ARACUYÚ, Félix Cantalicio (apodo: El Mestizo Aracuyú) (Belén, Departamento Concepción, Paraguay, sin fecha conocida de nacimiento – Lugar de muerte desconocida, c. 1982).
Pintor anarquista, líder sindical paraguayo durante las primeras décadas del siglo XX. También se le conoce participación en Posadas, Territorio Nacional de Misiones, Argentina.
Félix Cantalicio Aracuyú era oriundo de Belén, una pequeña localidad cercana a la ciudad de Concepción, en la región del Alto Paraguay. Hijo de una nativa guaraní y un afroamericano, cursó la primaria en la parroquia del pueblo y de niño fue monaguillo. Siendo un joven se trasladó a Asunción donde comenzó a trabajar como pintor y también realizó todo tipo de tareas para ganarse el sustento, incluso cultivaba en su quinta y vendía los excedentes en el mercado de la capital.
Inició su actividad gremial a principios del siglo XX concurriendo a los mitines obreros y luego integrando, junto a Ignacio Núñez Soler, la Sociedad de Resistencia Pintores Unidos, fundada en 1913. En agosto de 1916 Aracuyú participó, en nombre de este sindicato de orientación anarquista, de la fundación del Centro Obrero Regional Paraguayo (CORP) en la ciudad capital de Asunción, llegando a crear en pocos años filiales en distintas ciudades del país.
El Mestizo Aracuyú, como se lo conoció, se destacó por su carisma y calidad de orador, muy respetado por sus pares. Cuando tomaba la palabra en la tribuna lo hacía en idioma guaraní y en castellano. En los actos sobresalía entre la multitud por su altura y delgadez, y también por su elegancia, vestido con el mismo traje que reservaba especialmente para esas ocasiones.
Debido a su liderazgo, fue perseguido reiteradas veces por las autoridades de su país. El escritor paraguayo Charles Da Ponte asegura que estuvo confinado en Bahía Negra, en el Chaco paraguayo, y luego de ser liberado llegó a Villa Encarnación, frente a la costa argentina del Río Paraná. Da Ponte reconstruyó parte de su vida basándose en el libro de Fernando Quesada titulado 1931: La toma de Encarnación (1985). En 1921, Aracuyú fue designado por los trabajadores de la ciudad de Concepción para integrar el Consejo Federal del Centro Obrero Regional del Paraguay (CORP), en su representación. El hecho de su nombramiento fue informado el 1° de noviembre por el periódico Renovación (Asunción), publicación quincenal editada en Asunción por la CORP de orientación comunista-federalista.
En enero de 1924 tuvo lugar una importante huelga de tranviarios en Asunción y el gobierno nacional llevó adelante una fuerte represión. La policía y parte del ejército asaltaron locales obreros y arrestaron a importantes dirigentes, especialmente a los anarquistas. Varios detenidos fueron llevados al norte del territorio para deportarlos a Puerto Martiñho, en Brasil. Entre ellos estaba Aracuyú, traído desde Encarnación. La noticia llegó a oídos de los libertarios en Argentina y fue publicada en las páginas del diario La Protesta el 21 de febrero de ese año. Abandonados a su suerte, el grupo completo, liderado por Aracuyú, logró regresar a Paraguay y llegar a Encarnación. Según Quesada, habían recorrido guiados por Cantalicio, el mejor conocedor de territorio, más de mil trescientos kilómetros a pie en medio de la selva, alimentándose de frutos y cazando en el camino. Según el testimonio de su compañero Naboulet, “a pie, antes de cuarenta días de viaje y recorriendo doscientas ochenta leguas, Aracuyú llegó a Encarnación, fresco y valiente como cuando lo arriaron los milicos” (Naboulet, 1932). Fábula o realidad, lo cierto es que no es el único relato de este tipo de hazañas encontradas en la historia de ese país.
A partir de entonces “El Mestizo” anarquista se radicó en Villa Encarnación, donde se convirtió en un cuadro destacado del movimiento obrero organizado local. Esto le permitió entrar en contacto y entablar relaciones con los trabajadores de Posadas, capital del Territorio Nacional de Misiones. Una enfrente de la otra, las dos ciudades portuarias habían nacido al calor de la actividad fluvial y comercial, pero sobre todo, constituían un importante centro de reclutamiento de mano de obra destinada a los yerbales. Allí se “conchababa” el mensú. El movimiento de gente era constante y cotidiano, lo que demostraba la fuerte integración existente de un lado y el otro del río Paraná.
