COLEDESKY, Dora Ida (seudónimo: Estela) (Buenos Aires, Argentina, 21/6/1928 – Ituzaingó, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 17/8/2009).
Abogada laboralista argentina, militante del trotskismo posadista, promotora de la campaña a favor de la despenalización y la legalización del aborto.
Hija de Julio Coledesky, corredor de libros de la empresa editorial Espasa Calpe, y de Guillermina Ester Vaingortin, que había sido empleada en la empresa Singer hasta que se casó y desde entonces se desempeñó como ama de casa. El matrimonio tuvo cuatro hijas mujeres. Dora tiene siete años cuando la empresa le asigna al padre una nueva sucursal en Rosario y toda la familia lo acompaña. Siete años después el padre consigue otra oportunidad laboral en la ciudad de Tucumán, y una vez más se traslada toda la familia con él. Concluidos los estudios secundarios en el Liceo, Dora ingresa a la Facultad de Derecho de la Universidad de Tucumán, de donde egresa en 1950 con el título de abogada.
Sus padres estaban suscriptos al periódico socialista La Vanguardia y al semanario antifascista Argentina Libre, que llegaban desde Buenos Aires, y que Dora “devoraba” durante su adolescencia. Impactaron fuertemente sobre el matrimonio y también sobre las hijas los acontecimientos de la Guerra civil española. De modo que Dora se inició en la militancia política en la Federación Socialista Tucumana cuando estaba concluyendo el bachillerato. En la Federación de Estudiantes Secundarios conoció a Ángel Fanjul, un joven estudiante de derecho que defendía por entonces posiciones trotskistas. Comenzó allí una relación que duraría toda sus vidas. Se casaron cuando ella tenía 24 años.
Ingresa a mediados de la década de 1940 al Partido Socialista, siguiendo la perspectiva “entrista” que poco tiempo antes había iniciado el Movimiento Obrero Revolucionario (MOR), un grupo de orientación trotskista en el que ya militaba Ángel, y que estaba liderado por el abogado tucumano Esteban Rey, integrado entre otros, por Francisco Cuenya y Mauricio Kirchbaun. Los entristas fueron expulsados en 1946.
Rey viaja a Buenos Aires, donde recluta para su grupo a una serie de jóvenes disidentes del socialismo porteño, como Adolfo Gilly, Guillermo Almeyra, Carlos Lesca, Mabel Itzcovich y Julia “Chiquita” Constenla. Un año después, siendo asesor legal de la Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera (FOTIA), Rey se convierte en uno de los principales inspiradores de la huelga azucarera de 1949. El presidente Juan D. Perón lo denuncia, con nombre y apellido, por la cadena de radiodifusión, y es detenido durante dos meses en la cárcel de Villa Devoto.
En 1951, unos meses después de que egresaran con sus títulos de abogados, Ángel Fanjul y Dora Coledesky se instalan en la ciudad de Buenos Aires. Disuelto el MOR, la mayor parte del grupo de Rey se integra en 1953 en el Partido Socialista de la Revolución Nacional (PSRN) que inspira Enrique Dickmann, pero Ángel y Dora se incorporan al Grupo Obrero Marxista (GOM), de inspiración trotskista, que lideraba Nahuel Moreno. Sin embargo, permanecen poco tiempo en el GOM, para integrarse enseguida a la formación trotskista rival, el Grupo Cuarta Internacional (GCI), que lidera J. Posadas y edita el periódico Voz Proletaria.
Ambos grupos sostienen posiciones encontradas respecto del gobierno peronista. Posadas lo entiende como “un gobierno de la burguesía nacional industrial”, destacando la importancia de la organización obrera en los sindicatos industriales de masas y en la Confederación General del Trabajo (CGT), mientras que el GOM de Moreno lo define como un régimen “semitotalitario”, incapaz de afectar los intereses del imperialismo inglés. Además, en la disputa por el reconocimiento como sección de la Cuarta Internacional, Posadas califica al GOM como un grupo sectario que no comprende la dimensión nacional antiimperialista del peronismo, mientras que Moreno califica entonces al GCI como “agente ideológico del peronismo”. Finalmente, el IIIer congreso mundial de la Cuarta Internacional (agosto de 1951) reconocerá al GCI como la sección argentina de la Cuarta Internacional. Además, establece que el grupo morenista debe incorporarse al GCI, a lo que el GOM se resiste. Desde entonces Posadas integrará la dirección del Secretariado Internacional de la Cuarta Internacional y se mantendrá estrechamente vinculado a las posiciones de Michel Pablo (Michel Raptis), que subrayan la importancia de los movimientos anticoloniales en la revolución mundial.
