias.
El 15/1/1970 le dirige desde la cárcel una carta a Juan José Hernández Arregui que éste incluye en su libro La formación de la conciencia nacional. Rechaza el viraje de las FAP del “exterior” hacia posiciones clasistas y más cercanas al marxismo, proceso que desemboca en la ruptura a fines de 1971 entre los denominados “oscuros” (movimientistas y críticos de tal reorientación), que se apoyaban en escritos de El Kadri, y el sector que propicia la estrategia de la “alternativa independiente de los trabajadores y el pueblo peronista” (Jorge Caffatti, Raimundo Villaflor), es decir, su organización autónoma respecto de las estructuras existentes del movimiento.
Desde entonces, es marginado de la dirección de la organización y de los debates que se dan dentro de la cárcel, donde la mayoría de los presos de FAP apoya la nueva línea, a excepción de su compañero Carlos Caride. Tras la masacre de Trelew (22/8/1972) es trasladado varias veces durante el mismo año: del penal de Rawson pasa al buque Granaderos y de allí a la Unidad 9° de La Plata. En el debate que se desarrolla en las FAP ante las elecciones de marzo de 1973, los presos sostienen el apoyo a la candidatura de Héctor J. Cámpora, contra las posiciones más escépticas ante el proceso electoral de otros sectores de la organización. Luego del triunfo del FREJULI (Frente Justicialista de Liberación) en las urnas, recibe la visita del gobernador electo de la Pcia. de Buenos Aires, Oscar Bidegain. Todavía desde el interior del penal ve como un error gravísimo el “ajusticiamiento” por un comando de FAP del dirigente de SMATA, Dirk Kloosterman, dos días antes de la asunción de Cámpora a la presidencia, considerando que los dirigentes sindicales debían ser reemplazados por los propios trabajadores.
El 25 de mayo de 1973, como consecuencia del primer acto del gobierno peronista, es liberado de prisión junto a sus compañeros de cárcel de las FAP y de otras organizaciones. Participa de los distintos actos y festejos que tienen lugar durante esos días, cuando era generalizada entre la militancia la sensación de que el triunfo arrancado en las urnas hubiera sido imposible sin el aporte de quienes tomaron las armas contra la dictadura. Es nombrado asesor de su ex abogado y flamante Decano de la Facultad de Derecho de la UBA, Mario Kestelboim, quien lo convoca como representante de una de las tres organizaciones armadas peronistas. También es recibido por Cámpora en la casa de gobierno. La masacre de Ezeiza (20/6/1973) lo encuentra mezclado entre la columna de Peronismo de Base marplatense.
Ya bajo el interregno de Raúl Lastiri como presidente provisional, en medio de un clima político enrarecido luego de la renuncia de Cámpora, rechaza terminantemente el ofrecimiento que le hace José López Rega, en nombre de Perón, de un puesto de secretario de la Juventud en su Ministerio de Acción Social. Tras el “ajusticiamiento” del dirigente gremial de la CGT de Mar del Plata, Marcelino Mansilla, a manos de un grupo de las FAP, El Kadri anuncia públicamente su ruptura y la formación de una nueva organización, las Fuerzas Armadas Peronistas “17 de Octubre” (FAP – 17), en apoyo pleno a la candidatura de Juan D. Perón a la presidencia. En el discurso con el que cierra el acto de lanzamiento de FAP-17 y PB-17 (Peronismo de Base), en agosto de 1973, cuestiona el uso de métodos militares en la conducción de organizaciones populares, al tiempo que ratifica su propia interpretación de una “alternativa independiente”, bajo la conducción de Perón en el camino hacia el socialismo. Lo acompañan desde el palco del acto en la Federación de Box Carlos Caride, Bernardo Alberte, Alicia Eguren, Jorge Di Pasquale, Sebastián Borro, Rodolfo Ortega Peña, Margarita Contursi, entre otros.
FAP-PB 17 mantendría por algo más de un año una militancia de base en barrios, hasta su disgregación por la diáspora de militantes hacia Montoneros, PRT-ERP y finalmente el exilio. En septiembre de 1973 El Kadri rechaza la propuesta de fusión con Montoneros. Por esa misma época asiste a uno de los encuentros de Perón con distintas organizaciones de la juventud, donde reciben la “sugerencia” de encuadrarse en una rama juvenil del movimiento. Condena el atentado contra el secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, perpetrado dos días después de la victoria de la fórmula Perón – Perón en las elecciones presidenciales.
