MESSINA, Raquel

Hija de los inmigrantes italianos Antonio Messina y Antonia Angelinetti, jornaleros afinados en el pueblo rural de Ranchos, Partido de General Paz ubicado al Noreste de la Provincia de Buenos Aires, a unos 120 km de la ciudad de Buenos Aires y unos 85 km de La Plata.

Raquel fue bautizada el 31 de octubre de 1872 en la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar de Ranchos con el nombre de “Raquela”. Fue la segunda de cuatro hermanos nacidos en Argentina: Luis (c. 1870), Raquel (1872), Claudio (c. 1875), y Marcial P. (c. 1877). Según el Censo de población argentino de 1895, los tres hermanos varones trabajaban como jornaleros.

Raquel se graduó de maestra en la Escuela Normal nº 1 de La Plata y se radicó en Jeppener, pueblo del departamento de Cnel. Brandsen, en la Pcia. de Buenos Aires. A pesar de vivir en un pueblo rural periférico respecto de la capital argentina, epicentro de la vida política e intelectual nacional, Raquel Messina alcanzó reconocimiento público colaborando desde Jeppener a partir del año 1898 y a lo latgo de la primera década del siglo XX en la prensa socialista, sobre todo en el semanario La Vanguardia (fundado en 1894) y en el Almanaque Socialista de La Vanguardia (Buenos Aires, 1899-1909).

Marcial P. Messina se instaló con su hermana mayor en Jeppener, solicitando su ingreso directo al Partido Socialista en febrero de 1901.

En junio de 1898, respondiendo a una exhortación de la socialista italiana Emilia Alcioti publicada en La Vanguardia, Messina escribe en esas mismas páginas: “Ya era tiempo que también aquí, a imitación de otras naciones, las mujeres que se preocupan de su situación meditaran sobre ella y propendieran, por todos los medios posibles, a tratar de mejorarla, uniéndose y formando sus centros, genuinamente femeninos, adheridos al Partido Socialista, o bien inscribiéndose en los centros de sus respectivas parroquias. Si las mujeres, al par que los hombres, sufrimos las tiranías, los vejámenes y humillaciones de parte de los poderosos, tal vez en un grado mayor que ellos, justo es que también nosotros nos unamos y adhiramos a los socialistas, que son los únicos que se preocupan por mejorar nuestra situación y la de ellos”.

A la voz de Messina se suma Lola P. de Bevacqua y después Escolástica Remses y María Moyano. Messina vuelve a dirigir una carta al órgano socialista a fines de julio para saludar a las mujeres que se han pronunciado a favor de la creación de un Centro Socialista Femenino (CSF).

El llamado se concretará cuatro años después: el 19 de abril de 1902 está entre las fundadoras del Centro Socialista Femenino de Buenos Aires (1902-1916), junto a otras precursoras del feminismo socialista como las hermanas Adela, Mariana y Fenia Chertkoff, Gabriela Lapèrriere de Coni, Justa Burgos Meyer, Teresa Mauli y Raquel Camaña. Pocas semanas después exponía los objetivos y características del CSF desde las páginas de La Vanguardia, con la esperanza de que la iniciativa nacida de “un núcleo de mujeres cultas y de ideas avanzadas de la Capital” fuese “imitado por esa multitud de obreras que aún permanecen desunidas y resignadas a su suerte” (“La Mujer y el Socialismo”, en: La Vanguardia n° 22, Buenos Aires, 31/5/1902, p. 1). 

El CSF hizo campañas a favor del sufragio femenino, la igualdad de derechos civiles y jurídicos entre el hombre y la mujer, el divorcio, la supresión de la discriminación de los “hijos naturales”, la educación laica, etc. Así, encontramos en 1903 a Raquel Messina, junto a Gabriela Laperrière y Fenia Chertkoff, buscando apoyos para el proyecto de ley de divorcio presentado por el diputado Carlos Olivera y años después haciendo campaña contra la carestía de la vida a través de distintas conferencias, desarrolladas hacia 1914. 