Así como cada uno de los militantes posadistas era conocido por un seudónimo (Homero Cistalli fue J. Posadas, el periodista Adolfo Gillly fue Héctor Lucero o Esteban Molina, Guillermo Almeyra fue Ferrero o Manuel, el tornero Dante Minazzoli fue Arroyo o José, Raúl Premat fue Rivas, el metalúrgico José Lungarzo fue Losada o Juan, el metalúrgico Edgar Canevari era Fernando, Pedro Stilman fue Emilio Pratti, el textil Roque Moyano fue Giménez o El Negro, el metalúrgico Roberto Muñiz fue Puentes o Rogelio, el textil Oscar Fernández fue Hugo Villa), Ángel Fanjul fue Heredia y Dora Coledesky fue Estela. Durante los años 1950 y 1960 fueron sumándose otros militantes como Daniel Malach, Alberto J. Pla (Llanos) y Hugo Moreno (Hugo Sacchi).
El POR realiza una intensa actividad sindical y política, y llega a obtener respetables resultados electorales postulando candidaturas obreras en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Paralelamente, Posadas promueve desde el POR argentino la incorporación o la creación de partidos afines en América Latina —el POR boliviano, el POR brasileño, el POR cubano, el POR mexicano, etc.—, encuadrándolos en el Buró Latinoamericano (BLA) de la IVª Internacional, organismo que dirige desde su formación. En 1954 aparece en Montevideo su órgano teórico-político, la Revista Marxista Latinoamericana (1954-1974).
Siguendo la táctica de la “proletarización” de los cuadros, Dora ingresó como obrera a la fábrica textil “La Bernalesa”, que reunía 5000 trabajadoras en un gran predio de la localidad bonaerense de Quilmes, y luego pasó a otra fábrica más pequeña, donde sus compañeras la propusieron como delegada. En total, su experiencia de proletarizacón se extendió por dos años y medio. En 1952 nació su Ángel Francisco Fanjul, apodado Paco (que se recibirá de abogado, y morirá en un accidente en Buenos Aires en enero de 2005).
En 1954, en las postrimerías del segundo gobierno peronista, el GCI pasará a llamarse Partido Obrero Revolucionario-trotskista (POR-T) y años después, simplemente, Partido Obrero-trotskista (PO-T). A partir de entonces se pronunciará —siguiendo los lineamientos de León Trotsky— por la formación de “un partido obrero basado en los sindicatos”.
Ángel estaba a cargo de la redacción del periódico Voz Proletaria, que Dora y sus compañeros de militancia trotskista voceban y vendían en las calles de Villa Castellino, en el conurbano bonaerense. Dora también colaboró con artículos, que normalmente aparecían sin firma. En una entrevista realizada por el autor en el año 2007, Dora recordaba que tras el golpe militar de 1955, Voz Proletaria salió con un titular que decía “Perón se fue porque no quiso movilizar a las masas”. A propósito Dora señaló que “En esos momentos de desorientación la burocracia se esconde y nosotros realizamos una enorme asamblea en Avellaneda donde funcionábamos peronistas, trotskistas y comunistas”. Sufrió prisión durante un mes en una cárcel de La Plata.
Posadas buscará estrechar lazos entre su corriente y los movimientos revolucionarios del continente, planteando la perspectiva de exigir demandas revolucionarias capaces de exceder a las direcciones de los movimientos nacionalistas burgueses, buscando el apoyo y la radicalización de sus bases obreras y campesinas. Es así que enviará militantes desde la Argentina y viajará personalmente a varios países del llamado “Tercer Mundo”, como a Bolivia en ocasión de la revolución de 1952, a Cuba en 1960 y a Guatemala en 1965. También envió en 1959 militantes a Marruecos que colaboraron en la fabricación de armas para la Revolución argelina.