El 1° de Mayo de 1926 se organizó una importante jornada por el día del trabajador, llevada adelante de forma coordinada por los obreros de ambas localidades. Contó con la presencia del delegado de la Unión Sindical Argentina (USA) y de la Federación Obrera Marítima (FOM), el español Carlos Martínez, enviado para ayudar en la reorganización de la Federación Obreros Unidos (FOU), central que agrupaba a los trabajadores de Posadas. Las circunstancias del viaje fueron luego relatadas por el propio Martínez en un artículo escrito para el semanario Bandera Proletaria (Buenos Aires, 1922-1930) y publicado el 5 de junio. El acto en Encarnación fue encabezado por los dos sindicatos más importantes, el Centro Obrero Regional, bajo la conducción de Aracuyú, y la Liga de Obreros Marítimos, dirigida por Tomás Jara. Ambos anarquistas lideraron la manifestación por la calles y junto a Martínez fueron los oradores principales. Félix Cantalicio dio un discurso donde se refirió a asuntos locales. Por la tarde, la comitiva se dirigió a la capital misionera para participar de un gran mitin que congregó a unas 3.500 personas. El 21 de mayo, Aracuyú participó de una nueva asamblea obrera en Posadas. Se encargó de cerrar el acto con un discurso donde “exhortó a los obreros a instruirse para poder lograr su emancipación, tanto material como moral”, según transcribió el delegado marítimo que había viajado desde Buenos Aires. Según el testimonio de Ciriaco Duarte, fue Aracuyú quien lo inició en la literatura anarquista.
Exactamente un año después, formó parte de las manifestaciones por Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, así como por Eusebio Mañasco, el líder obrero también de origen paraguayo que había encabezado las huelgas yerbateras de 1920 y 1921 en San Ignacio, Misiones. Mañasco se encontraba en prisión cumpliendo una sentencia a cadena perpetua, condenado por la justicia como autor intelectual del asesinato del colono e inventor Allan Stevenson. Al igual que los dos anarquistas italianos detenidos en Estados Unidos, su causa era considerada una injusticia por los trabajadores. En 1927, varios mitines se realizaron simultáneamente en Argentina y Paraguay
y coincidieron con la conmemoración por el 1° de Mayo. Aracuyú intervino activamente en los actos junto a los camaradas Tomás Jara y Marcos Kanner. Al tomar la palabra, “Su larga y brillante conferencia pronunciada en guaraní entusiasmó a los trabajadores presentes”, detalló el corresponsal de Bandera Proletaria, que publicó una reseña el 28 de mayo de ese año.
Cuando sucede la famosa toma de Encarnación en 1931, allí también anduvo metido el mestizo anarquista. El alzamiento estuvo liderado por un grupo de unos 80 revolucionarios anarco-comunistas, entre los que se encontraban Obdulio Barthe, Oscar Creydt, Ciriaco Duarte, Marcos Kanner, Ramón Durán, Humberto Amábile, Aurelio Alcaraz , José Domínguez, Juan Verdi, Tomás Mayol, Ignacio Más, Juan Pablo Cuéllar, León Naboulet, Victorio Canavesse y el propio Aracuyú. Inspirados en las ideas libertarias y en la experiencia de la Comuna de París de 1871, el proyecto era crear la primera república comunera de América. Luego de ocupar el cuartel de la Subprefectura del Puerto, la Aduana y la estación del ferrocarril, el grupo revolucionario procedió a desconocer “toda autoridad del gobierno capitalista actual”. Según el testimonio de Obdulio Barthe, el Consejo Militar Revolucionario estuvo integrado por Duarte, Alcaraz, Aracuyú y el propio Barthe. La acción llevada a cabo el 20 de febrero formaba parte de un plan de acciones conjuntas para provocar un levantamiento en todo el país, haciéndose del control de las principales ciudades (Asunción, Concepción y Villarrica). Sin embargo, la insurrección fracasó por falta de coordinación y problemas de comunicación. Solo tuvo éxito en Encarnación, cuya toma duró tan sólo 16 horas.