En el Almanaque Socialista de La Vanguardia (Buenos Aires, 1899-1909) aparecen sus artículos “Derechos de la mujer” (1899), “Educación del Pueblo” (1901), “Educación de la mujer” (1903), “Necesidad de la organización obrera” (1903), “La infancia abandonada” (1905), “Socialismo” (1906) y “Educación laica” (1907). En el artículo “Necesidad de la organización obrera”, fechada en Jeppener el 14 de octubre de 1903), se refiere al reciente triunfo de la socialdemocracia alemana en las urnas como ejemplo a seguir desde la Argentina, en oposición al personalismo y el individualismo, a través de la organización en partido de clase que permita superar la triste condición de los trabajadores en el país (Almanaque socialista de “La Vanguardia” para 1904, Buenos Aires, Imprenta de Luis Veggia, 1903, pp. 78-79). En la nota “La infancia abandonada” (Almanaque socialista de “La Vanguardia” para 1905, Imprenta de Luis Veggia, Buenos Aires, 1904, pp. 54-55) denuncia la responsabilidad de la organización social en la situación de desprotección de muchos niños abandonados e indigentes. En el número especial de La Vanguardia del 1° de Mayo de 1906 escribió una nota donde recapituló la labor del Centro Socialista Femenino. En el artículo “Educación laica” denuncia el avance del clero en escuelas del Estado en la Pcia. de Buenos Aires (Almanaque socialista de “La Vanguardia” 1907, Imprenta Lotito y Barberis, Buenos Aires, 1906, pp. 61-63).

Messina fue vocal de la “Comisión Femenina de Propaganda” del Congreso Universal del Libre Pensamiento reunido en Buenos Aires del 20 al 23 de setiembre de 1906. Fue asimismo una de las participantes del Congreso Femenino Internacional reunido en Buenos Aires, del 18 al 23 de mayo de 1910, organizado por la Asociación Universitarias Argentinas, presidida entonces por Petrona Eyle. Los trabajos preliminares comenzaron dos años antes, a cargo de una comisión que, presidida por la doctora Eyle, contó entre sus miembros a distinguidas médicas, educadoras, escritoras y activistas del movimiento feminista, entre las que se pueden mencionar a Julieta Lanteri, autora de la iniciativa de organizar el congreso de 1910 y secretaria de la citada comisión. Además, fueron convocadas Sara Justo, Irma Vertúa, Cecilia Grierson, Ada Elflein, Alicia Moreau, Fenia Cherkoff y las doctoras Leonor Martínez Bisso y María Teresa Martínez Bisso, entre otras. Messina, que figura en el programa como representante de la Provincia de Bueno Aires, presentó un trabajo en la Comisión de Derecho titulado “Sufragio universal para ambos sexos”. Señaló entonces que como afiliada al Centro Socialista Femenino tenía el deber aportar su “modesto concurso a este Congreso”. Comienza su intervención saludando en nombre “de la mujer del pueblo que piensa y trabaja”. Y defiende en ese espacio Congreso “el sufragio universal para ambos sexos, porque consideramos que es una anomalía y una injusticia en los tiempos de evolución y de progreso en que vivimos, que mientras el hombre, con raras excepciones, goza del derecho de sufragio, la mujer se ve privada de él y sujeta aun a todo ese cúmulo de incapacidades injustificadas y absurdas que las costumbres y las leyes, desde tiempo inmemorial han hecho pesar siempre sobre la entidad moral de la mujer, deprimiéndola en su condición de ser consciente y pensante, desde que se la coloca al nivel del incapaz”.

Su nombre aparece en la nómina de personalidades que adhieren al Congreso Nacional del Niño, a realizarse en Buenos Aires en mayo de 1913, que presidió Julieta Lanteri. Según el testimonio de Fenia Chertkoff, hacia 1914 Raquel Messina participó de la campaña del Centro Socialista Femenino contra la carestía de la vida dictando diversas conferencias. Colaboró asimismo en Vida Socialista (Madrid, 1910-1914) y en Humanidad Nueva (Buenos Aires, 1910-1919).

Sus rastros se pierden en la prensa socialista en años posteriores.