Las posturas de la tendencia de Posadas en Cuba habían alcanzado amplio conocimiento público cuando los militantes del POR Cubano (entre los que activaban otros dos argentinos: Adolfo Gilly y José Lungarzo) lanzaron en La Habana en 1959 el periódico Voz Proletaria. Desde 1962 sostienen que el Che Guevara expresaría el “ala izquierda” del proceso revolucionario cubano, por oposición al “ala derecha” que representarían los viejos miembros del PSP (ex-comunistas). Acusados de “provocación” por el gobierno de la Revolución, los trotskistas del POR cubano son reiteradamente perseguidos y encarcelados, mientras que los argentinos deportados.
Posadas viaja a Guatemala a comienzos de 1965 como parte del apoyo que brindaba el POR mexicano a la guerrilla del Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre (MR-13) que lidera el Comandante Marco Antonio Yon Sosa. Pero sus declaraciones de fines de 1965 acusando a Fidel Castro de encubrir el supuesto “asesinato” del Che Guevara en Cuba, agudizaron aún más la confrontación entre la dirección cubana y el trotskismo posadista. Castro atacó duramente a esta corriente en su discurso de la Tricontinental (enero de 1966), lo que precipitó la salida de los trotskistas mexicanos del MR-13. Al mismo tiempo, el movimiento guerrillero guatemalteco sufrió una fuerte represión en marzo de 1966, en la cual mueren también dos trotskistas mexicanos.
En 1961 Michel Pablo, el principal interlocutor de Posadas en la Cuarta Internacional, había sido detenido en Holanda, de modo que desde entonces el vínculo del Buró Latinoamericano con París se vio debilitado. En la Conferencia de abril de 1962 realizada en Montevideo, el Buró Latinoamercano que lideraba Posadas decide escindirse del Secretariado Internacional de la Cuarta Internacional. Cinco años después, en un congreso realizado en 1967, su movimiento se autoproclama como Cuarta Internacional “Posadista” y sus partidos miembros, como el argentino, pasan a denominarse POR “posadista”. Según el testimonio de Guillermo Almeyra:
Posadas, apoyándose en que el Buró Latinoamericano que controlaba, agrupaba las principales fuerzas de la Internacional y en que la sección argentina era la principal cotizante de la misma, creyó entonces poder asumir la dirección de la IV Internacional y rompió con Mandel, Maitan y Frank sin discusión alguna, con el consentimiento unánime e irresponsable de los dirigentes argentinos (Ángel Fanjul, yo mismo y Adolfo Gilly, entre otros). Ni lerdo ni perezoso, creó entonces una “dirección internacional” con su mujer, su hija, su hijo, Alberto Sendic (el hermano de Raúl Sendic, el Tupamaro) y un par de incondicionales. De ese modo, y favorecido por el aporte tecnológico de los grabadores que permitió a los iletrados inmortalizar sus exabruptos, empezó el “posadismo” en abierta y creciente ruptura con la tradición de Trotsky y con la democracia en el partido y el pensamiento marxiano… (Almeyra, pp. 204-205).
Ángel Fanjul está a cargo de Voz Proletaria cuando en agosto de 1968 se produce la invasión soviética a Checoslovaquia. Siguiendo los lineamientos de Posadas, Fanjul publica en el periódico partidario un artículo apoyando la invasión, pero ante la reacción internacional de las izquierdas, Posadas exige una retractación de Fanjul y este se niega argumentando que no había hecho otra cosa que seguir la línea del Partido. Fanjul y Dora son entonces expulsados.
Para entonces, ya fuera del marco de contención política e ideológica que para esta corriente representaba la Cuarta Internacional, se hace visible un creciente proceso de culto a la personalidad del jefe.
