NADALICH, Ricardo (Apodo: El Gringo) (Barros Pazos, General Obligado, Provincia de Santa Fe, Argentina, 17/06/1939 – Corrientes, Provincia de Corrientes, Argentina, XX/10/1976, desaparecido).
Dirigente del Movimiento Rural de Acción Católica y el Movimiento Internacional de la Juventud Agraria Católica, militante de la organización Montoneros.
Nació en Barros Pazos, zona rural de Reconquista, provincia de Santa Fe, el 17 de junio de 1939. Hijo de Agustín Nadalich y Luisa Braida, tenía 7 hermanos. Realizó los primeros grados de la educación primaria en la Escuela nº 454 de su lugar de origen, y la culminó en la escuela de la localidad de La Potasa. Debido a problemas económicos sus padres centraron los esfuerzos en uno de sus hermanos y se vieron imposibilitados de enviarlo a la escuela secundaria. Ricardo optó por la educación a distancia y aprendió contabilidad por correo en la Escuela Latinoamericana. Palelamente, trabajaba como agricultor y repartidor de leche en Reconquista, a la vez que militaba en el ámbito de la Democracia Cristiana.
Realizó el servicio militar obligatorio en la ciudad de Goya, provincia de Corrientes. Retornó a Santa Fe a principios de los años sesenta y se incorporó al Movimiento Rural de Acción Católica (MRAC), una rama especializada de la Acción Católica Argentina (ACA) de carácter laico fundada en 1958 y que al año siguiente ya tenía presencia en Barros Pazos, dando sus primeros pasos en el norte del país desde la diócesis de Reconquista. Como veremos, la participación de Ricardo en este espacio será clave en su biografía.
El MRAC fue uno de los ámbitos del campo eclesiástico que posibilitaron el acceso a la militancia social, pero también a otra de tipo político. Nadalich pertenece a lo que en este diccionario se denomina “generación de la ‘nueva izquierda’ (1961-1976)”. Su trayectoria, al igual que la de muchos militantes de la época, se vincula a la gestación de las “nuevas izquierdas” y guerrillas latinoamericanas, a las rebeliones juveniles, a la Teología de la Liberación y al 68 latinoamericano, entre otros procesos.
Para su asistencia técnica y económica, en diciembre de 1962 el MRAC creó la asociación civil Por Un Campo Argentino Mejor (PUCAM), conformada principalmente por representantes del empresariado rural y, en junio de 1964, consiguió fondos de la organización alemana de cooperación internacional Misereor. Entonces, el MRAC pudo designar a un extensionista permanente en cada diócesis del nordeste argentino y Ricardo abandonó el campo paterno debido a que fue enviado a la provincia de Formosa, donde el movimiento empezaba a organizarse. Su tarea de extensionista también le permitió viajar a formarse en destinos como Bélgica, Alemania, Italia, Suiza, El Vaticano, Israel, Perú, Cuba, Brasil y Chile, vinculándose con espacios internacionales como el Movimiento Internacional Juventud Agraria y Rural Católica (MIJARC). En esos ámbitos se relacionó con el equipo del educador brasileño Paulo Freire, adoptando su metodología de trabajo y sus análisis de las problemáticas de América Latina.
En Formosa, Ricardo fue responsable del trabajo diocesano con el campesinado. Luego, su militancia se extendió hacia todo el noreste, cuya sede central regional se encontraba en Corrientes. Fue pionero del trabajo de organización campesina y en 1966 pasó a formar parte del Equipo Nacional del MRAC en carácter de presidente, el cual también se hallaba integrado por Víctor Nadalich, Roque Piacenza, Eduardo Sator, Tudy Noceti, Susana Barbena, Gustavo Lorens y Michel Guilbard. De estos círculos también participaba otra militante del MRAC, Norma Morello, quien sería uno de los primeros casos de desaparición, detención ilegal y tortura denunciados en Argentina.
Ricardo se dirigió a la ciudad de Buenos Aires y fue reemplazado como extensionista en Formosa por Oscar Ortíz. Sin embargo, viajaba constantemente a diversos puntos del país para el trabajo de base. En 1967 asumió como parte del Consejo Mundial del MIJARC junto a otros militantes, como la chilena Pablina Rivas y el peruano Eleuterio Huapaya.