Mediante una operación de la SIDE en el marco de avance de la derecha peronista en el gobierno, desde fines de diciembre de ese año El Kadri es acusado junto a Julio Troxler y Carlos Caride de querer atentar contra Perón. Detenido Caride en febrero de 1974, impulsa la campaña por su liberación. Ante el fallecimiento de Juan D. Perón y la situación de dispersión en que se encuentra FAP y PB–17, propone la disolución de la organización y la reintegración de los militantes en algún ámbito del movimiento peronista. El 1 de enero de 1975, cercado por la persecución y el asesinato de compañeros, decide salir de la Argentina. Viaja a Beirut vía Uruguay y Brasil. En la capital de Líbano, mientras el conflicto árabe – israelí hace sentir sus consecuencias en la ciudad, mantiene algunos contactos con integrantes del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Finalmente se va a España, previo paso por Damasco.
En Madrid, donde tiene familiares y amigos, consigue trabajo como encuestador y se reencuentra con su pareja argentina, Liliana Andreone. Desatada la última dictadura militar (1976-1983), evalúa con otros exiliados la posibilidad de regresar al país para resistirla, consternado por la sucesiva caída de amigos y compañeros en manos de las fuerzas de seguridad. Tras permanecer detenido por la policía española durante cuatro días, es expulsado a Francia. En París, a través del editor y ensayista político François Gèze, entra en contacto con otros exiliados argentinos. Para sobrevivir, trabaja de lo que puede (en un restaurant, como sereno del Theatre du Soleil de Arianne Mnouchkine). Comienza a participar de los distintos grupos que se organizan para denunciar a la dictadura argentina y realizar actividades de solidaridad con los exiliados, sin que eso signifique que deje de atravesar períodos de honda depresión. Tras un breve paso por el Comité Argentino de Información y Solidaridad (CAIS), conducido por miembros de ERP y Montoneros, elige la militancia en la Association Internationale pour la Défense des Artistes victimes de la repression dans le monde (AIDA).
Tras su primer año de exilio, comienza a estudiar Derecho del Trabajo en la Universidad. Ante la inminencia del Mundial del ’78, impulsa junto a otros franceses y argentinos la formación del Comité pour le Boycott de l’Organisation par l’Argentin de la Coupe du Monde de Football (COBA), polemizando abiertamente con la posición montonera de apoyo a la realización del evento, a través de un folleto que escribe junto al cura tercermundista Agustín Totera.
De regreso en Argentina al iniciarse la transición democrática, mantiene una actividad política en el ámbito cultural: escribe, produce películas de cine y dirige una empresa discográfica. En Diálogos en el exilio, realizado junto a Jorge Rulli poco antes de su retorno, y con tono autocrítco, anticipa varios temas que caracterizarían las reflexiones de la nueva época que se inaugura en el país desde 1983. El pluralismo y la creación de consensos, el respeto de la ley, el rechazo de la violencia como fin en sí mismo aparecen en ese diálogo como los desafíos de la hora, así como la práctica política y democrática se invocan hasta alcanzar a la vida cotidiana y distintos niveles de lo social. El Kadri participa de la producción de tres películas de Fernando Pino Soladas: El exilio de Gardel (1985), Sur (1988) y El Viaje (1992). Conduce también el documental Che… Ernesto dirigido por Miguel Pereira. Poco tiempo antes de morir, colabora con la Cátedra Libre “Che Guevara” de la Universidad de Buenos Aires. Como productor musical acompañó al pianista Miguel Ángel Estrella y la Embajada Musical Andina.
A lo largo de la década del ’90, había dictado numerosas charlas y testimonios de su experiencia militante, particularmente preocupado por transmitirla a los más jóvenes y contribuir a la construcción de una memoria popular. Según su propio testimonio, desde su salida de la cárcel en mayo del ’73, El Kadri nunca habría terminado de habituarse al tipo de vida política interna de las FAP con que se encuentra, no llegando a integrarse completamente a sus pautas orgánicas de funcionamiento. Murió de un infarto en Tilcara (Provincia de Jujuy) mientras llevaba a cabo una presentación musical.
Obra
Bibliográfica
- (con Jorge Rulli) Diálogos en el exilio, Buenos Aires, Foro Sur, 1984.
Además de este libro, es autor de una serie de cartas y artículos dispersas en diversas publicaciones:
- “Voluntarismo, ¿defecto virtud?” (cit. en Anguita-Caparrós, La Voluntad, Buenos Aires, Norma, 1997, tomo I, pp. 142-144);
- “Una carta referente a la lucha por la liberación nacional” (carta desde la cárcel), en J.J. Hernández Arregui, “Anexo a la segunda edición” de La formación de la conciencia nacional, Buenos Aires, Plus Ultra, 1973;
- “El peronismo revolucionario interroga a Montoneros”, en: Peronismo revolucionario n° 4, París, 1/5/1978 [escrito por Envar El Kadri y Agustín Totera];
- “Ernesto Guevara y el peronismo”, 14 de junio de 1997, publicado en De mano en mano n° 8, septiembre de 1998, pp. 19-21.
Cómo citar esta entrada: Ehrlich, Laura (2023), “El Kadri, Cacho”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.