El mismo Posadas, aislado en Roma, desde donde rige los destinos de la Internacional “posadista”, comienza a ensayar una serie de curiosas tesis en torno a la emergencia de nuevos Estados Obreros en países como Siria, Yemen del Sur, Malí y Congo Brazaville y de Estados no obreros pero sí Revolucionarios (como Egipto y Libia), así como la idea de una “regeneración parcial” de la Unión Soviética bajo Breznev. Sostiene también por entonces la tesis de la inevitabilidad de una guerra atómica entre los Estados Obreros y el mundo capitalista, guerra que se extendería a la conquista del espacio, llegando a conjeturar que el fenómeno OVNI respondía a señales que enviaban al Planeta Tierra civilizaciones superiores que ya habían evolucionado a la “etapa comunista”. El abnegado trabajo militante de los trotskistas posadistas perdía credibilidad, y el resto de las fuerzas de la izquierda latinoamericana se burlaba nombrando al periódico Voz Proletaria como “Voz Planetaria”.
Ángel y Dora salen del POR posadista conformando un pequeño grupo que toma el nombre de Liga Trotskista – Fracción Bolchevique de la Cuarta Internacional. Durante dos años no integran ninguna formación política, desarrollando tareas como abogados laboralistas.
Hacia 1970 se integran con Milicia Obrera, fracción liderada por Sergio Domec que acababa de romper con el Partido Revolucionario de los Trabajadaores (PRT). Ambos grupos, Milicia Obrera y Liga Trotstkista, van a unificarse, editando la revista Socialismo y Revolución (Buenos Aires, 1971-1973) y constituyendo una nueva corriente que adhiere a la Cuarta Internacional. Reciben entonces la visita en Buenos Aires de dos dirigentes de la Internacional, el francés Sandor (Hubert Krivine) y el italiano Livio Maitán, con los que mantienen una serie de reuniones. Pero en 1973, con la asunción del gobierno de Héctor J. Cámpora sobrevienen diferencias entre los dos líderes de la nueva agrupación, Domec y Fanjul, que terminan en ruptura. El septiembre de 1973, tras el golpe militar en Chile, llega Michel Pablo a Buenos Aires desde Santiago, y mantiene reuniones con Ángel Fanjul y Dora Coledesky.
El grupo es invitado a participar como simpatizante en el Xº Congreso de la Cuarta Internacional a realizarse en febrero de 1974, siendo elegido Ángel Fanjul como delegado. Dora y Ángel viajan a París, donde retoman el contacto con Michel Pablo, el verdadero inspirador de las tesis posadistas de los años ‘50 y ‘60.
La fracción de Ángel Fanjul lanza en 1974 entonces un nuevo órgano, Nuevo Curso (Buenos Aires, 1974). A lo largo de 1975 fueron detenidos y “desaparecidos” algunos militantes y allegados al grupo (como “Rolando”, Raúl Premat y Dardo Zelarayán), por lo que deciden tomar el camino del exilio. Dora y Ángel se exilian en el mes de septiembre de 1976 en París, mientras que su hijo Paco prefirió permanecer en la Argentina. Vivieron en un departamento “HLM” (sigla en francés de Alojamiento de Alquiler Moderado) de la municipalidad de Bagnolet, en la periferia popular de París.
Se incorporan a la Ligue Communiste Revolutionaire (LCR), sección francesa de la Cuarta Internacional, donde forman parte de la Célula latinoamericana y dictan charlas en la Escuela latinoamericana. Además, impulsan con otros camaradas argentinos y franceses una corriente de oposición a la mayoría, llamada T.3 u H y H (por los seudónimos de sus dos líderes, Hoffman [Michel Lequenne] y Heredia [Ángel Fanjul]). A su vez, la T.3 es parte informal de la Tendencia Marxista Revolucionaria Internacional (TMRI) que lideraba Michel Pablo y de la que formaron parte Gilbert Maquis, Michel Lequenne, Denis Berger, así como varios argentinos exiliados que venían del posadismo, como Ángel Fanjul, Dora Coledesky, Hugo Moreno y Guillermo Almeyra.
Con el concurso de otro argentino exiliado en Europa, “Luis Alonso” (el abogado cordobés Martín Federico), Fanjul edita una revista llamada Divergencia (París, 1982-1983), que se opone a la Guerra de las Malvinas y discute con la izquierda que apoya la “causa argentina” en la guerra. Dora y Ángel integran con otros abogados en el exilio el GAEF, “Grupo de abogados en el exilio”, interviniendo en un seminario realizado en el Senado francés en que se denuncia la dictadura argentina, junto a otros exiliados latinoamericanos.