En estos ámbitos la visualización de la pobreza, la exclusión y la marginalidad como fenómenos que iban más allá de planteos morales inmediatos dio lugar a transformaciones en las trayectorias de múltiples militantes. Ciertas reflexiones implicaban un llamado a la acción y excedían las posibilidades de las redes institucionales eclesiásticas generando variadas tensiones. Este clima se expresa, por ejemplo, en el proceso de quiebre de la relación entre el MRAC y el PUCAM durante 1967 y 1968 debido a disputas en torno a la orientación que debía adoptar el movimiento.
Algunos sectores del MRAC, al igual que otras ramas de la ACA, como la Juventud de Estudiantes Católicos (JEC) y la Juventud Universitaria Católica (JUC), se fueron vinculando a espacios del cristianismo revolucionario, espacios que permitieron la emergencia de organizaciones armadas como Montoneros. Ricardo participó, junto con Roberto Perdía, Hugo Medina y Juan Belaustegui, de la conformación del llamado “Grupo Reconquista” que actuaba en el norte de Santa Fe y en las provincias de Tucumán y Salta. En dicho grupo tuvieron influencia los sacerdotes Arturo Paoli y, sobre todo, Rafael Yacuzzi, colaborador del MRAC. En agosto de 1968 la ACA intervino en el conflicto entre el MRAC y el PUCAM decretando que el primero se encargara de la dirección del segundo. Entre tanto, Nadalich se encontraba recorriendo la diócesis de Tucumán en el marco de sus actividades dentro del MRAC, y en noviembre de ese fue designado presidente del PUCAM.
También en el seno de la ACA se debatía acerca de la posición a adoptar en relación a los cambios vividos en el mundo social y eclesiástico. Esto se percibía en Siguiendo la Huella, la revista del MRAC, donde Nadalich bregaba por una Iglesia “en favor de los desposeídos” con acciones más radicales que la catequesis, el arreglo de caminos y las actividades recreativas, según registros de febrero de 1969. Cabe destacar que en la medida que el ámbito institucional del catolicismo mostraba sus límites para la transformación, muchos militantes se veían ante la alternativa del pasaje a la acción política. En esta línea se inserta la participación del MRAC y militantes como Nadalich, Yacuzzi y Guilbard en el proceso de organización campesina que a inicios de los años setenta derivó en distintos movimientos agraristas autónomos en el norte del país. A mediados de 1969 los cargos de Ricardo, tanto en el marco del MIJARC como del MRAC, llegaron a su fin. momento en el cual datan sus últimas publicaciones en el marco del movimiento.
Asimismo, la insurrección popular de mayo de 1969 en la provincia de Córdoba conocida como Cordobazo inauguró un ciclo inédito de luchas populares en el país. En este contexto, se conformó poco después Montoneros al fusionarse el Grupo Reconquista con los “grupos” Fundador, Sabino, Santa Fe y Córdoba. Cada uno de ellos surgió a partir de un largo recorrido militante que tuvo su punto de partida en el ámbito del catolicismo renovador. Luego de saltar a la escena pública con el secuestro y asesinato del ex presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu, la organización inició una etapa de traspiés y recomposiciones hacia fines de 1970 y comienzos del año siguiente. En ese momento, tenía una presencia más o menos relevante en distintos sectores del país: primero en Capital Federal y el Gran Buenos Aires, seguido de Santa Fe, Córdoba y el Noroeste, concretamente Tucumán y Salta. Estas dos últimas provincias y el norte de Santa Fe, conformaron la región que recibió en proporción el mayor número de cuadros provenientes de otras zonas del país. El responsable de Montoneros en Salta fue Roberto Cirilo Perdía y en Tucumán, Fernando Vaca Narvaja.
Alrededor de 1971 Nadalich regresó a la otrora zona de acción del Grupo Reconquista, más precisamente a Tucumán que se encontraba golpeada por el cierre de ingenios impuesto por el gobierno de facto de la autodenominada “Revolución Argentina”. En el contexto de las movilizaciones populares conocidas como los “Tucumanazos” (1969, 1970 y 1972) ―donde obreros y estudiantes universitarios se levantaron en contra de los gobiernos nacional y provincial― Ricardo se comprometió cada vez más con la militancia revolucionaria mientras se dedicaba a la plantación de pimientos, verduras y alfalfa en una granja donde se movilizaba un auto rastrojero.