El gobierno nacional envió tropas del ejército para sofocar el movimiento y los principales cabecillas debieron huir en el vapor “Bell” y en la chata “Esperanza”, que remontaron el Alto Paraná rumbo a Foz de Iguazú, Brasil. Félix Cantalicio no pudo escapar con otro grupo de compañeros porque “recibió un tiro en la nuca, que le salió por la boca, arrancándole varios dientes” (Quesada, 1985). A pesar de que la herida se le infectó, afortunadamente logró sobrevivir, pero terminó apresado junto a otros 17 insurgentes. Luego de pasar tres días preso, fue embarcado con sus compañeros río arriba por el Paraná en el buque “Tacuarí”, con destino incierto. Los detenidos fueron atados en pares entre sí con alambres y maltratados. Aracuyú, que había perdido mucha sangre, se encontraba afiebrado y convalesciente. Cuando todo indicaba que sería fusilado junto al resto, se lo regresó a Encarnación. Allí permaneció en prisión hasta que lo trasladaron a Asunción, donde estuvo encerrado un tiempo más. El 4 de junio de 1931, las autoridades lo liberaron para deportarlo en tren a Posadas, Argentina. El propio Aracuyú relató las vicisitudes de su prisión y su destierro al periodista León Naboulet, que las registró en forma literal en su folleto “El primer amago de tendencia anarquista en el Paraguay. La toma de Encarnación” (1932).
Al año siguiente se realizaron seis conferencias de carácter obrero en distintos barrios de la capital del territorio de Misiones. Esto ocurrió a mediados de noviembre de 1932, bajo el auspicio de la Sociedad de Resistencia de Oficios Varios, en colaboración con la Agrupación Anarquista de Propaganda. Se repartieron folletos de divulgación con la intensión de propagar los principios de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) y formar organizaciones obreras revolucionarias, en medio de la fuerte reacción estatal iniciada con el golpe militar de 1930. Aracuyú estuvo entre los oradores del último acto, llevado a cabo en el centro de la ciudad que congregó a más de 500 personas. Cuenta La Protesta del 14 de diciembre que se dirigió a los concurrentes hablándoles en guaraní como era su costumbre hacerlo, y no defraudó con su discurso, que contó con la simpatía y el entusiasmo de los asistentes.
Durante un debate en el Segundo Congreso Anarquista Regional realizado en la ciudad de Rosario en septiembre de 1932, el delegado por el Centro Eliseo Reclús de Posadas, Pedro Martínez, citó una frase de Aracuyú dicha en alguna otra conferencia previa, reproducida en La Protesta del 12 de octubre del mismo año. Dice así: “la burguesía quedará agarrada por la cola como el mono, después de la revolución y que una vez muerta va a haber que subir a bajarla todavía”. Estas palabras permiten conocer algo más sobre un pensamiento oral, que rara vez dejaba huellas escritas.
Si bien Félix Cantalicio siguió con su labor sindical desde su exilio en territorio argentino, esta situación no duró mucho tiempo. El 27 de marzo de 1933 La Protesta denunciaba una ola represiva en el interior del país. El anarquista paraguayo se hallaba preso e incomunicado hacía 42 días junto a otros dos compañeros en el Departamento de Policía de Posadas. El Comité de Relaciones Anarquistas de Resistencia, Chaco, intentó trasladarlos a Buenos Aires pero el pedido fue negado por el Ministro del Interior. A partir de entonces se le perdió el rastro a Aracuyú, aunque continuó luchando por la causa libertaria hasta su fallecimiento en la década de 1980, como lo asegura un texto reciente publicado en el sitio de Facebook de la FORP. Quesada señalaba en 1985 que había fallecido “hace pocos años”. Andrew Nickson estimaba la fecha de muerte en torno al año 1982. Da Ponte, por el contrario, afirma que habría muerto a principios de los años setenta.
Naboluet lo describió del siguiente modo: “Es un negro paraguayo, alto, ágil y sufrido. Se dice indio puro, desde la médula al apellido, aunque tiene el pelo crespo y los dientes níveos…” (Naboluet, 1932). En algunas fuentes su apellido aparece transcripto como Aracayú.
Su compañero de ideas y de formación, el artista plástico Ignacio Núñez Soler, incluyó su retrato en la serie Mis personajes (1969), junto a Rafael Barret y otras figuras del sindicalismo y anarquismo paraguayo. En un texto en que explica en sentido de esta obra, Núñez Soler anota: “Cantalicio Aracuyú (pintor concepcionero, idealista, se formó conmigo)”.
Cómo citar esta entrada: Margarucci, Ivanna y Schroeder, Diego (2022), “Aracuyú, Cantalicio”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org