Dora, por su parte, al incorporarse a a la LCR se encontraba de pronto con un trotskismo plenamente integrado en el movimiento feminista francés, con prácticas políticas y cotidianas que contrastaban francamente con las del troskismo posadista. Sus camaradas trotskistas eran parte activa de un poderoso movimiento feminista que apenas un año atrás había conquistado la Ley Veil de despenalización del aborto, y que avanzó en los años siguientes hasta conquistar el derecho de la mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo en los hospitales públicos. Dora formó parte del Grupo de Mujeres Latinoamericanas, interviniendo por primera vez en las asambleas feministas, que siempre recordó como una “gran experiencia”.
“Se hacían reuniones de 500 mujeres, en la universidad de Vincennes, por ejemplo –le contó a Moira Soto–. A una de esas reuniones nos invitaron a las exiliadas para que contásemos lo que sucedía en nuestros países, luego surgió la idea de hacer un grupo de mujeres latinoamericanas que duró bastante tiempo” (Soto, 2008).
Con el triunfo de Raúl Alfonsín en las elecciones de 1983, Fanjul y Dora sostienen en París la propuesta de que unos 400 exiliados alquilaran un avión chárter para regresar colectivamente a Buenos Aires desde París, concidiendo con la asunción del nuevo presidente, pero la idea no alcanzó el necesario consenso. Angel retornó a la Argentina en diciembre de 1983 y Dora en marzo de 1984. Se reinstalaron en Ituzaingó, Provincia de Buenos Aires, reiniciando su profesión de abogados laboralistas. Se integraron al Grupo Nuevo Curso, que desde 1982 sostenía un pequeño núcleo de ex trotskistas-posadistas, como el periodista Carlos Abel Suárez. El grupo editaba un boletín del mismo nombre y una serie de folletos.
Sin embargo, el nombre de Dora Coledesky no alcanzó trascendencia pública en los espacios en los que militó a la sombra de su compañero, sino cuando emprendió tras su retorno a la Argentina una tesonera campaña a favor de la despenalización y la legalización del aborto, siguiendo la experiencia que había conocido en Francia. En marzo de 1988 está entre las fundadoras de la Comisión por el Derecho al Aborto (CDA), sostenida durante más de una década por las enfermeras Alicia Schejter y Rosa Farías, la psicóloga María José Rouco Pérez, la dirigente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora Laura Bonaparte, las abogadas Carmen González y Nadine Osídala, las médicas Alicia Cacopardo, Zulema Palma, Susana Mayol y Silvia Coppola. Dora colaboró en Nuevos aportes sobre el aborto (Buenos Aires, 1989-2007), la revista que publicó la Comisión. A partir de un slogan semejante que utilizaban las feministas italianas, la Comisión lanzó la consigna: “Anticonceptivos para no abortar, Aborto legal para no morir”.
Su activismo en la Comisión la llevó participar desde 1989 en las concentraciones del 8 de Marzo en la Plaza de los Dos Congresos y en los Encuentros de Mujeres, que se realizan anualmente en distintas ciudades de la Argentina desde el año 1986. En el Encuentro Nacional de Mujeres que tuvo lugar en San Bernardo (Provincia de Buenos Aires) en 1990, la Comisión se “autoconvocó” para organizar la primera mesa sobre la problemática del aborto, experiencia que repitió en los años siguientes. A partir de entonces, Dora fue el nervio de una Comisión que elaboraba solicitadas, recolectaba firmas en la calle, repartía volantes en las marchas, vendía sus revistas en las esquinas céntricas de la ciudad, se entrevistaba con diputados, interpelaba a los sindicalistas, organizaba mesas de debate y acudía a los medios de comunicación, así fueran grandes o alternativos.