En este año tiene lugar la conformación definitiva de Montoneros en la provincia como parte de su Regional VI, proceso del que participaron sectores vinculados al MRAC con presencia en los departamentos del Sur (Simoca, La Cocha y Graneros), así como la estructura nacional de la organización guerrillera.
Por entonces, Montoneros no destacaba por accionares grandes ni frecuentes, e incluso era menos activa que otras organizaciones armadas como el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Entre octubre de 1970 y agosto de 1971, la organización registró apenas un operativo firmado cada 42 días en el noroeste —Tucumán y Salta—, lo cual sugiere una infraestructura más bien precaria. El estilo de vida de sus integrantes era particular, aunque no diferente al del resto de los grupos armados: muchos de ellos vivían en la clandestinidad y eran buscados tras ser identificados como guerrilleros.
Durante el segundo semestre de 1971 la estructura de Montoneros en Tucumán sufrió dos duros golpes: el 30 de agosto fueron apresados Fernando Vaca Narvaja y Edmundo Candiotti, y entre fines de noviembre y principios de diciembre fueron abatidos en un operativo otros cuatro guerrilleros, entre los que estaban Carlos Figueroa y Rosa del Carmen Quinteros, ex dirigentes del MRAC. Desde diciembre de ese año y por varios meses no se registró una sola acción armada de la organización en el noroeste.
La trayectoria de Nadalich no fue ajena a esta coyuntura. En una oportunidad prestó un vehículo agrícola que había llevado desde Reconquista como apoyo para un operativo que resultó fallido. El móvil cayó en un zanjón y al no ser retirado con premura acabó secuestrado por la policía; con la documentación se determinó la concesionaria vendedora y el nombre del propietario. Para entonces Ricardo se encontraba en la localidad de La Cocha y este hecho lo llevó a la clandestinidad, a dejar la granja y a no reclamar su vehículo.
Entre 1970 y 1971 se conformaron las distintas experiencias provinciales que integraron las Ligas Agrarias del Nordeste desde el propio MRAC, se trataba del movimiento de agricultores más importante de la región. Ya para 1972, el grado de radicalización ideológica alcanzado por muchos miembros del movimiento superó los márgenes de tolerancia de la jerarquía católica argentina, considerada una de las más conservadoras de América Latina. En mayo de ese año, la Conferencia Episcopal Argentina resolvió la expulsión del MRAC del seno de la ACA. Aun así, cada diócesis pudo sostener una estructura similar dentro de sus límites, como sucedió en La Rioja a partir de la acción del obispo Enrique Angelelli.
Con respecto a Montoneros, como consecuencia de las permanentes bajas y su mecanismo de incorporaciones personalizadas, el “aparato” de comienzos de 1972 a nivel nacional no era mucho más grande que el del año anterior. Por ese entonces Ricardo inició su relación con Blanca Rosa “Pola” Ruiz, una maestra rural de Monte Grande (en las cercanías de La Cocha) vinculada a círculos eclesiásticos. Al igual que otros militantes de la zona, ambos estaban en situación de clandestinidad por lo que se quedaron en Tucumán, refugiados en la zona de Los Gutiérrez y después en Los Porceles, mientras trabajaban en un criadero de pollos. Para la navidad de 1972 ya había nacido su primer hijo, Fernando, nombrado así en homenaje a Vaca Narvaja quien, junto a su compañera Susana Lesgart, había vivido con ellos. En 1973 se casaron y a fines de ese año llegó Ricardito, su segundo hijo. En este período la militancia de Nadalich fue en aumento: organizando reuniones y jornadas, y trabajando con obreros y zafreros. “En ese tiempo lo conocí a Hugo Medina y su compañera”, recuerda Pola (en Borsatti, 2006, p. 60).
Ricardo y su familia vivían en la localidad tucumana de La Banda del Río Salí. Junto con otros compañeros, emprendió un viaje a la localidad de Ezeiza, en la Provincia de Buenos Aires, en ocasión del regreso del exilio del expresidente Juan Domingo Perón en junio de 1973. Al regresar fueron detenidos y encarcelados, pero las denuncias de la Juventud Peronista y algunos partidos políticos, sumadas a la Ley de Amnistía, produjeron su liberación. La violencia política en el país iba en aumento y debían estar huyendo constantemente de la policía, resguardándose en zonas como la del Ingenio La Florida donde fueron amparados por zafreros colaboradores.