El 30 de setiembre de 1991 la Comisión organizó un simulacro judicial como performance, el llamado “Juicio Oral y Público al Aborto Clandestino”, donde figuras públicas de entonces como el pastor José De Luca y la diputada radical Florentina Gómez Miranda formaban parte del “tribunal”. En 1992 la Comisión presentó al Congreso Nacional su propio Proyecto de Ley, haciendo en simultáneo un acto en la vereda de la Confitería del Molino. El 27 de septiembre de 1992 aparecía una solicitada impulsada por la Comisión en el diario Página/12 proclamando al 28 de septiembre como “Día de lucha por la despenalización del aborto en Latinoamérica”. El 8 de marzo de 1994 publicaba en el mismo diario una segunda solicitada, en vísperas de la Convención Constituyente. En años posteriores, asesoró a los diputados Alfredo Bravo, Martha Mercader y Luis Zamora para sus respectos proyectos de ley de despenalización del aborto. En mayo de 1999 dora es una de las delegas de la Comisión al Congreso de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) reunido en Mar del Plata, donde alrededor de 8000 delegados apoyaron una moción a favor de la legalización del aborto.
El 8 de marzo del año 2000, aprovechando el clima de disconformidad frente a la reforma laboral presentada al parlamento por el gobierno de Fernando de la Rúa, la Comisión organiza un encuentro con la diputada Marcela Bordenave y los diputados Alfredo Bravo y Héctor Polino en el Anfiteatro del Congreso Nacional. Ante un numeroso público de mujeres, se les entrega a los diputados una extensa carta llamada “Las mujeres reclamamos nuestro derecho a decidir y nuestros derechos laborales”. En diciembre de 2000 la Comisión organizó una mesa de debate bajo el título: “¿El aborto es sólo una cuestión de mujeres”, en la que intervinieron Flavio Rapisardi, Norberto Inda, Ricardo Zambrano y Alejandro Geoffroy Lavalle, provocando intensos debates en el movimiento feminista.
En las asambleas populares de fines del año 2001 y del año 2002 Dora participó en la que se reunía en Parque Centenario, adonde repartió volantes y llevó la voz de la Comisión.
En el Encuentro de Mujeres que tuvo lugar en Rosario en el año 2003, la Comisión confluye con diversos grupos feministas en el Taller de Estrategias para el Derecho al Aborto. Estos grupos (Comisión por el Derecho al Aborto, Foro por los Derechos Reproductivos, Mujeres de Izquierda, entre otros) organizan en mayo de 2004 un Encuentro Nacional en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, que resuelve convocar a una Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito. Dicha campaña se lanza finalmente el 28 de mayo de 2005, con el respaldo de 70 organizaciones de toda la Argentina. Adopta la consigna “Educación sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar, Aborto legal para no morir”, y el pañuelo verde y triangular como símbolo.
La “Campaña” reunió decenas de miles de firmas, ortanizó vigilias, “pañuelazos”, proyectos de ley y múltiples acciones que le fueron dando a la legalización del aborto creciente visibilidad y legitimidad. Dora murió a los 81 años, cinco meses después de que falleciera su compañero Ángel, participando de la Campaña hasta sus últimos días.
Cuando en mayo de 2018 se congregaba una enorme multitud de mujeres para reclamar la sanción de un nuevo Proyecto de Ley de interrupción voluntaria del embarazo, su nieta Rosana Fanjul fue hasta el Congreso con su hija Ximena, de 19 años, emocionada por ser “nieta de aquella bruja que no pudieron quemar”, como escribió en su Facebook. “Gracias abuela por este legado y gracias compas por la fortaleza que transmiten a todxs”.
La Ley Nº 27.610 de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), sancionada finalmente en enero de 2021, fue bautizada informalmente por la militancia del movimiento feminista argentino como la «Ley Dora».
Obra
- “Reseña para compartir”, en el sitio web de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, 3/10/2007, disponible en: http://www.abortolegal.com.ar/historia-de-la-comision-por-el-derecho-al-aborto/
- Dejó inédita una investigación que preparó tras su retorno a la Argentina: “La Intervención de la mujer en la industria en el período 1945-1955”.
- Artículos en Voz Proletaria y en Nuevos aportes sobre el aborto.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2021), “Coledesky, Dora”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en http://diccionario.cedinci.org