Si bien en este momento tenía lugar el mayor desarrollo de la organización guerrillera en Tucumán, Nadalich y su familia no podían quedarse en la provincia. Su imagen ya recorría los diarios y su domicilio había sido visitado por hombres armados mientras él no estaba. Entonces partieron hacia la provincia de Salta, inicialmente a la ciudad de Orán, luego a la capital provincial y posteriormente a la localidad de Alemanía, donde emprendieron el cultivo de papas en una finca perteneciente a Montoneros.
Desde mediados de 1974, con el fallecimiento del presidente Perón y la asunción de la hasta entonces vicepresidenta Estela Martínez, la represión hacia la organización guerrillera fue en aumento. Tras un prorrogado tiempo de cultivo y militancia, su resguardo llevó a Ricardo y a su familia hacia la ciudad de Corrientes antes del golpe de Estado de marzo de 1976. Allí vivían en un pequeño departamento y prosiguieron su militancia mientras Nadalich trabajaba repartiendo sodas y otras bebidas en una camioneta.
En Corrientes, Ricardo se reunía comúnmente con Pepe González, un ex integrante del MRAC. Pese a estar instalado en aquella ciudad, su militancia activa se extendía también al Chaco, tanto en la capital como en el interior. Allí se encontró varias veces con Remo Vénica, dirigente de las Ligas Agrarias del Chaco que estaba escondido en el monte debido a la persecución recrudecida con el golpe de Estado.
Un domingo de octubre de 1976, la familia concurriría a una pescadería a almorzar. Mientras Pola bañaba y preparaba a los hijos, Ricardo se dirigió a una reunión de la que no regresó. Ella recuerda:
“Yo nunca preguntaba a dónde iba, estábamos acostumbrados […] teníamos códigos de seguridad muy estrictos, él salía para volver, de lo contrario me lo decía. La noche anterior me había dicho que había caído gente conocida de él: ¡esto está cantado, hay contactos cantados! Cuando se durmieron los chicos me dice: pensar que no los voy a ver crecer…”. (Borsatti, p. 63).
Nadalich habría estado reunido en una capilla en construcción con la anuencia del sacerdote cuando habrían sido rodeados y asesinados por la policía y el ejército. Su cuerpo nunca fue hallado. Pola no regresó a su domicilio y luego comprobó que había sido saqueado. La camioneta de reparto fue secuestrada y se encontraba estacionada en la Jefatura de Policía de Corrientes con disparos y rotura de parabrisas. Pola pudo escapar de la provincia con sus pequeños hijos con la ayuda de Pepe González y su familia.
La trayectoria de Nadalich es la del paso de un militante eclesiástico a la guerrilla: compenetración con la realidad, decepción con las prácticas llevadas a cabo, adopción del peronismo, salida de las redes institucionales del catolicismo y paso a la acción insurreccional. Su final es, ni más ni menos, el de miles de detenidos-desaparecidos por el terrorismo de Estado.
Obra
Bibliográfica
- “¿Cómo está el agro? Situación económico social”. Siguiendo la huella nº 87 (Buenos Aires, 1966).
- “La unión hace la fuerza”. Siguiendo la huella nº 90 (Buenos Aires, 1966).
- “Hacia un ver más profundo”. Boletín del dirigente nº 2 (Buenos Aires, 1967).
- “Algo para pensar”. Boletín del dirigente nº 7 (Buenos Aires, 1968).
- “Renovación del equipo nacional”. Siguiendo la huella nº 111 (Buenos Aires, 1968-1969).
- “La Conferencia Latinoamericana”. Boletín del dirigente rural nº 1 (Buenos Aires, 1969).
- “Algunas reflexiones en nuestro movimiento y en nuestro método de formación”. Boletín del dirigente nº 5 (Buenos Aires, 1969)
- “El movimiento y la historia”. Siguiendo la huella nº 112 (Buenos Aires, 1969).
Cómo citar esta entrada: Machuca, Darío Agustín (2022), “Nadalich, Ricardo”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org